(Actividad inaugural de la XVI Feria Regional del Libro Bahoruco 2020) Transmitida en vivo, vía Zoom, el domingo 29 de noviembre, 2020

KM: Keiselim A. Montás (Keysi)

JD: Junot Díaz

KM: Junot Díaz nació el 31 de diciembre, 1968, en Santo Domingo, República Dominicana. A los seis años, emigró con su familia a Paterson [Perth Amboy -aclara Junot], New Jersey, donde había pocos dominicanos. La memoria que conserva de sus primeros seis años de vida es la de un mundo maravilloso, en un barrio lleno de carajitos jugando el día entero. Esos primeros años en el nuevo país fueron difíciles; y si nos llevamos de sus notas de primaria y secundaria, podríamos afirmar que fue un mal estudiante.  Hizo una licenciatura (B.A.) en Historia & Literatura en Rutgers University, y una Maestría en escritura creativa en Cornell University.

Su primer libro Drown (1996), una colección de cuentos (traducido como Negocios), tuvo muy buena recepción. Le llevó unos once años publicar otro libro, y en 2007 publica la novela, The Brief and Wondrous Life of Oscar Wao (2007), que se tradujo como La breve y maravillosa vida de Óscar Wao, esta novela gana el National Book Critics Circle Award (Premio del Círculo Nacional de Críticos), y en 2008 gana el Pulitzer Prize, el mayor galardón literario que se otorga en los EE.UU.

En 2012 publica This is How You Lose Her, que se tradujo como Así es como la pierdes, y en cuya traducción tuve el honor de colaborar. Este libro pronto se convirtió en New York Times Bestseller y fue finalista del National Book Award (Premio Nacional del Libro). Ese mismo año, le ortogan la MacArthur “Genius” Fellowship (Beca “Genio” MacArthur). En marzo de 2018, sale Islandborn (traducido como Lola) que es su primer libro para para niñas y niños.

Entre otros varios reconocimientos vale mencionar: el PEN/Malamud Award (reconocimiento PEN/Malamud), el Dayton Literary Peace Prize (Premio Dayton de Paz Literaria), la Guggenheim Fellowship (beca Guggenheim), y el PEN/O. Henry Award (reconocimiento PEN/O. Henry). En la actualidad es el editor de ficción del Boston Review y es el Rudge and Nancy Allen Professor of Writing at the Massachusetts Institute of Technology (profesor de escritura con la cátedra Rudge and Nancy Allen).

Mi hermano, un placer tenerte aquí. Vámonos entonces al boxeo.

JD: Keysi, mil gracias y gracia’ a to’ el mundo. Muy buenas noches y ojalá que todo el mundo esté seguro y bien en medio de esta pandemia.

KM: Junot, un placer tenerte aquí y mil gracias. Aquí va la primera pregunta: en EE. UU. dicen “el escritor dominico-americano”, en República Dominicana muchos han dicho que no eres dominicano (vale denotar que en el país tenemos un historial de desnacionalización, pero eso es carne para otra sopa). Bueno, en otras palabras, es como decir que “aquí eres de allá y allá eres de aquí”. ¿Cómo defines tu identidad nacional y tu identidad literaria?

