Entrevista a Martha Canfield
1. Martha, me comentaste alguna vez que luego de fallecer Michele (Mulas), Eielson estaba ya muy decaído y hubo algo en especial que lo animó bastante.
Cierto. En Italia, con Eielson trabajaba una peruana que le hacía todas las tareas domésticas. Incluso cuando era necesario se quedaba a dormir en su casa. Al final se turnaban ella, el hijo y el sobrino, para no dejarlo solo, o me quedaba yo. Y ella le hacía las compras de la casa. Y lo interesante es que había descubierto un mercado en Milán donde vendían cosas peruanas, entonces ella le hacía los postres con chancaca, le hacía todo lo que le podía renovar sus recuerdos de la cocina peruana, y así fue como el empezó a sentirse un poco mejor y a comer bien otra vez. Claro que, igual, él estaba ya enfermo de cáncer y después de la muerte de Michele se agravó. Sobre todo, dejó de curarse. Parecía muy sereno y estaba siempre muy bien de ánimo, pero no se curaba, no hacía nada. Yo lo había llevado al médico, le habían recomendado que se operara, pero se negó. O sea, todo eso, obviamente, no lo ayudó. Pero antes de enfermarse a él le gustaba mucho cocinar, él cocinaba siempre.
2. Era buen cocinero…
Sí, era un buen cocinero. Cocinaba sobre todo comida peruana.
3. Qué curioso, porque mucho se ha hablado de Eielson alejado de Perú y del amor/odio que le tenía…
Sí, es verdad. Pero yo creo que él conservaba su raíz peruana y sus recuerdos de Lima afectuosos, sobre todo de la gente, sus amigos; eso para él era muy importante.
4. ¿Seguía comunicándose con gente de su generación, con Blanca Varela, por ejemplo?
Sí, como no, claro. Claro que sí, él seguía en contacto con mucha gente de aquí, sí.
5. Porque justo en el libro que acabas de publicar sobre Vargas Llosa y Eielson (Perú frontera del mundo. Eielson y Vargas Llosa: de las raíces al compromiso cosmopolita, Firenze University Press, 2013), se ve a dos peruanos que son muy cosmopolitas pero además tienen un cierto amor/odio por el Perú. Pero en gran medida sus obras tratan sobre el Perú…
Exacto, los dos son muy parecidos en ese aspecto, por eso yo quise llamar al libro Perú frontera del mundo, porque me parece que en los dos se ve que para ellos el Perú no es un lugar encerrado en su provincialismo, no, todo lo contrario. Para ellos el Perú es el lugar donde ellos cultivan sus propias raíces, pero luego se abren al mundo entero. O sea, el Perú les sirve de frontera con el mundo a ambos.
6. Y es curioso que, además, ambos compartan la misma historia paterna…
Claro, eso es terrible. A los dos les pasó lo mismo, les dijeron que su padre se había muerto y no es verdad. No era verdad, era que los habían abandonado; a los dos les pasó lo mismo. Solo que a Vargas Llosa se lo volvieron a imponer todavía siendo más que un niño, mientras que Eielson lo descubrió ya de viejo.
7. ¿Y se sabe algo del padre de Eielson?
Su padre era un americano de origen noruego que había venido a trabajar (al Perú).
8. ¿Eran marinos?
No, él no era marino, él venía por cuestiones que tenía… No sé bien, tendría que verlo. Creo que lo tengo todo escrito. La verdad es que el papá de Eielson me resultó tan antipático, que inconscientemente eso lo leo poco. Pero lo tengo todo porque me hizo una inscripción Olivia (su hermana), lo tengo todo escrito.
9. ¿Y supo ese señor que dejaba un hijo en Perú?
¡Claro que sabía!, cuando él se fue Eielson ya había nacido. Claro que lo conoció, no solo lo conoció, lo reconoció. De hecho, tiene el apellido, está firmado, claro, claro. Y te cuento que él tenía una foto del padre, al lado de la cama donde él dormía, en una mesa, había una repisa al lado con varias fotos, y ahí estaba la foto de su padre.
10. ¿mmm?
Que te digo, esa foto me impresionó. La foto misma, tiene una mirada glacial, horrible, yo no sé cómo le gustaba tener esa foto ahí. En sus sentimientos se sentía acompañado de la figura paterna es impresionante.
11. Y foto de su mamá ¿no tenía?
De su mamá no, absolutamente no. La foto del padre.
12. Parafraseándote en una entrevista que le hiciste a J.E.E: Cuándo digo Eielson ¿qué imagen o sentimiento predomina en ti?
