Lamento
La lumbre despedía la humareda que cimbreaba
de los tizones encendidos que lanzaban chispas en la
hoguera rodeada por los aldeanos, todos canturreando
los cantares aprendidos de aquellos viejos sabios de la aldea.
cantos delirantes, orígenes aciagos, niños alegres correteando,
riendo, cantando, sin pensar en el pesado fardo
de aquellos ambiciosos con ansias de poder
que vendrían a poblar, a repoblar, a evangelizar
las tierras y terruños que estarían a su alcance a la vuelta de
centurias que corrían…
La sirena
Persiste el ulular de la sirena a través de mi ventana.
no tiene los oníricos encantos de dulces melodías hechiceras
que aturdían a Ulises y a sus hombres en
los mares del Peloponeso.
son lúgubres las mías,
y funestas perseveran en el viento
que ha dejado de soplar a través de mi ventana.
(un poema en los tiempos del coronavirus 19)
Esperanza
Con el vago sonido del silencio
se levantan olas llenas de desesperanza y,
más atrás oímos una voz que dice: no, no,
no desmayemos de dolor.
a quién servimos si desfallecemos.
esos latidos languidecientes de las zonas afectadas
siempre llegan de la mano de otros
sucedáneos portadores de rosas y jazmines,
de fragancias y hojas verdes portando amores
solazantes anunciando una nueva vida
llena de esperanza
(poema escrito en la pandemia de coronavirus 19)
Amor patrio
Quien quisiera entre las dichas una más hermosa
que la que al final de un largo viaje por el mundo
poder llegar a un terruño como el nuestro.
tierra prodigiosa
en la que tanto vemos caer del cielo
oscuros goterones de café en el campo,
como también podemos deleitarnos
con el armonioso contonear
de un viejo amigo octogenario
que por nombre lleva el de “sancocho”
bailando al melodioso ritmo contagioso:
tuyo, tuyo, tuyo nena,
pum, kitipun! kitipun!
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Lisette Vega de Purcell. Licenciada en Humanidades, mención lenguas modernas. Profesora, traductora y escritora.
Ilustraciones de Pedro Burgos Montero.