JD: Bueno… vamo’ a empezar con la pregunta difícil. Tú sabe’ que en la República Dominicana nosotro’ siempre estamos… tenemos una historia de esa vaina, ¿verdad? De tratar de confirmar quien e’, qué é o no, y también a veces, y no estoy hablando de todos los dominicanos ¡claro!, hay sectores que están obsesionados con esa idea que hay una prueba para confirmar quien e’ dominicano y quien no e’ dominicano. Hay gente que son fanáticos de esa mierda. Entonces, imagínate, el inmigrante dominicano no es bienvenido en el país natal, y no es bienvenido en el país a donde se fueron huyendo; entonces, siempre hay un problema de de dónde somo’, de quién somos… nuestras raíces, si somos –tú sabes– lo suficientemente dominicano o no. Entonces, de vera eso es una de esas preguntas que a mí siempre me ha interesado como artista, verdad, porque yo tengo familiares, y yo tengo padres que se criaron en la República Dominicana, que vivieron casi su vida entera ahí –bueno vamos a decir lo’ primero’ 20 ó 30 años–, no hablan ni papa de inglé’ pero han vivido en los Estados Unidos estos últimos 35 años. Entonces, cómo vamos a entender a personas como ellos ¿verdad?, que han vivido en lo’ Estados Unidos treinta y cinco, cuarenta años… y, bueno podemos decir que son dominicano’-dominicanos porque se criaron ahí, y, pero también tenemos que entender que han vivido muchí’mo años, entonces eso es como decir que esta cuestión, una cuestión que yo creo tiene una base de tratar de simplificar el mundo, no puede bregar con lo complejo que es el mundo. Yo siempre me he sentido, bueno no voy a decir siempre, pero desde que yo empecé a ser escritor, yo siempre me veía como un escritor de la diáspora dominicana. Entonces hay gente que dice que lo’ miembro de la diáspora dominicana no son dominicanos, ¡Okay, ‘tá bien!, llénate de ese pan, ‘tá jevy; pero, tú sabe’, hay otras comunidades que dicen lo opuesto. Y yo prefiero andar con esa comunidad que entiende que ser dominicano es algo muy complejo, muy complicado. Tenemos inmigrantes en la República Dominicana que, aunque han venido de otros países, ahora pertenecen a la República Dominicana. Imagínate, cuando uno ’tá vivo dicen una cosa, y después cuando una ‘tá muerto dice otra; si tú gana’ premios dicen una cosa, pero si tú no ganas mierda dicen otra. Si yo vuelvo a vivir a Santo Domingo van a deci’ una cosa, si yo ‘toy en Washington Heights otra; entonces yo, para mí me interesa como artista, pero como persona no me interesa, no voy a deci’ que no me interesa mucho pero, he vivido mucho’ años bajo esa pregunta, y yo creo que siempre es una pregunta que… bueno, lo dejó ahí por ahora.

KM: El error, o el horror, americano es lo que digo cuando hablo de la saliente administración política de los últimos cuatro años en los EE. UU.; y de todo, lo que más me ha dolido y preocupado no es el Dinosaurio mismo, sino los que lo apoyan (que son muchos, y mucho más de lo que sospechábamos). En tu opinión, ¿qué ha representado esa administración y qué representa el cambio venidero?

JD: Bueno yo sé que, tú sabe’, parece que la mitad del país está de luto y la otra mitad del país ‘tá celebrando mucho, porque imagínate curato año’ con un loco full es mucho, eso e’ demasiado locura. Pero también un abusador, alguien anti, ¡anti todo! Verdad: anti-derechos humano’, anti la democracia; no hay una comunidad, parece, que ese tipo no estuviera en contra. Pero también hay que entender que Donald Trump es un resultado, ¿verdad?, que hay una enfermedad muy muy fuerte en los Estados Unidos, y también en la República Dominicana; nosotros tenemos sistemas super crueles, tenemos sistemas económicos, tenemos muchas élites super crueles y parece que en los Estados Unidos elegimos uno de los locos por cuatro años, y ahora lo hemos botado, pero eso no significa que e’te sistema se ha convertido en algo menos cruel, verdad, solamente que se ha circunvalado un poquito mejor. ¡Claro! nadie quiere tener un presidente como ese loco encima, pero también hay que entender que, cuando tú tiene’ un paí’ como lo’ Estados Unidos donde, yo sé que en la República Dominicana esto suena como una locura que yo e’té diciendo que en Los Estados Unidos no invierten dinero en la educación, que ellos le hacen la vida imposible a la gente para conseguir educación. Y yo sé que en Santo Domingo la gente dice, pero no puede ser, si tú cree’ que no invierten en los Estados Unidos tú na’má’ tienes que chequea’ lo que ‘tá pasando en la República Dominicana; ¡yo lo entiendo! Pero es que parece que en todos lo’ países tenemos muchísima ignorancia, y más que to’ tenemos muchísima ignorancia y tenemos mucha gente con poderes y con redes que ellos pueden utilizar para manipular poblaciones enteras. Entonces, yo creo que, ¡claro estoy contento, estoy feliz¡ ¡qué bueno que lo hemos botado! Qué bueno que se va en enero y pico, pero también yo entiendo que ese sistema que creó ese loco no ha cambiado, yo creo que ahora botamos a este tipo, pero viene otro Trump pronto, viene otro Trump pronto. Necesitamo’ bu’ca la manera de cambiar e’te sistema y yo sé que estamos en esa lucha, pero a vece’ uno cuando te toca una enfermedad como Donald Trump a vece’ uno se desespera, dice ¡Diablo, pero yo pensé que nosotro’ habíamo’ mejorado mucho! Pero parece que no, parece que no. Nosotros tenemos un conflicto enorme en los Estados Unidos y también tenemos un conflicto, no voy a decir igual, pero parecido en la República Dominicana, tú sabe. Tenemos mucha gente con poder, mucha gente poderosa cruel, que no le gusta nada la democracia, que no quiere solta’ ni tres chele’ para el pueblo y prefieren que la gente se vuelva medio loca con estas ideologías que son completamente brutas. ¡Claro! contentísimo, pero también lleno de mucho miedo de lo que viene, de lo que será el próximo.

