Sobre la escultura paradójica de Joaquín Valdeón 

Hay en la forma un pensamiento como en cada vida hay una historia. 

En el trazo está la impronta de lo pensado, y en la materia nos aguarda su recuperación incompleta, pura potencialidad. 

De las obras que aquí observamos, sorprende su apariencia orgánica y distante. Apelan a una estética familiar y reconocible, pero se retraen de nuestra comprensión, su camino es ajeno. La naturaleza parece estar de viaje en un itinerario galáctico y camp, doblegando la primera impresión sin descanso y sin violencia. Sin alivio. Nada acontece cercano, ni excesivamente remoto. Toda la obra de Valdeón es un tránsito desde adentro hacia ninguna parte, un camino inasible empantanado de belleza.

Y para dejar que nos penetre, nos deja su obra mirarla desde el vértigo del límite, un lugar sin término que se manifiesta en curvas inestables, inicios entorpecidos y rupturas constantes de cualquier patrón. A veces en la redondez de la cuadrícula o el deseo de desbordar el molde, ardiente y cabalmente. Cada obra es una frontera y cada propuesta una orilla. Y en diagonal pasa por todas el tiempo que nos une; una historia en común y un futuro en singular. Cada pieza del autor es una oda a la soledad compartida.

La serenidad monocromática solo es el escenario donde resuelven sus dilemas unas estructuras que se expelen a sí mismas. Cada color es un golpe. Cada golpe una estampida. En el confín transitorio y trascendente entre lo que vemos y lo que nos sugiere, lleno de grietas y asimetrías, el perpetuo y quieto movimiento. No hay paz sin anhelo y no hay equilibrio sin vacilación.

En las obras de Valdeón, hay en la forma siempre un pensamiento, una abstracción que se canta en verso.

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Susana Asensio Llamas. CSIC, Madrid. Dra. en Historia del Arte/Musicología. Joaquín Valdeón, Oviedo, España. Artista multidisciplinar. Director de orquesta y coro, musicólogo, fotógrafo y escultor, ha desarrollado su actividad profesional fundamentalmente en la música a lo largo de más de 40 años en los que, además del repertorio clásico también ha dirigido numerosos estrenos mundiales de diferentes compositores, desarrollando paralelamente una actividad como artista plástico, con especial dedicación a la fotografía y a la escultura.

Las imágenes que ilustran este texto son esculturas de Joaquín Valdeón.