Leer a Emelda ha sido una revelación desde esa primera vez. La conocí en el primer Encuentro Nacional de Escritoras en 2019 e inmediatamente me capturó con su vibrante personalidad y su ánimo cuando me dijo “Ah, Denisse, entonces eres una neotaína salcedense”. Es un honor analizar sus escritos desde el ángulo del homenaje para resaltar los valores que la han hecho merecedora del Reconocimiento Anticanon a la Trayectoria de la Mujer Literata, 2024.

No son escasos los valores disruptivos que encontramos en sus textos, algo común en las escritoras que labran su camino a fuerza propia. Al leer la Antología de cuentistas dominicanas, donde fungió como antóloga, resalta el valor de la sororidad o sentido de cooperación y alianzas entre mujeres desde el aspecto metaliterario. A través de este valor la autora se dispone a dar uso a sus espacios ganados desde lo escritural y lo discursivo para promover, visibilizar y reconocer a otras mujeres, es decir, la labor de Emelda sobrepasa el esfuerzo personal y se multiplica en sus pares.

Esta Antología es una joya elaborada con minucioso cuidado, donde ella selecciona mujeres que, hoy en día, de no ser por este libro, aún no conocerían escritoras de alta calidad, poseedoras de creatividad e innovación temática. Emelda las trae mediante una reverencia a la par de su estatura. Esto muestra rasgos de su personalidad evidenciando la humildad que la caracteriza. Valor que igualmente resalta en el brillante texto ensayístico Aída Cartagena, Hilma Contreras y Juan Bosch, al aguafuerte; un valor universal, el valor de la humildad, se vislumbra recorriendo estos textos ensayísticos en donde, con el corazón en la hoja, la autora nos relata sus complicadas vivencias con tres grandes y admirados autores, experiencias que, sin embargo, quedan en su memoria atesoradas como tres piedras preciosas, repletas de nostalgia y admiración. La humildad juega un papel importante como hilo conductor de estos tres textos, ya que si no fuera por ella las experiencias pudieran ser vistas como negativas y la autora les da un vuelco de luz cual aprendiz en cada una de las circunstancias relatadas.

Además de su humildad resalta el valor anticanónico de la osadía. Me gustaría, antes de continuar, hacer una aclaración de algo que vengo observando continuamente en textos escritos por mujeres: la osadía o valentía resulta ser un valor unificador y común. Lo explicaré con respecto a Emelda y sus ensayos al aguafuerte. El sencillo hecho de contar estas vivencias, que pudieran parecer desafiantes, hacerlo de manera magistral y elegante. Dejar en evidencia su sentir mediante un proceder descriptivo, sin dejar fuera detalles, mostrándonos un catálogo de sentimientos encontrados, con lo que logra hacernos cómplices de su temor, su compasión y su coraje, requiere de una fortaleza y una entereza que quizás pocos tengan. Emelda logra en estos textos no tener miedo y más aún, explayarse en cuanto a las expresiones significativas y profundas del ser. A mi entender, eso es osadía.


Reconocimiento a Emelda Ramos en el 4to Encuentro Nacional de Escritoras, 2022

Otro valor importante que hemos visualizado dentro de la literatura de Emelda Ramos es la exploración activa y renovadora de técnicas y géneros literarios. Esto lo podemos ver dentro de todo su recorrido ya que trabaja cuentos, novelas, ensayos, literatura infantil, antologías y sigue en su exploración llegando a su libro de cuentos de micro ficción Cuentos Diminutos. A decir de Lauristely Peña: “Siendo ella una escritora más cercana a la narrativa tradicional, participa en una experiencia de formación (un valor en sí mismo que se siga formando, pese a su amplísima experiencia) y decide lanzarse a la exploración de nuevos ejercicios escriturales”.

En estos microcuentos, Emelda ejerce la escritura de corto aliento con un corte de misterio, sin dejar de lado sus características fundamentales de escritora que la identifican como única, propiedades tales como la creatividad, la exploración de las costumbres y el humor (mordaz en este caso) se pasean a lo largo de este libro. También a través de estos cortos se evidencian otros valores interesantes,por ejemplo, el valor de lo real maravilloso o realismo mágico resignificado desde el Caribe. Este valor lo podemos encontrar en varios de los microcuentos, como en el titulado “¿Un puerco espín?” y en “El oscuro quehacer de tallar nubes”. Emelda trabaja las tradiciones del campo, específicamente locales, las revitaliza con su escritura y también, a través de este trabajo, va produciendo un catálogo de creencias, mitos y más aún, de la cosmovisión del pueblo. Esa recuperación quedará plasmada en sus textos. Mientras la civilización avanza, Emelda atesora esos valores, nuestra memoria y nuestra magia están salvaguardados en sus textos.

Leer a Emelda es todo un manjar, ella y su chispeante forma de ser surgen en cada rincón de sus libros. Hago una invitación abierta a explorar su literatura y adentrarse en la extensa creatividad que la caracteriza, las invito a unirse y dar seguimiento a la labor que estaremos desarrollando a lo largo del año que se avecina mediante la creación del Círculo de Lectura Emelda Ramos, iniciativa que forma parte del desarrollo de este galardón, donde permitimos, mediante una invitación abierta a las demás escritoras, escritores y público que ama la lectura,  a profundizar en el trabajo literario de nuestras galardonadas.

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Denisse Español, Tenares, 1975. Poeta, ensayista, narradora y arquitecta. Autora de los poemarios Mañana es Ningún día (2013), Una casa en la palma de tu mano (2016), Sinfonía de la sal (2019), Las mujeres que soy (2019) y Cartemas (2024). También tiene publicados los cuadernillos No conozco el cartero (2016) y Cartemas (2018). Cofundadora de Proyecto Anticanon y Editorial Anticanon.