Puerto Rico

Llenando un ruido de agujeros

hasta salir como un estruendo mudo

de azul fosforescente a voz de rayo

se inventa a la mujer

la que fluye en sueños transparentes

artífice de líneas 

y de mundos.

Ebrio de soledad

desafiando molinos hasta encontrar

algún sueño que le sueñe, 

desgarrando tristezas con los dientes

se dispara el hombre,

recogedor de huellas en las sombras

y hacedor de los bordes azulosos del tiempo.


El rito ha comenzado en este instante.

No hay límites aquí. 

No hay trampas. 

No hay resistencia.

Se comienza a morir en la vida de tardes como ésta, o se apresan luceros.


Es mirarse a los ojos. 

Es caer desde adentro hasta el fondo de otro mismo.

La salvación fugaz 

la entrada al reino ajeno 

donde la densidad del mundo adquiere forma, 

ritmo del giro, regiones hondas y palpitar de manos.


Ambos observan en el rito 

su cerrado misterio.

Él, ve a una mujer que nació desnuda, 

en su baile de llamas

en su signo perfecto.

Ella, abriendo todas sus esquinas y horizontes bajo la fibra cóncava de un beso,

quisiera saber: ¿qué nace cuando acaba el rito? ¿qué dicen las palabras?

o más bien, ¿qué nombran? 

acaso ¿un sólo amor?  ¿o un rostro en cada cáliz?

Él no ve nada más.

Ella toda en interrogantes, ve al hombre erguirse como un dulce puñal ante sus ojos

y quisiera quedarse en la matriz del gozo postergado 

que será suyo, como toda respuesta, sólo si permanece fuera de su alcance. 

                                                                              de Las celdas del iris

Lobo estepario

Aquí la cicatriz de la panza rasgada.


Allá la tentación y el bosque.

Caperuza vestida en puti-rojo y abuelita tragada sin pensar,

y joven cazador y viejo lobo feroz que es miedo sempiterno de las niñas.

Allá la panza abierta.

A él, pobre hombre-lobo enamorado, que sólo quería olerla, verla mejor, contemplarla de cerca y a pequeña mordida en la entrepierna, comerla despacito, sintiéndola temblar bajo su fuerza.


Aquí de vuelta a las estepas, no aúlla.

Menos lobo y astuto cada noche,

lame su cicatriz y se lamenta.

                                                                            de Las celdas del iris

Ineludible

Antes de la oscuridad

estrella todavía

aún huelo a niños

a mundo

a verde nido

a piel luz

de flor mojada en tus caricias.

Soy la vida que se enciende 

en el impulso de escribir: cielo

o cuerpo o mar azul

y así calor y pies

pintura y rosas.

Yo

animal vivo

manos, ojos, cabeza, corazón

sangre caliente.

Yo 

lengua y cuerpo, cuello y piernas.

Yo 

mujer-pájaro

madre-pez

de esta gota de muerte

como un pétalo

que se desliza en mi vientre.

                                                                             de Las celdas del iris

Exposición

No. 1 En 1961, El barco de Henri Matisse fue expuesto en el Museo de Arte Moderno  de Nueva York. 47 días después, cuando ya había sido admirado por más de 116,000 visitantes, No. 2 se dieron cuenta de que lo habían colocado cabeza abajo. “Da igual”, dijo uno de ellos, “falta el mar, y ese barco, de todas formas, parece pájaro”.

                                                                             de Las celdas del iris

Enttäuscht/Decepción

                          “Die Rose is ohne warum: Sie blühet weil sie blühet”

                                             Angelo Silesius, Siglo XVII

Mi polvo no será lo que soy.

¿Será sólo esta herida que no cierra

o será el río que inicia su andadura precoz

en de la ?


¿Será sólo el recuerdo

o será este miedo de vivir con la mentira

para encontrarme un día en medio de la noche

completamente sola

desnuda a la intemperie?

Mi polvo, no será lo que soy.

                                                                               de Las ilusas

Herminio Alberti León, fotógrafo artístico merecedor de reconocimientos nacionales e internacionales.