KM: Junot, como escritor no eres lo que definiríamos como prolífico (exitoso sí, ¡eso sí!), y sé que trabajas mucho en tus escritos (escribes, reescribes, revisas, tiras a la basura, vuelves a escribir). ¿Podrías abrirnos una ventanita al mundo creativo de Junot; a lo que pasa cuando escribes, me refiero a ese momento en que idea y palabras se juntan en el papel: ¿cómo es ese baile, dónde bailan y qué bailan?

JD: Bueno, mira, yo ahora tengo 52 años, que para mí eso es mucho. Yo he sido… cuando yo tenía 20, 25 años yo era… yo era una clase de escritor; después a los 30 años yo era otro. Entonces yo me siento como que yo he sido como tres o cuatro escritores diferentes. Entonces, claro que te puedo hablar de lo que me está pasando ahora o cómo yo e’cribo ahora, cuál es el proceso ahora, pero también puedo, tú sabe’, mencionar o también hablar un poquito de los…uhm, escritores –de los otros capítulos, ¿verdad? – de e’ta novela que se llama ser escritor. Ahora, imagínate, yo, yo siempre he sido un escritor superlento; yo soy uno de eso’ escritor medio campesino; lo digo en esta manera porque yo vengo de una familia supercampesina, una familia que viene de Azua, –para clarificar algo, cuando yo me mudé de la República Dominicana, nosotros fuimos afuera de Perth Amboy no a Paterson, pa’que los amigos de Paterson no me metan mano’–, entonces yo me crié en una familia supercampesina, que se levantaban tempranísimo; entonces yo soy uno de eso’ e’critores que yo me levanto, voy a deci’ como a la’ cinco de la mañana; a mí no me cue’ta nada levantarme temprano. Hay otra gente que sufre mucho pa’ levantarse temprano, yo entiendo eso, pero a mí no me cue’ta nada. Entonce’ yo me levanto temprano, y yo me pongo a escribir; yo tengo que escribir antes de que yo, ¿verdad?, me tiro en el mundo; si alguien me llama por teléfono, si tengo que hace’ una diligencia, si alguien toca la puerta, si hay un email medio jodón… ahí eso me saca de ritmo. Entonces, yo necesito enforcarme en la mañana tempranísimo; e’ má, yo siempre tengo que leer, yo soy uno de eso’ que yo escribo en la mañana y despué’ leo por par de hora’, voy a deci’ como dos o tre’ horas, y despué’ tengo que i’ a mi trabajo como profesor, ¿verdá?, y despué’ tengo otra’ cosas de familia y vaina. Duro muchísimo tiempo, voy a deci’ si tengo que e’crbir un capítulo –ahora mi’mo ‘toy escribiendo una novela, uhm una novela rarísima; yo te digo: cuanto yo de digo rarísimo, eso significa superrarísimo –yo creo que será dos o tres persona’ en el mundo que le va a gu’tar leer esta mierda, pero ‘tá bien; uno tiene que e’cribi’ lo que te toca, tú sabe’, tú no puede’ negar ni rechazar lo que te inspira. Ahí, ese es el camino de dolor, si tú hace’ eso. Entonce’ lo que yo hago: e’cribo en la mañana, leo y pa’lante. Entonce’ yo digo que… en una semana, voy a decir si yo e’cribo… lunes hasta sábado en la mañana, seis días en la semana, yo creo que yo termino una página cada semana. Entonces yo no sé si hay otro e’critor que sea menos productivo, y si hay, lo felicito.

