Díaz: Estábamos en la Biblioteca del Conservatorio Nacional de Música y digitalizamos todas las obras dominicanas. Las escaneamos y estamos catalogándolas. Las de ahí y las del Archivo de la Orquesta Juvenil Juan Pablo Duarte. Pero me sorprendió que de sus obras solo encontramos dos en la Biblioteca: “Momento…” y creo que había unos preludios para piano.

Silfa: Ah sí… Cinco obras cortas, preludios para piano. 

Díaz: ¡Ajá!

Silfa: Sí, mis obras más importantes son para gran orquesta. Claro las obras cortas para un instrumento, para dos… sí se hacen en audiciones porque en los conservatorios siempre se están tocando semanalmente audiciones o mini conciertos. Y entonces uno tiene oportunidad (a veces, no siempre) de que se toque alguna obra. Pero, sí; yo entiendo que mis obras se demoran mucho y repetirlas inclusive. Porque hay una obra, “Campanas de la Tarde”, que fue ganadora de un premio… 

Díaz: ¿del Premio José Reyes?

Silfa: Ajá. En esa época era el Premio Nacional de Música. Sí, José Reyes. Entonces pasaron 10 años para que se volviera a tocar. Y no fue aquí, sino en Puerto Rico. Pero mientras yo tenga inspiración seguiré escribiendo, porque eso como quiera queda. Y queda el lenguaje musical de la época. Es muy importante que les toquen a los compositores las obras. Pero si no se las tocan es más importante escribirlas y el goce de hacer una obra. Aunque nada más le guste a uno mismo. Pero, a veces por el lenguaje muy moderno, medio árido… 

Díaz: Allá [en República Dominicana]a la gente no le gusta meterse con esos lenguajes.

Silfa: No es que no lo hacen, pero muy esporádicamente. Una vez nosotros organizamos unos concursos de interpretación musical con todos los instrumentos, durante 10 años. Y pusimos siempre una obra dominicana obligatoria. Se dieron a conocer obras que ni se sabía que existían. Y se grabaron. Porque se grababan las obras del concurso en casete… Hace muchos años de eso. No sé si tú llegaste a conocer los casetes, que son chiquiticos…

Díaz: Conozco los casetes, pero ya cuando yo oía música eso era pasado. Como investigación dentro de la Universidad, me dio mucha curiosidad conocer sobre su obra y su vida. ¡Porque su vida es un misterio!

Silfa: ¡Pero fíjate! Tengo entendido que en el internet está mi biografía y todas mis obras en los Compositores Vivos. Es una institución creo que europea. Entonces mi hija (que es quien hace mis relaciones públicas) lo mantiene al día. Todas las obras.

Díaz: Sí, yo visité esa página. Y tiene una pequeña biografía. Pero sí tuve que buscar en todos los lados que la mencionaran para ir ¡como por retazos! Incluso tuve que ir al libro de Incháustegui, que también la menciona.

Silfa: Ah sí…

Díaz: Aunque [Arístides] Incháustegui [en Vida musical en Santo Domingo (1966-1996), Banco de Reservas de la República Dominicana, 1999] dice que usted nació en el 1946.

Silfa: Sí, porque fue que en un periódico una vez salió que yo nací en San Francisco y en el 49. Como yo estaba muy joven todavía, yo dije: ¡Ay que caray! Yo no le hice caso. Entonces siguió saliendo. Yo nací realmente en Puerto Plata y en el 46. Ese es mi verdadero nacimiento. Qué bueno que tú me lo preguntas, porque cada vez que quiero corregirlo ahora ya es como muy tarde. 

Díaz: A ver si entendí bien. Usted nace en Puerto Plata… 

Silfa: Nací en Puerto Plata el 7 de agosto de 1946, en medio de un terremoto.

Díaz: ¿Sí?

Silfa: Sí, había un terremoto el día anterior o el día después. Pero mi mamá siempre decía que yo nací en el tiempo del terremoto. Que se metió el mar y se fue a una ciudad. Fue en Puerto Plata claro. 

Díaz: Entonces Incháustegui tiene razón.

