Tentación macabra
El sexo
juego perpetuo
de seres anónimos.
Clonación del deseo
confundido entre el jazz
y el café bien cargado,
dicotomía de la insensatez
disturbio de las ropas estrujadas
en el fondo del océano.
El sexo
se parece a los hoyos
en el campo de golf.
La locura
plaga inescrutable del tiempo;
el ornamento de la genialidad.
Vivimos en una selva de suicidas
atormentados
por la pólvora de los chinos,
por la sindéresis de lo imposible.
La carne es síntoma
y deseo clandestino;
crueldad que busca
el hombre por minutos.
El sexo
ensueño
de los huesos
de los dioses ocultos
abismo y condena de los religiosos
plácida perennidad del pecado.
Cuando nazca el sol
Caminar casi sin aliento
en la intersección del verso
trepidar ante los males
antiguo cielo oscurecido
bajo aristas de compulsiva fertilidad.
Somos dos renacuajos
en búsqueda del rincón devastado
del preciso himen
que aproxime reverente
al calor invertebrado de la selva.
Quiero divagar
con la luz del sol rojo
con las inquietudes trashumantes
de tu sombra relumbrando
sobre el vano espejismo del amor.
Declaración cósmica
1
Los poetas se reúnen
para asesinar a la inocencia
como rescoldo de una realidad
cautivada tras el delirio y el ocio.
El primer francotirador
falla en su intento;
el barro de la indulgencia
es más fuerte
que la pesadilla del lobo enceguecido
por la agonía de la triste luna.
2
Un amanecer gitano
desliza en mis venas
la obscenidad de la osa mayor
esparcida en el vientre del espacio
extendida en las olas
de los sueños marinos
abierta sin claudicación en las nubes eternas.
Hay demasiada oscuridad
para anunciar el significado
de los astros.
Ritual
El incienso absorbe
la insolencia de los días
contiene aromas de cartomancia.
La pólvora se enciende
en el estómago del borracho,
la ayahuasca se filtra
en la dimensión oculta
etéreo contacto con el mundo.
Los caracoles proponen
el ritmo del invierno,
las piedras son herramientas
que se quiebran como solidarias amapolas
que recogen el vacío del espíritu.
El túnel
proyecta la luz de tres velas
traspasando los signos blancos y rojos y celestes
del futuro.
El hombre
espátula de las adversidades
camaleón acechando a la oruga
diminuta campana dorada
pirámide de leve tierra.
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Aníbal Fernando Bonilla (Otavalo, Ecuador, 1976) Ha publicado, entre otros, los poemarios Gozo demadrugada (2014), Tránsito y fulgor del barro (2018), Íntimos fragmentos(2019), y la recopilación de artículos de opinión en Tesitura inacabada (2022). Finalista del Premio Nacional de Poesía Paralelo Cero 2018, y del III Premio Internacional de Poesía de Fuente Vaqueros 2023.