I
Mi entrañable y traicionado General:
Te escribo como simple mortal sureño
con los ojos florecidos de amor
y lluvia
desde este eslabón de la patria
que soñaste
donde resonó el primer tambor libertario
de tus sueños de plenilunios.
Te escribo con mis dedos análogos
desde este hoy digital y pandémico
para decirte aquello
que hoy agrieta mis acentos.
Eres mi último refugio
para poblar esta patria de
flores y colibríes.
¡¡¡Ay!!! ¡¡¡Mi General, no provoques…no!!!
No empujes estas ganas de ti
y tus proclamas…
No hagas que estallen en bruces
los ardientes huracanes de este trópico
y sus intrépidas primaveras…
No provoques mis vacíos
mi hipo
mi furia
mis falencias.
¡¡¡Ay!!! Mi General, lea esta carta y cante…
Y haga que su canto atraviese mis tísicas escuelas
mis templos y mis montañas.
Al leer esta cimarrona carta
lea también esta nota sin plegarias:
Ayer usted hizo como Cristo… estiró su látigo
y sacó del templo a los ladrones
y hoy todos han vuelto…
se adueñaron de las leyes…
de los ríos y sus peces…
Se embolsillaron tus relicarios
Tu rocío y mis girasoles…
¡¡¡Ay!!! Mi general, no me respondas…
Lea y cante, mi adorado general Duarte.
Cante y no me responda…
Y haga que su canto germine en los patios
y que se multiplique en las fábricas
y que vuelto polen y miel se anide tu canto en los jardines…
y en el mancillado vientre de nuestra patria.
Haz que retorne a nuestras voces
tu proclama
tu ímpetu de gran soldado de la luz
General de planetarias charreteras.
Necesitamos tu lectura… tu voz…
tu respuesta ancestral
tu eco
Necesitamos volver a ti…
y asumirte sobre la mesa
detrás de cada amanecer sobre esta tierra
sobre el horizonte de tus guayacanes
y en la cúspide de tus cordilleras
No, no me respondas… mi General…
Lea esta carta y no me responda…
Lea y cante… mi General
y siembre de nuevo su voz y su canto
en esta tierra.
II
Lea esta carta cimarrona
propia de un poeta sinfónico y bachatero.
Lea y cante…
y haga que su canto azote…
y saque del templo a los “Pedro Santana”
a los “Judas Iscariotes”
a los “Barrabás” y sus aguijones…
a los que vendieron su alma al diablo
para colonizar nuestros puertos, nuestras minas
y riberas…
¡¡¡azótalos!!!! mi General.
Son traicioneros
y hay que borrarlos de esta tierra.
Mi General. No me respondas
para que no se agrieten las estrellas.
No me respondas…
mi General Duarte,
Lea y cante…
Para que los algarrobos florezcan.
Haga suya esta carta cimarrona
y con ella caliente los tambores de África
y haga despertar al Lemba relámpago
y trueno…
que salta y baila en mi pecho
en este hoy de virus y descarriadas plagas.
Lea esta carta, mi General y no me respondas…
Lea y cante… Mire y cante…
Escúcheme… mi General
y cante…
Atiéndame, mi General
y cante
Lea y cante…
Y haga que su canto sea diluvio y azogue…
bayahonda… y pringamosa
Merengue / salve / sinfonía y bachata/
bolero de algodón en serenatas
Pero no me respondas… mi General
Mi Juan Pablo de amapolas y trinitarias…
No me respondas
Lea y cante… mi General
y haga que su canto se multiplique
y empuje el yunque del obrero
más allá del pachulí y sus recuerdos
y haga suya esta carta cimarrona
Lea y cante… mi General…
Mi Duarte… nuestro Juan Pablo Duarte
Y llene de ritmo y flores mis rincones
Lea y cante… mi General
Lea… y cante
mi General Duarte de primores,
No respondas
esta… mi descalza carta cimarrona…
Lea y cante…
hasta hacer ovular y parir nuestra patria
de ritmo / libertades y amores.
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Julio Cuevas es Doctor (PhD) en Filosofía Para un Mundo Global, Universidad del País Vasco, España. Escritor, poeta, crítico literario, académico. Profesor titular de la Escuela de Letras de la Facultad de Humanidades UASD.