Cuando yo oigo hablar de Eielson lo que siento es una extraordinaria ternura. Digamos que mi relación con él fue de una profunda amistad y yo con él aprendí muchas cosas. Una relación intelectual muy fuerte y muy positiva, y una relación también de afecto. Entonces, repito, él a mí me dio mucho, porque aprendí de él cómo uno puede enfrentar los traumas de la vida con extraordinaria serenidad. Eso creo que fue la enseñanza fundamental que yo recibí de él. Después de muchas otras cosas ¿no?, el rigor, la pasión por el conocimiento, bueno, todo eso. Pero sobre todo cuando pienso en él, te repito, lo más fuerte es esta cosa emotiva, esta ternura.
13. ¿Cuándo fue que conociste a Eielson? Aunque sé que esta ya es historia contada…
En 1982, en Florencia. El profesor Roberto Paoli, un peruanista consolidado, era mi jefe. Había empezado hacía poco como investigadora en la universidad y él era el titular de la cátedra, entonces me dijo: he invitado a un gran poeta peruano para que dé una lectura, se llama Jorge Eduardo Eielson, ¿lo conoces? Y yo nunca lo oí nombrar (risas) entonces para mí era un desconocido, pero cuando lo oí leer sus poemas me quedé fascinada. Entonces ahí, inmediatamente, empezó nuestra amistad. Empezamos a charlar. Y recuerdo que por esa época vivía en Florencia una pintora uruguaya, fui a su casa y nos encontramos nuevamente y quedamos conectados. Empecé a estudiar su obra, luego él me invitó a Cerdeña. La primera entrevista que le hice fue en Cerdeña.
14. ¿En Gardalis?
Sí, Gardalis es una localidad que queda en la provincia de Nuoro, en Cerdeña, y en esa localidad él tenía la casa, con un gran campo alrededor, mucho terreno. Y pasaba incluso un río por ahí. Entonces él pasaba ahí cuatro meses de verano. Él tenía su casa en Milán, pero los cuatro meses de verano los pasaba en Cerdeña. Entonces me invitó el verano siguiente que nos conocimos y yo me fui a Cerdeña y le hice la primera entrevista, que salió publicada en una revista, después empecé poco a poco a traducirlo, publiqué ensayos sobre su poesía. Una vez publiqué un artículo –no sé si esto te lo comenté alguna vez–, publiqué un artículo sobre el símbolo de la silla vacía en la poesía de Eielson, porque él tiene ese tema de la silla vacía. Entonces analizaba eso, que quiere decir la silla vacía. Y bueno, la silla vacía es la ausencia de autoridad, la ausencia de poder es algo que está faltando. Y la asociaba incluso con la silla del cuarto de Van Gogh. Entonces, a él le gustó eso porque me dijo que efectivamente ese cuadro de Van Gogh él lo tenía muy presente. Bueno, un tiempo después él vino a Florencia y siempre se quedaba en un hotel al lado de mi casa y se vino obviamente a cenar a mi casa, y entonces toca el timbre, abro la puerta y se había traído de Milán un cuadro bajo del brazo ¡que era así de grande! (un metro veinte por un metro veinte), y entonces me dice: Mira, este cuadro te lo traje para ti, para que veas que el símbolo de la silla no está solo en mi poesía. Porque este cuadro es uno pintado al óleo, y todas sillas vacías, una al lado de otra, todas vacías, y es de 1978, o sea, mucho antes de conocerlo.
15. Recuerdo una silla vacía con un tarro de leche, en una instalación en Trujillo…
Exacto, esa es una instalación, sí, porque después el tema de la botella de leche era un tema recurrente en él, la botella de leche de Lima. Claro, era la leche de su infancia. Lo llamaban para tomar la leche. Llegaba la leche en esas botellas. Y él evoca eso y repite mucho eso de la botella de leche de Lima, y la leche de Lima es única, no hay otra igual.
16. Regresando a Gardalis, el poema que lleva el mismo nombre me parece un poema totalmente distinto en la obra de Eielson, ¿a ti qué te parece?
Tienes toda la razón. Mira para mí ese poema, te voy a decir, forma parte de la última fase de la producción poética de Eielson, la que empieza a partir de 1998. Él tiene un periodo de varios años donde deja de escribir y de pronto, del 98 en adelante, empieza a escribir de nuevo y lo que escribe es bastante distinto de lo anterior. Creo que eso forma una unidad en la última fase de su poética y es una poesía muy lírica, muy evocativa, muy celebrativa, donde aparece el placer de la vida, o sea la celebración de la vida. Y la vida en todo sentido, o sea, todas las criaturas son igualmente válidas, desde la hormiga que Michele evita de pisar, se va para el otro lado para no pisar a la hormiga, hasta el conejito con el cual juega exactamente Michele, o sea, todo lo que es vital. Porque en eso era muy panteísta, y entonces esa es la poesía que yo quiero recoger en un solo tomo. Y ese poema “Gardalis” forma parte de la última producción de Eielson, que es la menos conocida en Perú y lo considero una obra maestra. Es extraordinario. Ya había muerto Michele cuando lo escribió.