La otra cosa es que… yo soy fanático, a mí me encanta esa pregunta también, ese puzzle, como decimo’ en inglés, de la estructura, entonce’ yo siempre estoy bu’cando la manera de que lo que yo escribo, …de más o menos escribirlo con una estructura que a mí me parezca genial, que a mí me parezca interesante. Entonce’ muchas veces yo termino un cuento o un capítulo en el que yo he laborado sei’ meses, ocho meses o nueve mese’ y me doy cuenta que la estructura es supermalísima, super cursi, aburrida, entonce’ tengo que botar la cosa entera y ve’ si puedo inventa’ una estructura que sea más interesante. Mira, eso no significa, porque uno trabaja mucho, lento, eso no significa que valga la pena lo que tú escribe’ ¿verdad?, yo no quiero decir que el que escribe rápido vale meno’ que el que escribe lento, ¡no! Todo el mundo tiene su ritmo, verdad: a ti te encanta la zarandunga y a mí me encanta son, y ya, esos e’ lo tuyo, lo mío. Hay mucho’ escritore’ que escriben superrapidísimo y son de lo’ mejore’. Entonces yo, voy a decir cuando yo tenía veinte años, yo era uno de eso’ ecritore’, yo e’cribía muy muy rápido. Yo te digo, yo terminé mi primer libro, que es como un híbrido de novela, de cuento, y yo terminé ese libro y en tre’ mese’ de que yo terminé la última palabra de ese libro yo e’cribí otro libro, verdad. Entoce’ yo tenía ese ritmo; ahora no tengo ese ritmo, ¡yo no sé dónde se fue! Hay día’ que yo… sabe, que yo, ojalá un día me toque ese ritmo de nuevo, pero ¡qué puedo hacer!

KM: Junot, en un ensayo tuyo, titulado “Old Masks, New Face” (Viejas máscaras, cara nueva) que se publicó hace unas semanas en la edición otoñal de la Radcliffe Magazine, dices que detrás de la máscara que nos ha impuesto el COVID, ha comenzado a emerger el rostro que se había desaparecido debajo de todas las máscaras que hemos usado como mecanismo de sobrevivencia toda la vida. Cuando se controle el COVID y podamos exhibir nuestros rostros, ¿cómo es el rostro de Junot?

JD: De veras yo no sé, hay gente que te entiende muy muy bien, yo… yo no sé. A lo’ cincuenta y pico de año’ que yo tengo, tú sabe’ que cuando tú llega’ a esa edad, esa es la edad en que todo’ los viejos tuyos se están muriendo, que tú tienes amigos que ‘tán muertos; tú sabe’ que te han pasado muchas vaina’. No e’ cuando tú tienes veinte años y no hay nada, tú sabes; para mí cuando yo tenía veinte año’ yo estaba contentísimo, super feli’, aunque yo no tenía ni tre’ cheles; ahora, tú sabe, yo tengo trabajo fijo, yo soy de clase media, pero también yo tengo esa carga que ya yo he perdido mucho’ amigos, yo he perdido familiares, uno pasa mucho tiempo de luto, ya. Entonces, si estoy hablando de mi rostro, yo no sé; yo sé que todavía ‘toy pensando mucho en la gente que yo he perdido en esto’ últimos años, tú sabe’, yo perdí una hermana –mi hermana mayor– murió muy muy joven, murió mi mejor amigo –él vivía en la República Dominicana, en La Capital– y yo todavía lo extraño muchísimo… Yo creo que si cuando yo me quite esa máscara, verdad, de COVID, yo creo que todavía, bueno ojalá que venga más rápido que tarde, pero yo creo que todavía voy a e’tar un poquito de luto, porque tú sabe, tú no puede’ perde’ tu mejor amigo y tu hermana sin algo, sin pasarte algo. Yo creo que eso será parte de eso.