Silfa: El que tiene razón es Incháustegui. El de Catana no [probablemente se refiera a El universo de la música : apreciación, teoría e historia de la música occidental y dominicana, de Catana Pérez de Cuello, Santo Domingo : Editora Taller, 1993]. Yo no sé de dónde Catana sacó eso. 

Díaz: Ese dato que usted me da es importantísimo.

Silfa: Y déjame decirte que eso salió en una página muy relevante de los periódicos de esa época y yo dije: ¿Cómo fue que pusieron que yo nací en San Francisco en el 49? Entonces esa no soy yo. Dije voy a protestar. Pero nunca hice la carta de protesta para aclarar. Y eso fue un graso error, porque debí haberlo hecho. Yo estaba jovencita todavía, o sea que eso se podría haber arreglado…

Díaz: Profe, entonces usted nace prácticamente en esa época en que el trujillismo se iba afianzando. Ya se estaba hablando del pago de la deuda externa…

Silfa: Bueno, cuando el asesinato de Trujillo yo tenía 14 años. En esa época los jóvenes y adolescentes no sabían nada de política, porque no se usaba que los muchachos supieran de política y uno no estaba al tanto de que quién era bueno o quién era malo. Eso fue a partir de la muerte de Trujillo que empezaron los grupos a formarse y los gremios… Y mi familia se fue a Estados Unidos. O sea que yo estuve ese tiempo allá y después regresamos. 

Díaz: ¿Cuándo se fueron?

Silfa: Nos fuimos en el 61.

Díaz: Antes o después de la muerte [de Trujillo]… 

Silfa: Después. Porque la muerte fue en mayo y como en septiembre, noviembre… Pero como te digo éramos niños en esa época. ¿Pa’ Nueva Yol? ¡Ea, pa’ Nueva Yol! O sea, nadie se preguntaba para qué. ¡La escuela! ¡El inglés!Y uno seguía todas las reglas que planteaban los padres y los maestros. Eso era muy respetado.

Díaz: Profe, ¿y cuándo es que usted tiene ese primer acercamiento con el arte o con la música?

Silfa: A los 9 años. Bueno, primero mis padres… Porque yo bailaba la música clásica. Me ponía a bailar entonces, ¡Ay eso es que a ella le gusta el ballet! Entonces había esas escuelas de ballet. La primera escuela de ballet. Yo tenía como 5 años más o menos. 5 o 7, no llegaba a los 10 años. Pero, eso no era lo mío. Yo no quería ir. Porque no me gustaba la maestra o… Y mis padres entonces decidieron sacarme de las clases de ballet. Yo les dije: Yo lo que quiero es tocar piano. Entonces mi papa decía: Lo va a dejar, igual que el ballet. Pero me pusieron para comenzar la Escuela Elemental con 9 años. Después irse a Estados Unidos y entonces regresar. Ya yo tenía 15 o 14 años. Entonces ahí ya entré al Conservatorio.

Díaz: ¿Cuándo es que usted entra al Conservatorio?

Silfa: Yo entré al Conservatorio en los años 60. Pero muy alto. Quizás 66, 67. Todos esos datos tienen que estar por ahí en el mismo Conservatorio. Yo entré en el Primer Nivel del Conservatorio. El Conservatorio se dividía en 3 ciclos. El ciclo Elemental no se hacía en el Conservatorio. Sino en la Escuela Elemental de Música, que ahora se llama Elila Mena. Entonces de ahí se pasaba al Primer Ciclo del Conservatorio. Ya ahí venían las sonatas y esas obras ya de cierta envergadura. Esos ciclos eran de 3 años cada uno. O sea que eran 9 (años). Más el Elemental antes de entrar eran 3 años. Entonces el segundo ciclo había una graduación del Nivel Medio. De piano o del instrumento. El mío siempre fue el piano. Y después venía el Superior. Yo me gradué del Superior. Llevé todos… Hasta que era ya la graduación del Superior. Fue en el año 78. Yo cuando estudiaba piano también estudiaba análisis, composición… Todas las materias que uno tiene que estudiar. Entonces el maestro Simó descubrió en mí un talento que yo no sabía que tenía. Y era que todos mis ejemplos de composición parece que eran buenos o muy buenos. Él habló en la Dirección para que los muchachos que tuvieran talento para la composición pudieran ir a su clase. Aunque estuvieran estudiando otra cosa. Yo me gradué de piano en el 78, y me gradué de composición en el 80.

