I

Mi dios, el del animal.

El hombre lo incorpora 

a su sed para continuar 

su servidumbre roja, verde.

II

El de la arena. 

Las pisadas de ayer 

como las de hoy no dejan

huellas visibles ni invisibles. 

III

Mi dios, el de la piedra,

choque o no con ella,

sale ilesa, sin moverse

de un mismo lugar. 

 IV

El de la montaña.

Se forma con las piedras,

la arena y el silencio,

sin ignorar que el ausente 

será tomado en cuenta 

para el ascenso, 

el descenso de los días, 

los años, los siglos.

V

Mi dios, el del árbol. 

No se queja por su uso

desmedido para el fuego, 

va de un lugar a otro sin moverse,

donde también será incendiado.

VI

El del aire, respirando

soy el mismo que lo nombra

con el cuerpo, con lo que digo ser.

A falta de él, cadáver ocioso

en el aire fétido que emana.

VII

Mi dios, todo lo que no 

soy, aun grite, ría.

Todo da al llanto de sí mismo. 

VIII

Donde nunca estaré

aun lo sueñe, recurso viable

de estarse quieto en lo que llega

el movimiento en el vacío.

IX

Mi dios, el mar, toda el agua 

salada del planeta; las dulces,

río de hormigas bobas;

sed saciable de ser siendo,

por serlo bordeando la nada. 

XI

El de la ceniza

donde quiera que pienso

ir o quedarme, recuerdo

el origen de todo que se mueve.

XII

Mi dios, hasta de lo que hable, 

de la voz que no oigo

girar para encontrar el reverso.  

XIII

Si las cosas no giran

no se saben los lados felices.

Al final son los riesgos,

del silencio y la espera

lo que define lo vacío. 

XIV

Mi dios, el del hombre

que no ha nacido.

¿Puede obligarme a ser

semejante e imagen?

XV

Del que hace silencio

al tomar la tierra entre sus manos,

al lanzarla hacia arriba, se quita. 

XVI

Mi dios, como nada permanece

en su lugar y ni decir las palabras, me niego…

XVII

Entre estos metales en que vivo,

convivo, me definen, juzgan

donde me harán vivirlos

a su manera bajo el sol,

lluvias cocidas al silencio,

¿de la tierra, del aire, de la ceniza? 

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Amable Mejía es poeta y narrador. Doctor en Derecho de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Autor de El amor y la baratija, El otro cielo y Primavera sin premura, novela.