17. Me asombra, porque esa imagen de adentrarse en un bosque oscuro no está muy presente en la obra poética de Eielson…
Mira, si te acuerdas, hay un poema de “Reinos”, de la primera fase de Eielson donde él habla del ciervo herido. Entonces, el ciervo herido regresa en este poema. Dice que sigue al ciervo que va y de pronto se mira, lo sigue a través de la floresta y luego cuando se mira en el agua él es el ciervo, pero también el arroyo, como dice el poema. O sea, es lo que digo, es la unidad de todo lo vital, es una sola cosa, la energía vital unifica a todas las criaturas, que sean humanas o no humanas no interesa, es una sola unidad, entonces yo soy el siervo, pero también el arroyo. Entonces, hay cierto regreso, pero mientras en la primera fase, en Reinos, hay un dramatismo de una escisión entre él y la realidad, una búsqueda de algo que no se encuentra, una trascendencia sufrida y difícil. En la última fase hay esta armonía, ¿te convencí? (risas).
18. ¡Cierto!, la poesía de Eielson se va desnudando y se va volviendo más luminosa y corporal.
¡Exacto!
19. En los primeros poemas todavía es mucho de escudarse en lo griego, y luego es simplemente…
Simplemente Él y la naturaleza.
20. Una pregunta tonta, ¿quizá hubiera estado feliz con el nuevo Papa Francisco?
Ah, seguro, mira ese gesto del Papa de elegir hacer el lavado de pies en una cárcel; y no solamente jóvenes presos, sino también chicas, mujeres, que normalmente quedan fuera, bueno, eso le hubiera fascinado. Porque él tenía la visión del cristianismo como la de este Papa. La visión del cristianismo como misericordia, como piedad, como perdón, como amor del prójimo, esa era la idea de Eielson.
21. ¿Y eso lo aprende de Michele? Porque siempre se refirió de Michele como un guía espiritual…
Sí, él siempre dice eso.
22. ¿Y era así en el día a día?
Yo no quiero decir nada porque (risas) yo creo que eso lo tenía él. Michele era un personaje de una pureza extraordinaria. Así, ¿cómo decir?, tenía una inocencia sustancial como ser humano, pero Michele no era un maestro, obviamente, no era Taisen Deshimaru. No era su maestro, pero era un ser de una inocencia tan evidente que podía haber sido para Eielson una guía en este sentido. Claro, pero eran cosas que él ya tenía adentro, yo creo.
23. Además, este porte de atleta de Michele, ¿no?
¡Ah, sí! era hermosísimo. Muy hermoso, era alto, con un cuerpo musculoso. Bien formado.
24. Pero esta manera de tomar el amor de Eielson era increíble. No recuerdo quién me contó que una vez en casa de Eielson los vio abrazados en un sillón, durmiendo. El amor puro.
(risas) Es verdad.
25. Siempre se refiere (Eielson) a Michele con una gran nostalgia y con agradecimiento, ¿crees que sintió que encontraba una tabla de salvación con él?
Ah, yo lo creo. Antes de Michele él solamente había tenido relaciones muy complicadas, no felices, y con Michele logró la felicidad. Y ellos no sabían vivir el uno sin el otro. Era una relación un poco rara para decir la verdad, porque Michele en determinado momento se casó.
26. ¿En serio, estando con Eielson?
Sí, estuvo con Jorge cuarenta años de su vida. Cuando se conocieron Michele tenía 19 años y Jorge tenía 12 años más que él, o sea tenía 31. Cuando Michele tenía más de 30 conoció a una chica en Cerdeña por la cual perdió la cabeza. Se enamoró perdidamente, y se casó. Entonces ahora, mira lo que hace, para esto Jorge no dijo nada, ¿que hizo Michele?, se casa con la chica y ¿adónde van a vivir? (risas) en la misma casa con Jorge.
27. ¡Increíble!
¡Sí, increíble!, naturalmente la chica aguantó un año y medio. Al año y medio lo mandó al diablo. Y él se quedó con Jorge. O sea, es evidente que la persona fundamental de su vida era Jorge. Ahora nunca, misterio, punto interrogativo, exactamente cómo era esta relación, nadie lo sabe. A Michele seguramente le gustaban las mujeres. Seguramente. Pero para él en su vida la persona fundamental era Jorge. Eso es evidente.