Díaz: Bueno, ya en esa época 70-80, usted fue de las personas que enviaron al INTEM en Chile ¿no?

Silfa: Yo fui, sí, en el 75.

Díaz: ¿Usted fue allá a estudiar educación, verdad?

Silfa: Planeamiento de Educación Musical. Pero uno hace muchas cosas. Recuerdo que hice también un curso… ¡cursillos! Que uno pagaba con su dinero de dirección orquestal, de… Porque la vida musical y cultural en Chile era fabulosa. Y como aquí lo único que nosotros teníamos era el Conservatorio y la Escuela Elemental, la Escuela de Pintura… Era más sencillo. Aunque sí venían muy buenos solistas de Europa y de cualquier parte del mundo. Pero vamos a decir que en Chile es que uno descubrió – Yo por lo menos – una vida cultural muy intensa musicalmente. De ópera, conciertos… Y eso nutre mucho cuando uno está joven…

Díaz: ¿Cuánto tiempo usted duró en Chile?

Silfa: Ah, no, fue un cursillo. Aquí estoy viendo el Diploma…

Díaz: ¿Menos de un año?

Silfa: Sí. Fue menos. Fue además en las vacaciones. Pero hicimos muy buen trabajo allá. Hicimos muy buenos trabajos de composición. Nos dieron composición. Y muy buenos profesores…

Díaz: ¿Pero ya antes de eso usted fue profesora de piano?

Silfa: Sí. Yo fui profesora de piano siendo alumna. Porque se acabaron los profesores. Y quedaron unos alumnos sin poderse inscribir y ya ellos habían hecho su examen para pasar al Conservatorio. Eran dos chiquitillas de 11, 12 años. Yo estaba haciendo creo que finales de Primer Ciclo, en el que ya uno está haciendo obras de cierta categoría. Y como yo era muy apegada a la Dirección y a todo el mundo, los profesores… Me pidieron que mientras tanto, en lo que se conseguían los profesores, que si yo podía dar esa clase. Y eran dos o tres alumnos. Eran así, “chiquindolos”. Y empecé. Pero yo no creía que eso era oficial. Pero me llegó mi nombramiento por el presidente de la República. Me nombraron como secretaria general y Profesora del Conservatorio Nacional de Música. En el año 1971 fue eso.

Díaz: Ah, ok. El nombramiento fue en el 71. Pero ya usted tenía…

Silfa: Ya yo tenía como un año. Dándole clases a mis muchachitas, y que quedaron muy bien. Y es tan así que yo estuve dando clases en el Conservatorio desde esa fecha hasta hace dos o tres meses. 

Díaz: ¿Sí? O sea, usted todavía estaba dando clases.

Silfa: Con todo, sí. Me jubilaron. El gobierno me jubiló. Porque yo estuve 25 años en la Sinfónica. Entonces me jubilaron, pero la directora del Conservatorio no quería que uno abandonara la clase. Entonces la cuestión es que, sin sueldo, nosotros seguimos dando clases. Éramos profesores honoríficos. Hasta hace unos meses. 

Díaz: ¿Usted daba clases de manera virtual?

Silfa: Virtual, sí. Así como estamos ahora. Tanto el piano como… Más bien el piano. Porque los alumnos de composición como que no se adaptaron a lo virtual. O sea, que yo estuve enseñando los años de la pandemia. Y trabajando para el Conservatorio porque yo era la presidenta del Jurado de Piano. Porque siempre es por la edad. El profesor que tiene más edad es el decano, como quien dice. 

Díaz: Oh, eso no lo sabía… Bueno volviéndonos a los tiempos antiguos. En el 76 se crea la DEMI [Departamento de Educación Musical Integral de la Secretaría de Educación Bellas Artes y Cultura]. 

Silfa: El DEMI, ¡Ay sí!

Díaz: Usted fue colaboradora del DEMI, ¿verdad?

Silfa: Sí. Claro, porque todo los que vinimos de Chile teníamos ya un grado en Educación. Y sí ayude mucho. Pero más bien como técnico en el Departamento de Arte del Ministerio de Educación. Y después de ahí en los 80 yo me encargaba siempre de los conciertos educativos de los liceos y los colegios. Que estaban muy conectados con la Sinfónica. Entonces cuando faltaba un músico decían: Ay, pero mira, Ana está aquí, ella es pianista… Y cuando vine a ver quedé nombrada, por 25 años. 