KM: Es cierto, todos hemos perdió algo y esto va a dejar huellas, y nos va a dejar cambiados de muchas maneras…

Vuelvo un poquito a la arena política: Sé que has batallado contra muchos tipos de discriminación e injusticia desde tus años de estudiante universitario; entre esas batallas, la de la discriminación racial que sufrimos aquí en EE. UU. y en la República Dominicana; pero allá con un agravante, el agravante del típico “Yo no quiero saber de negros, pero no soy racista”. Sé que muchas veces has sentido frustración con ese país nuestro, ¿has querido tirar la toalla alguna vez, mandarlo todo a la mierda?

JD: No [sonrisas]. No, nunca. Yo, tú sabe’, es que hay cosa’ que son fundamentales; tú sabe’, hay gente que se puede largar de la República Dominicana; que pueden deja’ de se’ dominicano’; que ya no quieren sabe’ nada de Quisqueya; “que me voy a muda’ a donde sea, a casa del carajo; no me vua’ a casa’ con e’to o lo otro; yo no quiero saber nada de República Dominicana”; yo cono’co gente así. Verdad; mira pa’ que tú sepa’, yo tengo padre’ que piensan así. Entonces yo creo que por ese ejemplo, yo nunca… nunca me interesó esa estrategia. Verdad, también hay otra gente que son, tú sabe’, de eso’ superdominicano’, que en la República Dominicana todo e’tá perfecto, lo’ dominicano’ siempre están correcto’… eh, yo no soy esa clase de dominicano tampoco; yo soy, yo siempre me siento normal; o sea, que uno puede criticar y también uno puede querer, y eso no, tú sabe’ que querer y criticar pueden vivi’ junto’ verdad; eso e’ como un apareja loca, pero e’ así, entonces… Pero no, yo nunca he sentido eso, porque imagínate yo, yo imagino como mucho’ de los dominicano’ que viven afuera, yo, verdad, yo me quedo en los Estados Unido’ par de mese’ y si yo no vuelvo a República Dominicana eso me va’ a pone’ loco. Y también, cuando yo ‘toy en la República Dominicana, La Capital, verdad, porque soy capitaleño, eh, todavía yo me pierdo mucho en el Cibao, cada ve’ que yo arranco pa’l Cibao, yo no sé porqué pero yo siempre duro horas dando vuelta’, cuando ‘toy en La Capital, tú sabe’, despué de par de mese’ quiero volve’ a ve’ lo’ dominicanos en los Estados Unidos. Entonces no, todavía no, pero tú sabe’ el día que me dé, que haya esa tentación de largarme, espero poder e’cribir un poquito sobre eso, porque para mí hay mucha gente que ha pasado por esa fiebre; entonces será algo interesante, será un tema interesante. 

KM: Sí, tienes razón, y vivimos un poquito aquí y un poquito allá, siempre mirando para el otro lado y, aunque yo sé, uno se frustra y uno coge sus piques, y, pero rendirse es la peor opción.

Entre ese vaivén, también va el vaivén de los idiomas, sé que nos sucede a los que vivimos entre dos mundos lingüísticos y sucede lo que yo llamo la duda, ¿no?, cuando nos decimos “¿Se dice eso, o, se escribe eso así?” Yo sé que has hablado de esa experiencia al momento de hablar, y lo denominas como “Quality control” (control de calidad), como algo que sucede al momento de hablar, cuando las palabras están saliendo por la boca y por dentro piensas: “¿Coño, se dice eso así?”. ¿Cómo te jode la duda y cómo resuelves las dudas al momento de escribir? ¿Paras, consultas, marcas la duda, vuelves luego, sigues escribiendo? ¿Cómo resuelves ese momento de la duda en que uno piensa –tanto en inglés o en español– “¿Eso se dice así; estoy usando el término correcto?” ¿Cómo resuelves eso, particularmente en la escritura?