28. Pero logra desarrollar (Eielson) una visión del amor magnífico, porque nunca lo ve como una relación homosexual, con los prejuicios de ahora.
¡Claro!, cierto.
29. Además, siempre se refiere a Michele como su amigo…
Él siempre subrayó que era un amor fraternal, siempre lo dijo. A mí incluso me lo dijo muchas veces. Y después que se murió me dijo que soñaba con Michele todos los días. Y me dijo: no te creas que hago sueños raros, yo sueño por ejemplo que estoy durmiendo y Michele viene y me pega un grito de la puerta diciendo: ¡Poltrone!, que en italiano es perezoso, “Poltrone, ¡quanto dormi! Ho portato la colazione”, “te traje el desayuno”, “entonces yo me despierto y Michele no está”, me dice. “Sueño que lo veo, que está leyendo y me acerco a ver qué es lo que está leyendo”. Me dice, “tengo esos sueños rápidos, pero él no falta nunca en la noche y se está siempre conmigo”. Es impresionante.
30. Impresionante. ¿Y crees que fue con la muerte de Michele dónde Eielson decide que es su última etapa?
De ánimo yo nunca lo vi peor, esa fue otra enseñanza que me dejó, extraordinaria. Yo lo vi siempre sereno, sereno, sereno, sereno. Continuó, siguió haciendo sus trabajos. Siguió haciendo sus Nudos. Siguió, y esta es la cosa más maravillosa, recibiendo jóvenes artistas que querían consultarle cosas para que él les diera un parecer sobre sus obras; él se acordaba de todos, los recibía, los conectaba con galerías. Era de una generosidad impresionante. Él siguió haciendo todo, todo, todo.
31. De Michele ya no hablaba mucho. Bueno, a mí me pareció que en la videoconferencia que da para la Telefónica, él no lo mencionaba, lo obviaba, no tocaba temas sensibles, como el de Michele. O como el tema de Lima.
No quería, prefería no tocarlo. El prefería no hablarlo, exactamente, por eso que te digo que era una relación muy fuera de todo…
32. … ¿encasillamiento?
Sí, no los puedes encasillar. Era fuera de todo parámetro, exactamente. Era seguramente una relación espiritual fortísima, extraordinaria. Y para Jorge, y para ambos también, no sé en qué dimensión cada uno. Seguramente, era una relación afectiva muy fuerte. No cabe duda. Si no, tú no vives cuarenta años con una persona.
33. En todas las entrevistas que he oído a Eielson es, como dices, de una manera muy pausada, muy serena, pero luego en el asunto familiar, más íntimo, me comentaste alguna vez que era muy juguetón, muy lúdico.
¡Muy, sí! Con sentido del humor, ¡uy!, le encantaba hacer bromas. Era muy divertido. Era como un niño, era de un sentido del humor y una ternura muy grandes. Eso seguro.
34. ¡Qué genial! Y también recuerdo en la videoconferencia que da para la Telefónica, al inicio se presentó con una máscara y luego de que se la quita se cuida el pelo, con cuidado de no despeinarse, ¿era vanidoso?
¡Es verdad, es verdad! (risas). Claro, era muy coqueto. Sí, sí, cómo no, se ajustaba el pelo, era muy coqueto.
35. Martha, una vez me comentaste por qué Eielson nunca se animó a nacionalizarse italiano…
Claro, él como no italiano podía pedir un permiso de estadía y lo tenía que justificar. Entonces, para justificarlo –porque él no tenía un trabajo fijo, vivía de su obra y de un carné de periodista que utilizaba, pero como periodista los últimos años evidentemente no trabajaba–, entonces necesitaba una carta de referencia, y una de las personas que le hacían esa carta de referencia era yo. Cosa que me fastidiaba muchísimo, yo le decía: “Jorge, es obviamente ridículo que yo te haga una carta de referencia a ti, no tiene sentido. Digo, tú ya tienes una trayectoria, si me lo permites, te explico: en las leyes italianas si tienes una trayectoria importante te dan la ciudadanía. No, si tú has hecho en este país una obra de gran valor que Italia te reconocería, seguramente. Además de tantos años de residencia, solo tenemos que pedirla”. Es cuando él me decía: “en el Perú no me lo perdonarían nunca”.
36. Y es muy probable, como no se lo perdonaron del todo a Vargas Llosa…
Creo que él tenía ese ejemplo. Se acordaba de Vargas Llosa, cómo se lo habían reprochado, y entonces no quería. Por lo que cada 5 años había que hacerle los trámites y renovar este permiso de estadía por otros 5 años, y así lo hizo por toda la vida. Increíble. Pero también es cierto que él quería seguir siendo peruano. Yo le decía, pero tú sigues siendo peruano, naciste en el Perú. “No, no, no”, me respondía.
