y Elogio de La Española en el siglo XVI

Es un honor para mí participar en este homenaje dedicado a la obra de Frank Moya Pons, organizado por la Academia Dominicana de la Historia. Como sabéis, nuestra amistad se remonta a muchos años atrás, incluyendo los años cuando era mi alumno en la Universidad de Columbia. 

Esta ocasión también me permitió releer esta obra clásica que estamos discutiendo hoy. Es, sin duda, una de las mejores investigaciones que se han realizado sobre la historia colonial de América Latina, y es un trabajo fundamental para entender como fue creado el sistema colonial.

Así, además de ser la historia de la primera colonia española, también es un estudio importante de cómo la Corona estableció las instituciones básicas para su nuevo imperio mundial. Santo Domingo fue realmente el laboratorio en el que la Corona experimentó con varias opciones sobre cómo crear un imperio viable en la lejana América. Si bien se utilizaron muchos instrumentos ibéricos tradicionales, su compleja relación con La Española en estos años permitió a la corona experimentar con nuevas instituciones y nuevas políticas nunca antes probadas.

Santo Domingo fue el lugar donde los reyes Fernando y Carlos elaboraron sus políticas básicas sobre cómo tratar con los colonos, cómo relacionarse con las poblaciones indígenas y cómo crear una burocracia  y dominar las élites locales para garantizar el control real.

El primer problema inmediato fue cómo evitar que la élite local se convirtiera en una fuente de poder independiente. La solución era controlar su acceso a la mano de obra indígena. Esto explica los numerosos repartimientos de indios en estos primeros años. Al final, la Corona solo pudo garantizarle a la élite local su poder económico. Este control real sobre la distribución de indios, minas o tierras, fue el tema básico en las Américas en años posteriores.

En el conflicto con la familia Colón, y en particular con Diego Colón, la Corona estableció poco a poco su complejo sistema judicial y administrativo, que luego se convertiría en norma con la creación de Audiencias, gobernadores, contadores reales, etc., en toda América.

Con los indios, después de muchas políticas diferentes y contradictorias, la Corona finalmente aceptó la encomienda como una institución esencial. Pero también aceptó la necesidad de un gobierno indirecto en relación a la población indígena, reconociendo los derechos de los caciques, incluso hasta el punto de permitirles encomiendas y mandando sus hijos para que sean educados formalmente como cristianos. También les dio a todos los indios un tipo de ciudadanía (vasallos del rey) mediante el pago de tributos.  Esta política de gobierno indirecto y pagando tributo, elaborada en La Española, sería la norma adoptada en Nueva España y Perú. 

Tras la crisis de la población aborigen de la isla, la Corona aceptó la necesidad de esclavos africanos como otra fuente de trabajo servil dependiente. Así, la esclavitud africana se establecería en todo el imperio, e incorporó otro elemento nuevo en la creciente mezcla de poblaciones americanas. También la prohibición de encomiendas por los españoles a que se casaran con indios populares (es decir, los que no pertenecen a la élite indígena) indica que la Corona ya se estaba planificando para una población mestiza y blanca pobre. Esto parece indicar que esta nueva clase de mestizos, que eventualmente fue la clase dominante en las Américas, no fue un accidente o un desarrollo que no tuvo el apoyo o en lo menos la conciencia real, como se supone en gran parte de la literatura.

Una de las pocas diferencias con los desarrollos posteriores es que los oficiales reales no estaban tan integrados en la élite local como lo estaban aquí en Santo Domingo. Tampoco obtuvieron el poder económico local que Fernando y Carlos dieron a los oficiales reales en Santo Domingo. En tierra firme era necesario negociar con una élite local de mineros, comerciantes y terratenientes más independientes, y los funcionarios reales estaban menos comprometidos con estas élites locales.

Como se puede ver de estos comentarios, este estudio de profesor Moya Pons es ya un clásico de la historia y, mediante su análisis, explica cómo la Corona española usó la isla como laboratorio para probar todas las instituciones y políticas básicas que adoptaría en el resto de América en los siglos siguientes. Por lo tanto, es una historia que va mucho más allá del relato de los primeros años de la primera colonia de España en América.

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Herbert S. Klein. Profesor Emérito Gobernador Morris, Columbia University; ex director del Centro de Estudios Latinoamericanos de Stanford University; actualmente curador de Latinoamérica en la Biblioteca y Archivos Hoover, de Stanford University.