El mundo de hoy, que al inicio de una nueva vuelta al sol seguirá su traslación imperturbable, no parece demasiado luminoso. En ese “parecer”, no obstante, reside el asidero de la esperanza.
La guerra insiste en permanecer. El hambre, las desigualdades, la opresión, no se detienen. La crisis de los opiodes se está ensanchando. La discriminación, la violencia, la corrupción campean y, como los macro y microfascismos, aparentan constituir el signo eterno de los tiempos. En ese “aparentar”, empero, encuentra amparo el optimismo. Como culmen, la dilución del ser en la psicoesfera, la nueva especie del sujeto en línea cuya libertad peligra en la era digital. Pero la humanidad no cederá tan fácilmente a su deshumanización, si percibe esa amenaza revestida de humanismo automatizado, transhumanismo, ultrahumanismo.
Esperanza, ante la amenaza. Esa que José Mármol nombra con elegancia discursiva: “La existencia se consume entre el rendimiento laboral, la atención a la conexión fractal o de pantallas, que se resuelve en consumismo y dilución de la identidad, o la total ausencia de un tiempo de ocio fértil, lúdico, capaz de superar el cansancio, la soledad, el síndrome del quemado y la depresión. El homo sapiens, que había sido gregario y capaz de asociarse y colaborar a gran escala, se reduce al infeliz, solitario y depresivo homo digitalis.”
A partir de esa su conferencia, dictada hace muy poco en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, Plenamar crea un dossier, complementado por un desmenuzamiento de sus palabras llevado a cabo por el psicopedagogo e historiador Esteban Tiburcio Gómez (quien termina su análisis citando sendos poemas de Mármol), más una “celebración de la imaginación” en este autor, escrita por el ensayista Jochy Herrera (como un propósito de estirar el hilo entre poesía y pensamiento que caracteriza la actividad intelectual de José Mármol).
Tiburcio Gómez sintetiza los elementos centrales del discurso: El peligro de la transformación de lo humano en lo tecnológico, la contradicción de la inteligencia artificial frente al autocuestionamiento, el olvido de lo humano y el poder de la tecnología, la crítica a la cultura del consumo y la superficialidad, la amenaza de la biopolítica y la vigilancia, la artificialidad de la “inteligencia” y el conocimiento superficial. Y, al explayarse, Mármol invoca, como tarea del pensamiento presente “articular una cartografía de esa mutación tecnocultural [para poder] atisbar un mañana con menor incertidumbre, menores riesgos y mayor justicia y equidad”.
Un nuevo humanismo –enuncia– atento a “la obnubilación que podría provocar lo digital como expresión de la crisis actual de la humanidad, sus sistemas económicos, sus sistemas de gobierno. En eso habría de consistir la esperanza, esa que nos hace mirar al horizonte y pensar que, a pesar de las quiebras y defraudaciones del presente, debemos abrigar la certeza de que encontraremos el auténtico sentido de la vida.”
La siempre pertinente sección que corresponde a las Artes Plásticas, esta vez incluye el escrito del gestor, ensayista y poeta santiaguero Fernando Cabrera titulado “Invisible: alegorías visuales neobarrocas”, acerca de una exposición de la artista plástica compueblana suya Gina Rodríguez, muestra que se llamó, precisamente, “Invisible”. Por supuesto que también reproducimos imágenes de sus impactantes cuadros.
Por otro lado, la sección Pensamiento muestra un trabajo más de Ariosto Antonio D’Meza acerca de la obra de Franz Kafka (en quien ya se especializa), y con ello se insiste en la actualidad de la visión imaginaria que tuvo y sostiene el escritor checo. Asimismo, el poeta peruano y académico de la lengua Marco Martos nos proveyó de un sondeo profundo en la poesía de su compatriota Carlos Germán Belli (1927-2024), gran poeta fallecido hace unos meses. “El personaje que escribe los poemas iniciales es un individuo desencantado de su sociedad –dice– que encuentra en su escritura secreta y marginal y diferente, en el sentido de poco aceptada, un pequeño oasis que hace soportable la vida.” Belli, poeta de estro peculiar y único en la poesía hispanoamericana, coloca en un molde antiguo sentimientos y formas de pensar contemporáneas, originando un estilo propio.
Las españolas Clara Dobarro y Susana Asensio Llamas ocupan la sección Libros de este número, reseñando obras de las escritoras Sara Torres y Marcela Antonia Montes de Oca González, respectivamente. Entre tanto, la sección Literatura, que cubre el ámbito propiamente de ficción creativa, incluye un cuento del dominicano residente en Nueva York Miguel Aníbal Perdomo, poemas del argentino Alfredo Lemon y un escrito inclasificable e increíblemente imaginativo de la colombiana Sonia Ramón.