37. Martha, yendo a la obra plástica de Eielson, me causa curiosidad “Las estatuas subterráneas”, que él decide poner anónimamente en varios lugares. Llega, pone una en Roma, ¿pero sabes de otras instalaciones que hayan quedado en el anonimato?
Las cuales se han perdido, porque a él le encantaba eso de dejar obras anónimamente. Entonces muchas cosas ni sabemos dónde están. Él mismo, una vez, encontró una obra suya en una tienda de Milán, era un objeto que él había dejado en un parque. De pronto pasa por una calle y lo ve en la vitrina de un negocio y entonces entra y pregunta y dice “interesante, esta escultura que tiene ahí, ¿de quién es?”. Y le responden, “es de un artista anónimo que no ha querido dar su nombre”.
38. Qué interesante, ¿y cuánto habrá costado ya en ese momento?
No me acuerdo si preguntó. Pero le encantó. Lo que más le gustó fue que la obra hubiera salido del parque donde él la dejó abandonada, que era lo que él realmente quería, que hubiera un contacto con la gente que no pasaba normalmente por una exposición profesional, y que luego la obra siguiera su camino sola. La obra misma llamaba la atención sin el artista atrás. Sin el nombre. Que la obra sola llamara la atención de alguien, que se la llevaran, eso era lo que a él le encantaba. Muchas cosas así que se perdieron, obviamente.
39. Recuerdo leer a Eielson una frase que me gustó mucho, “si alguien quiere escribir un poema debe olvidarse de las palabras”.
Bueno, sí, así eran las paradojas de Jorge.
40. Pero es esclarecedora, porque es una manera de unir toda su obra, se separa mucho su obra poética de su obra plástica, los poetas no lo llegan a ver también como un artista plástico, y viceversa…
Sí, y en cambio están muy vinculadas. Es cierto que él mismo en una época las tenía bastante separadas, pero en determinado momento empiezan a confluir una en otra, y El Nudo es uno de los elementos de conjunción entre la obra plástica y la obra poética.
41. Y en la obra poética donde encuentras El Nudo, además de en su libro Nudos, obviamente.
Además de su libro Nudos (risas), que publica en Tenerife en el 2002, vete mucho antes, a Noche oscura del cuerpo, y vas a ver que ahí está El Nudo. O sea, en la obra poética ya empieza el tema del nudo, el tema del nudo, así como el tema del laberinto, que están vinculados. Porque tú sabes que el laberinto es un nudo antes de apretarse, el laberinto es el nudo ampliado. O sea, el laberinto y el nudo son dos figuras que están estrechamente vinculadas. Y en él están las dos, solo que después empiezan a adquirir distintas formas y valores, porque Eielson luego usa el Quipu, y vincula el nudo al Quipu peruano.
42. Cierto, y un Quipu es una constelación de nudos…
Sí, exacto. Y los Quipus son nudos, por eso los vincula. Pero a la hora de la verdad los Nudos que hacía él, algunos que él llama Quipus tienen semejanza con el Quipu inca, pero otros Nudos que hacía no tienen nada que ver con el Quipu inca, para nada. Digo, mira aquí tengo unas imágenes, mira este es el nudo y el laberinto. Mira éste es un Quipu que está en el Museo de Antropología de la Universidad de Florencia, entonces, ¿esto qué tiene que ver con lo que hace él? Absolutamente nada. Pero él los llama “Quipus” porque quiere que se establezca la relación con sus raíces peruanas, eso es evidente.
43. Pero qué piensas que decían sus nudos, porque los Quipus hablan de cosas, cuentan cosas. ¿Los Nudos de Eielson qué cuentan?
Basta leer el librito Nudos, para que veas: “hay nudos que son nudos, y han nudos que no son nudos”. O sea, es toda una cosa paradójica, además, con la que él juega.
44. Al final uno lo lee y nunca tiene una respuesta…
No, no, no. Te lo deja siempre en el misterio, evidentemente. Para él, el nudo creo que es una cifra básica. Es un gesto primordial del hombre, anudar, y él en el nudo reconoce este gesto primordial que sirve para unir cosas, que sirve para recordar, que sirve para decir algo; o sea, el nudo tiene una función, es primigenio en el sentido que es uno de los primeros gestos del hombre y por eso le gustaba tanto, pero al mismo tiempo es plurisignificativo, ¿no?