Díaz: También en el 81 ustedes fueron parte de los que hicieron el Plan de Música con la UNESCO ¿no?

Silfa: Sí.

Díaz: ¿Con Iluminada?

Silfa: No. A mí me hablaron los técnicos de la UNESCO en Venezuela en un foro que teníamos para que yo me encargara de la fundación de los foros de compositores que cada país debía tener. Entonces se fundó y en la elección yo salí electa. Durante 10 años fui la presidente del Consejo Dominicano de la Música CIM-UNESCO (Consejo Internacional de la Música). Y eso le permitió a uno estar en contacto con muchos compositores y músicos, porque a cada rato un foro aquí, una reunión de presidentes allí…

Díaz: Profe, lo que más me ha impactado es que yo no encontré ninguna obra suya – o sea, partituras. Porque sí hay algunos catálogos, así con algunas obras, pero no hay partituras, tampoco vi grabaciones.

Silfa: No, grabaciones no. Yo no creo que haya. 

Díaz: ¿Usted no ha grabado su música?

Silfa: No. 

Díaz: ¿Y nunca ha tenido esa intención?

Silfa: Mi música la tengo debajo del brazo.

Díaz: Y entonces cuando alguien quiere tocar algo suyo, ¿cómo usted hace?

Silfa: Me lo piden y, si vale la pena, entonces yo se lo dejo.

Díaz: Profe ¿y usted no tiene un catálogo de las obras suyas?

Silfa: Sí, eso está en internet. El catálogo. 

Díaz: Yo he visto algunos. Pero no sé por qué a partir del 2000 no mencionan obras.

Silfa: Bueno, después del 2009, que hice un homenaje a Salomé Ureña. Es una obra para narración y orquesta. Muy patriótica y dedicada a Salomé Ureña. Esa fue mi última gran obra. Pero después de ahí he hecho obras cortas. Porque yo estuve muy enferma un tiempo y mi producción se detuvo momentáneamente. En los 2000 hasta el 2009 que hice esa obra. Que no se ha estrenado; se iba a estrenar.

Díaz: ¿No se ha estrenado?

Silfa: No, no se ha estrenado. Incluso yo le había hecho todas las partes, las particellas. Todo listo. Se ensayó con la Sinfónica, la solista… Y yo no me acuerdo, algo vino que se suspendió. Pero yo soy feliz de tener mis obras. 

Díaz: Profe, pero aquí [en Costa Rica] la podríamos montar.

Silfa: Yo conocí a un compositor de Costa Rica, pero ahora mismo no me acuerdo el nombre. Porque eso fue en los 70. No me acuerdo. Y fue en un foro de compositores. No me voy a acordar del nombre.

Díaz: ¿Podría ser Alejandro Cardona?

Silfa: ¡Ay! Ese me suena. A lo mejor… En Guatemala fue el Foro.

Díaz: Yo pensé que Dante [Cucurullo] la había estrenado esa obra (A Salomé).

Silfa: Bueno, él fue que la ensayó, pero algo pasó. Que no se dio el concierto. Se hicieron varios ensayos. Y ensayos con el solista y una reducción al piano que yo hice. Con eso ensayaban director y solista. Y entonces después bueno… Yo soy un ser muy especial. Ok, me encantaría oír esa obra, pero si no se toca, eso no me hace infeliz. Me hace muy feliz tener la obra. 

Díaz: No, no, profe hay que oír esas obras. Si no por usted, entonces para nosotros, los que la queremos oír.

Silfa: Bueno, yo encantada, nada más tienen que pedírmela. 

Díaz: Como profesora –principalmente de Composición–, ¿cuáles momentos usted recuerda con más agrado?

