Ya no está Dios en los colores de la tele. Cambiándole sus sexuales orientaciones, con lo divino se han quedado los políticos y algunas viejas escuelas horoscópicas que atan los vejámenes del día con sus dioses de baraja o pacotilla. Siguen los pobres aferrados al Mesías que aliviará, quién sabe dónde o menos cuándo, las infinitas adversidades que otros dioses en batola les rociaron de soslayo. En los templos se burlan de Dios los que predican, haciendo de Él o de Ella una humilde servidora del talego, de acuciados intereses que jamás revelarán al feligrés o a los recaudadores de impuestos del Estado. De repente en el tímpano del hombre cae un rayo que estremece su fémur invencible y entonces se hace Dios enunciación voraz en la lengua, el ojo, el gesto despojado. Afortunada o desafortunadamente ya no aparece en la tele y sus colores y anda desorientada su figura paseándose por las ondas de la radio, por los bosques o en los polos, buscando la compaña inevitable de la hormiga o de la oveja, de la foca o las termitas, del zorrillo, de la cebra, del pingüino, en cuyas formas de ébano y marfil se encuentra Dios en su asamblea, pues ahora sólo existe en blanco y negro y es una masa inmaterial de ficción descolorida.
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Rei Berroa. Poeta, profesor y gestor cultural. Autor de más de 50 libros de versos, crítica y antologías. Premio Internacional Trieste Poesía por el conjunto de su obra (2010) y Premio Mihai Eminescu (Rumanía, 2012). Le fue dedicada la VIII Feria del Libro de Nueva York.