45. Claro, pero siempre se asocia el nudo con problemas, con problemas no resueltos, ¿así también es en Eielson?
Para él no. Mira, si tú lo lees bien, verás que los nudos de él nunca tienen ese valor negativo. Siempre, tal como él los pone, más bien unen. Es el nudo que conecta, que pone, que junta, que reúne, no es el nudo que…
46. Que no tiene una solución…
No, no, no. Es el nudo que no se desata, no. Para él, el atar era positivo, era el gesto positivo.
47. Curioso, porque siempre se asocia el nudo con un problema…
Verdad, es verdad. Bueno, ahora digamos otra cosa, que a él también le gustaban mucho esos símbolos que son ambivalentes. Como que te digo, el agua puede representar como se sabe, la vida y la muerte. Entonces, el nudo puede representar lo irresuelto, lo imposible, pero también lo que conecta y lo que une y lo que genera algo positivo. Entonces, el hecho de que el nudo, igual que el agua, pueda tener esta ambivalencia, creo que también le atraía. Porque él tenía esa visión budista del bien y el mal que están unidos.
48. Siempre quise preguntarte sobre otro poeta peruano que admiro mucho, Emilio Adolfo Westphalen. ¿Sabes si ellos tenían cercanía?
Mira, yo creo que se apreciaban mucho mutuamente. Jorge seguramente lo admiraba, me ha hablado de la poesía de Westphalen con gran admiración. No me acuerdo de haber hablado sobre Eielson con Westphalen, la verdad que no me acuerdo.
49. Siempre he creído que son, si se puede decir, dos artistas de la misma familia.
Bueno, Bruno, piensa que ambos tienen una raíz surrealista. Y en ese sentido yo creo que hay una conexión.
50. Por ejemplo en Habitación en Roma, esa manera de concatenar los versos ya se puede apreciar en Westphalen, ¿no?
Sí, una escritura que sigue el dictado del inconsciente.
51. Pero en el Surrealismo nunca se da con tanta armonía, ¿no?
Es verdad, es verdad. En ambos había una corrección de esa incoherencia surrealista que rechazan ambos. Westphalen la rechazaba totalmente. Tiene también una imaginación onírica Westphalen, no se puede poner en duda. Pero, sin duda la incoherencia gramatical, la escritura automática por decir, con un término más surrealista, la escritura automática él la rechazaba y Eielson también. Yo, ¿sabes? veía también cercano a César Moro, pero a Eielson no le gustaba ni cinco. “No tengo nada que ver con César Moro”, decía. “Pero tú tienes elementos surrealistas como Moro, no me digas que no” (respondía Canfield). “Nada que ver” (replicaba Eielson). Porque, además, cuando él te decía que no, era una cosa que te decía que ¡no y no!, eh. Sin discusiones, era tajante.
52. ¿Se habrán llegado a conocer?
¡No, que va! Yo creo que no se conocieron. Mira, él se va del Perú en el ’49. Claro, Moro murió en el ’56, pudo haberlo conocido. Cuando Moro regresa de México, Eielson ya se había ido, pero yo sé que no se conocieron.
53. Moro también es genial, ¿le gustaba a Eielson?
Absolutamente genial. No sé si no le gustaba a Eielson. No le gustaba que yo dijera que había un elemento en común. No le gustaba ni cinco eso. A mí Moro me apasiona.
54. Tiene una vena homoerótica muy intensa…
Uh, muy fuerte, muy fuerte. Yo creo que era eso lo que le chocaba a Eielson, ¿sabes? Que no le gustaba que yo lo asociara, porque era como decir que él admitía sin ningún problema su homosexualidad.
55. ¿Y él lo decía sin problemas
Sí. Me acuerdo una vez que cuando salió Noche oscura del cuerpo yo escribí un ensayo sobre el simbolismo de la doncella en el centro del vientre, cuando viaja en el cuerpo y encuentra, y entonces, poco después de que yo había publicado eso salió un estudio en Francia de otra persona sobre lo mismo. Entonces Eielson, me acuerdo que estábamos en Milán, me dice, “te voy a mostrar este estudio que me mandaron de Francia para que veas. Lo tengo que leer con cuidado, ¿pero sabes la conclusión de la profesora, cómo explica la doncella? En el centro señalada por la flecha de oro”, dice, “la explica como la representación de la imagen de la amada y es para reírse”, y se reía, “pero no le voy a decir nada”. Así con mucha picardía, así como diciendo, tú sabes, le erró completamente.
56. Martha, ¿tú eres casada?
Sí, felizmente casada.
57. ¿Y qué te decía tu esposo de que te preocuparas tanto por Eielson, o de que lo vieras todo el tiempo?