Silfa: ¡Oh! Mis dos alumnos que gradué. Solamente pude graduar dos. Y lamentablemente fallecieron los dos en forma diferente. Uno por un ataque al corazón y el otro por un accidente casero cuando explotó un tanque de gas. Mis dos alumnos graduados con notas suficientes. Casi 100. Además, había que presentar un concierto con obras. Había uno que tenía dos niñas estudiando piano avanzado en el Conservatorio. Y él escribió una obra para dos pianos y orquesta y sus niñas la tocaron en el concierto. Ese fue un momento muy emocionante. Y el otro compositor que se graduó conmigo, el hizo obras para canto, para coro…

Díaz: ¿Quién era?

Silfa: Ese era Josué Santana.

Díaz: ¿Y el anterior?

Silfa: El anterior era Ismael Méndez. Pianista. Él tocaba piano en Bávaro. Bávaro Beach, en esos hoteles de lujo. Pero él estudiaba en el Conservatorio e hizo todos sus cursos de Composición con el maestro Simó. Y entonces ya cuando el maestro Simó no asistía ya yo era la maestra. Él comenzó con el maestro Simó y terminó conmigo. Se graduó de piano también. Porque en el Conservatorio la composición estaba a nivel de posgrado, o sea que él no se iba a graduar hasta que no se graduara de piano. Entonces era como un posgrado.

Díaz: ¿Cómo usted diría que impactó Manuel Simó a su vida como compositora, como artista?

Silfa: Bueno él fue vamos a decir, mi mentor. Y no mío solamente: de todos los que nos graduamos. Ocho nos graduamos con él. Dante Cucurullo, Irene Pérez y yo fuimos los últimos tres. Lo mío fue en el 80, y ellos fueron en el 81-82. Y en esa época, como el maestro era un hombre tan docto en la materia, director de la Sinfónica por tantos años, estudió fuera, bueno… era como el padre de la música dominicana. Era el que estaba a la última moda, vamos a decir… Y nos enseñó todo, paso por paso. Todas las materias. Porque uno, aunque daba todas esas materias con el instrumento, comoquiera si uno iba a hacer la carrera de compositor, tenía que dar todo eso a nivel superior. Análisis superior, armonía superior, todo… superior.

Díaz: Me imagino que con un enfoque contemporáneo…

Silfa: No, desde el barroco hasta lo moderno.

Díaz: Yo tengo entendido que él fue quien puso esos lenguajes ahí en el Conservatorio. El dodecafonismo, el indeterminismo…

Silfa: Exacto. Y en la Sinfónica. El único director que ponía música contemporánea. Y él había ganado varias veces el Premio Nacional de Música con todas sus obras. Y se ponían en la Sinfónica y se oían bastante. Porque cuando tú eres director de una orquesta y eres compositor tienes mucha facilidad –pienso yo.

Díaz: ¿Cómo usted considera que tratan la música dominicana académica en la actualidad?

Silfa: Ahora mismo yo tengo 3 años desde la pandemia que ni salía. O sea, que es muy difícil emitir una opinión ahora que ya no estoy trabajando en el Conservatorio, en la Sinfónica… Estoy como un poco alejada. Yo sé que se están haciendo cosas. Pero no estoy involucrada directamente en eso. Ayer me hicieron una entrevista muy agradable. Gente del Museo Juan Pablo Duarte. Me hicieron una entrevista muy agradable. O sea, se hacen cosas y se escriben cosas y se archivan cosas. Pero yo no estoy en la posición de poder dar una opinión de si se está haciendo lo correcto. Que me imagino que sí porque son personas que han estudiado y son gente conocidas. Yo creo que sí. Y si no, llegamos comoquiera.

Díaz: La obra “Momento…” es estructuralmente barroca…

Silfa: Sí, es un A-B-A. La parte es una serie, son notas sueltas. 

MOMENTO… Preludio para la Mano Izquierda | Ana Silfa (2013), interpretado al piano por Joel Díaz 

MOMENTO… Preludio para la Mano Izquierda | Ana Silfa (2013) – YouTube

Díaz: Usted usa esa serie muy libre.

Silfa: Sí, porque le pongo pedal para que se unan los 12 sonidos. Se oye preciosa. A mí me gustó mucho. Y esta niña la interpretó como una profesional. Tenía 12 años, yo creo. Eso y un cromatismo para que se destacara en la mano izquierda una parte, así como “animadita”. Una música muy sencilla. Más bien para una niña de 12 años que se la dedique.

Díaz: ¿Usted se la escribió a ella?

Silfa: Se la escribí a ella, porque yo en un jurado la vi a ella tocando una obra de Bach. Un preludio. Y le vi esas manitas tan lindas. Una niña de 12 años con sus manitas perfectas, que me inspiraron. Dije: ¡Pero que linda!, si yo tuviera una obra así… ¡Pa! En eso me dice el profesor: ¡Ana! Ellos todos los años hacían su concierto temático. Entonces el tema que él iba a hacer este año era la mano izquierda. Todos los alumnos van a tocar obras para la mano izquierda y me gustaría que hubiera una obra dominicana. Yo había oído y había ponderado mucho a la niña, entonces eso me inspiró más. La hice de una vez. Se la dediqué. Y la verdad que vino una amistad casi de familia. Porque los papás estaban muy agradecidos. Esa niña ahora –que ya no es tan niña, ya está grande– está estudiando en Estados Unidos. 

Díaz: Usted se toma muchas libertades en esa obra…

Silfa: Dodecafonismo. Es el uso de los sonidos.

Díaz: Yo quisiera grabarla, yo no sé si usted me da permiso.

Silfa: Bueno a mí me encantaría, sería mi primera obra grabada. ¡Ah bueno! No, yo tengo obras grabadas –ahora recuerdo– de cuando yo iba a los foros y tocaban las obras mías. En Venezuela yo recuerdo que me dieron de esos casetes. La obra que me tocaron como solista que era para clarinete y orquesta. Y después “Aspectos”, que fue una obra que gustó mucho. La cual fue parte de mi concierto de graduación en el 80. O sea, que sí, yo tengo algunos casetes, pero ya esas máquinas de casetes no existen. 

Díaz: Bueno, profe, para no quitarle más tiempo…

Silfa: Bueno, me ha encantado mucho. Yo creía que iba a ser una cosa más seria, y cuando veo a este muchacho jovencito y estudiante… ¿Todavía tú estás estudiando, verdad?

Díaz: Sí, todavía.

Silfa: Uno nunca para de estudiar. Yo sigo estudiando. Yo tengo libros ahí. Cuando necesito me ayudo con los libros. Cuando no los necesito los escribo yo entonces. Folleticos para los alumnos. Uno no deja de tocar, ni deja de oír. La música es como un pulpo que abraza a uno. Óyeme eso, dizque un pulpo… Que abraza a uno y no lo suelta.

Díaz: Y mientras más se quiere zafar uno, más lo aprieta.

Silfa: Y más le gusta a uno la música.

Díaz: Nuestra generación no tiene ese acercamiento de todo lo que es la música (dominicana) académica que se ha hecho…

Silfa: Sí, nada más lo popular, o lo de ahora, que es dando brincos.

Díaz: ¿El Dembow?

Silfa: Sí, y los raperos, eso es lo que está de moda. Ya la gente se ha olvidado de la buena música. Bueno, no. Todo es música. Uno tiene sus amistades que disfrutan de la buena música, las buenas composiciones, y las buenas “cherchas” que arman los músicos. O sea que todavía existe eso, pero cada vez menos, yo creo. Pero esas cosas suben y bajan, de repente se pone de moda otra cosa y viene otra.  También cada funcionario tiene su objetivo y a veces cuando cambian los gobiernos o cambian los funcionarios…

(…)

Díaz: Bueno profe, pues muchísimas gracias por darme este tiempo.

Silfa: Encantada de conocerte. Estamos a la orden.

(Esta entrevista, hasta este momento inédita, fue realizada el viernes 18 de noviembre de 2022 a las 15:30 GMT-6 por vía virtual, desde Costa Rica. Fue también la última que concedió la gran música dominicana, quien fallecería apenas 3 meses después)

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Joel Díaz Suero, compositor y arreglista dominicano nacido en 2001, con estudios musicales de piano y composición desde los 10 años en la academia Estudio Diná y en el Conservatorio Nacional de Música, los que completa ahora en la Universidad de Costa Rica. Fue pianista titular en la Sinfónica Nacional Juvenil.

Ana Silfa Finke (1946-2023). Intérprete, compositora, profesora de piano. Fue pianista, percusionista y asistente de dirección artística de Orquesta Sinfónica Nacional.