Mira, él eso lo entendía muy bien. Él lo conocía muy bien. Él es doctor, es cardiólogo. Eielson quería mucho a mi marido, también. Incluso fue mi marido el que le consiguió un médico en Florencia para que lo atendiera cuando se descubrió el cáncer. O sea, él entendió perfectamente nuestra relación y, nada, la entendía perfectamente, y sabiendo que Eielson se estaba por morir.
58. Porque, además, tú ibas todos los fines de semana…
Mira, yo daba clases en Florencia lunes, martes y miércoles. Entonces, el lunes daba la clase de 9 am a 11 am, a las 11 am me iba para la estación, me tomaba el tren para Milán, llegaba a Milán a la 1 pm, me quedaba a dormir con él, y al otro día me volvía para Florencia, daba clases de 5 a 7 de la tarde, entonces me daba tiempo para estar con él, y después daba la clase del miércoles y después el jueves me regresaba a Milán y me quedaba hasta el sábado. Eso hasta que se murió.
59. ¿Cuánto tiempo?
Varios meses. Al menos seis meses. Mira, esa foto la tomó mi marido. (Enseña una foto de Eielson en su casa de Florencia)
60. ¡Qué linda foto! y el tarro de leche…
La botella de leche de Lima pintada por él. ¡Claro! Es una botella pintada por él. ¿Ves que está de blanco con puntitos?…
61. Pensé que tenía leche de verdad…
No, no tiene leche, es una botella pintada por él que me la llevó de regalo, con los puntitos colorados. Porque eso era la leche cósmica. Porque él tenía los objetos cósmicos, que eran con puntitos, y esta era la leche cósmica. Me la llevó de regalo para cuando celebramos la entrada del milenio. Fue el 31 de diciembre del ’99, en mi casa. Esta es mi casa, y esa foto la tomó mi esposo, sí.
62. Qué linda foto esta también…
Esa es muy linda, esa la tomó María Mulas. Y esta es con Michele.
63. Parece nórdico, Michele.
Sí. sí, tenía. Él decía que era como Zeus. Tengo dos fotos de Michele que le tomó Jorge que son para poner en exposición. Michele más joven. Era un espectáculo realmente. Era de una belleza realmente impresionante. De concurso de belleza. Una que se ve de aquí para arriba (de la cintura para arriba) y tiene un cordero aquí, divina la foto, con la cabecita del cordero aquí y con una sonrisa de Michele, una cosa impresionante. Y la otra, está Michele de pie, en el fondo se ve el mar, a la hora del crepúsculo cuando está cayendo el sol y Michele está con la mano así y el sol está aquí. Como si él estuviera sosteniendo el sol. Esas fotos son realmente para publicarlas.
64. Pero no están en la página del Centro Eielson…
No, tienes razón, las voy a poner. Las voy a poner. Las tengo en el centro, las tengo colgadas en la pared del centro porque son estupendas.
65. ¿Hay muchas obras de Eielson en el Centro?
Mira, yo no tengo los cuadros ahí por cuestiones de seguridad, los tengo guardados bajo llave. No puedo tenerlos ahí porque no hay una vigilancia tal que me permita quedarme tranquila, ¿no?
66. ¿Cuánto puede costar un cuadro de Eielson?, no tengo la menor idea…
Depende de la medida. Pero se va de 5 mil a 10 mil a 12 mil euros.
67. Y, seguramente, te piden para comprarlos.
Si me piden, pero yo por ahora no vendo. Sí me piden, me piden mucho.
68. ¿Y en Italia se conoce la obra plástica de Eielson?
Mira, por lo que he visto, circula mucho más de lo que yo creía. Cada tanto me llegan noticias. Por ejemplo, justo ahora Carlos Villanueva, de la galería Enlace, estuvo en Italia; él es mas de este tipo de oficios, yo no entiendo mucho, pero estuvo viendo y hay en subastas de arte cuadros de Eielson comprados en los últimos años a 8, 10, 12, 15 mil euros, que yo ni sabía dónde estaban.
69. ¿Y la obra está documentada?
Claro, están reconocidos. Nosotros en el archivo sí lo tenemos documentado. Pero como son de colecciones privadas, pierdes la noción de quién es el dueño, porque va pasando de mano en mano. Porque si está en una colección privada y el dueño lo vende a otro, cómo seguir el rastro.
70. Martha, ¿y a Eielson le gustaba el fútbol?
A él le gustaba mucho el deporte, le gustaba el fútbol, sí. No sé si era hincha de algún equipo, pero le gustaba. Le encantaba.
71. ¿Era una persona disciplinada para crear, tenía un horario?
Sabes, sobre orden para crear no sé si lo tenía. O sea, él era metódico, era muy metódico. Cuando estaba haciendo una obra él se levantaba muy temprano, desayunaba y trabajaba en el día; o sea, sí tenía un método. No sé si horario fijo, pero sí era metódico, era muy metódico. Muy responsable en eso.
72. ¿Y para escribir?
También lo mismo.
73. ¿A máquina de escribir?
Máquina de escribir, claro. No usaba la computadora, no sabía lo que era ni quería saber.
74. ¿Y escuchaba música mientras escribía?
Sinceramente no lo sé. Le gustaba mucho escuchar música, tengo la sensación de que él cuando escuchaba música, escuchaba música. Porque escuchaba muy atentamente, se concentraba. O sea, no era la música como de fondo.
75. ¿Y su música preferida?
Ah, Shostakóvich, música clásica mucho, y él mismo improvisaba en el piano. Tenía un piano en la casa y tocaba piano y creaba. Así, improvisaciones. Yo lo tengo grabado, era fantástico. Era muy buen pianista, muy bueno.
76. ¿Hizo Eielson de su vida una obra maestra?
Por supuesto, no me cabe la menor duda. Yo creo que gracias a eso Eielson ha dejado una marca fuerte en las generaciones sucesivas, ¿no?
77. Cierto, ¿y por qué crees que no regresó?
Él algunas veces vino, hizo exposiciones. Pero venía de paso. Vivir acá no quería. Yo creo que de todas maneras no tenía muy buenos recuerdos de su vida aquí. Aunque tuvo grandes amigos que seguía queriendo mucho a distancia. Javier Sologuren, por decir uno. Creo que la vida de él aquí no era buena. Eso que yo te conté de la infancia, creo que es una cosa terrible. Digo yo, que te abandone tu padre ya es un drama, pero que además te abandone tu madre.
78. Lo criaron las tías maternas, ¿no?
No, lo dieron en adopción. Su familia. ¿Sabes qué?, nunca se dijo, yo lo descubrí después de que conocí a la hermana. La hermana de Estados Unidos; de pura casualidad se encontraron a través de internet y empezaron a hacer todas las investigaciones del caso y el padre era el mismo. Estuvo aquí en tal fecha, ¡oh, qué casualidad, cuando nació Jorge! Y después desapareció cuando estuvo en Estados Unidos y se casó con la americana y nacieron las otras hijas. Son dos, una murió y quedó viva solo una. Y a él le dijeron siempre que el padre había muerto. Recién descubrió que el padre no había muerto cuando conoció a su hermana Olivia. Ahora, lo que él nunca dijo fue que la familia con la que él creció no era familia suya, porque su madre lo abandonó y lo iba a visitar una vez por mes, porque la madre era de la burguesía limeña, soltera, no podía tener un niño, era pecado mortal.
79. ¿Y cuál era su segundo apellido?
Casi no lo recuerdo, ¡Sánchez!
80. ¿Ese era el apellido de la mamá, o de la señora que lo adoptó?
No, de la mamá. A él lo dieron con sus dos apellidos reales, ahora la familia que lo crio cómo se llamaba, yo no sé. Yo tengo incluso fotos de la familia, de las hermanas adoptivas, digamos. Nunca jamás volvió a tener contacto con ellos cuando se fue.
Cuando yo lo conocí de familia tenía cero, la familia real borrada, su mamá probablemente había muerto, porque la mamá, como digo, lo iba a visitar una vez al mes a la casa donde lo había dejado en adopción. Imagínate, una vez al mes lo iba a visitar y la familia con la que él creció, la que él consideraba su familia realmente, era esta adoptiva. Cuando hablaba de su abuela, era la de la familia adoptiva, esa familia desapareció en el tiempo porque la abuela murió, la madre adoptiva murió, las hermanas, una que sale siempre en silla de ruedas en las fotos, murieron las dos sin casarse, entonces no hay descendientes de esa familia, y un hermano adoptivo que tenía también murió. Él lo cuenta en uno de los poemas. Ese chico murió siendo él todavía muchachito, cuando Eielson estaba todavía en Lima. Todo colapsó entre abandono y abandono. Terrible. Yo entiendo que no quisiera venir.
(Esta entrevista fue publicada, originalmente, el 06 de marzo del 2014)
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Bruno Pólack es abogado, poeta y ensayista peruano. Ha publicado El último virrey del Perú (2017), Mujeres que forjaron el Perú (2020) y La ciudad que no existe (2021). También ha publicado libros de poesía y participado en diversas antologías. Martha Canfield es poeta y presidente del Centro Studi Jorge Eduardo Eielson, una de las amigas más cercanas del escritor peruano y una de las principales estudiosas y promotoras de la difusión de su obra.