JD: Uuuh, no men, Keysi, yo pa’ que tú sepa’, yo duré años muy muy claves, hablando mis idiomas –te voy a decir mis idiomas, verdad inglés y español– los dos, malísimo, verdad. Ahora yo no, ¡claro sigo hablando los dos idiomas malísimo!, pero de los seis años hasta los doce años yo no hablaba bien el inglé’ y no hablaba bien el e’pañol. Etonces, eso me daba ¡una cuerda! Verdad, eso me daba rabia, ¡men!, porque tú sabe’ que tú quiere’ comunicar, tú quieres tener las cosas clara’, pero las palabras se escapan y, mira ¡eso te da pique men! Pero ya, yo creo que soy un poquito más filosófico, que ya yo he aceptado, adema’ que yo vivo en ese paí’ raro donde la gente que no habla bien vive, que tienen acento fuerte, que… tú sabe’ un amigo mío me dijo un día –el gran pintor Tony Capellán–: “Oh pero, el idioma ¿tú sabes cuál es el idioma universal?” Y yo dije, “No, ¿cuál e’?” Y él dijo, “es el ingé’ mal hablado.” Yo dije “Oh sí, pero ¡claro, el mundo entero!” [sonrisas] Y, yo siempre me he identificado con eso, verdad, que yo soy parte de la comunidad, que hablo un idioma muy mal hablado. Y eso que claro, te quita, vamo’ a decir te quita poder, te quita autoridad, te quita uhm… tú no puede’ ser tan auténtico ¿verdad?, pero yo como que, yo no sé Keysi, yo ya, yo ya he luchado tanto contra eso que yo he tenido que aceptar, verdad, aceptar e’te lío; porque eso e’ un lío, men. Y aceptar que yo tengo má’ en común con los inmigrantes en un país que ‘tán luchando para dominar el idioma nuevo, que lo que tengo en común con alguien que tú sabe’, habla todo bien, que puede hablar sus francese’ superfino, su inglés superfino. ¡Diantre! Yo nunca he tenido ese superpoder, ni ese, verdad, ese talento; a mí, yo creo que yo siempre voy a vivi’ hablando un idioma malísimo y no se va a curar la vaina.

KM:  Entonces es aceptar donde estamos y ya, al que le duela, al que le pique que se arrasque, y ¡nosostro’ pa’lante!

JD: Bueno tu sabe’ Keysi, tú sabe’ que de vera’ a la mayoría de la gente no le importa como tú habla’, la mayoría de la gente ni quieren sabe’ de ti. [Risas] La realidad e’ que nosotro’ totido’, aunque vamo’ a decir que tú ere’ un superbacano, tú sabe, un, un, una superestrella, ¿verdad?, tú no tiene’ un circuito muy grande; entonce’ ya los amigo’ míos, esa red que yo tengo de amigos y familiares… ya ellos se acostumbraron a mi locura, tú sabe, como que ya ello’ dijeron “Bueno, eso e’ todo lo que hay. Si tenemos que brega’ con e’te tipo, vamo’ a tene’ que acepta’ que él tiene una lengua media jodí’a, ¡y ya!”

KM: ¡Ya! Pues, hablando de las palabras, pero ahora al contrario y siguiendo un poco lo que dijiste antes, que tú sí juegas con la técnica, con la estructura de lo que escribes, una cosa que yo noté y te quiero preguntar es, ¿cómo funciona el silencio, o los silencios (lo que no dices, lo que no escribes, lo que quitas), cómo funciona eso en tus cuentos?

JD: ¡Diantre Keysi, pero tú ya, ya lo tienes todo! [Carcajadas] Yo sé que tú entiendes bien, que si yo tengo un idioma literario es el silencio; eso es lo que me interesa. Tú sabe’ que nosotros los dominicanos tenemos fama –no estoy diciendo que es la realidad– tenemos fama de habla’ mucho y comunica’ ¡poco! ¿Verdad? que yo vengo, bueno yo vengo de una… mi papá, militar, y tú sabe’ que lo’ militare’ tienen mucho defecto’, pero habla’ mucha mierda, uhm yo no voy a deci’ que eso e’ uno de lo’ grande’ defectos de los militares dominicanos; ¡claro que hay todo, hay de todo! Pero yo me crie en una familia donde tenía un padre que, tú sabe’, que él no hablaba tanto, verdad, y había muchísimo silencio en la casa, y yo me di cuenta de que la gente estaba comunicando muchísimo entre la’ palabras, y entre su’ oraciones, verdad, y en esos ratos calla’ítos, en esos momentos tranquilo’, que había muchísima comunicación. Y, como niño, eso me interesó. Entonces yo como escritor, cuando yo empecé a describir, yo tomé esa decisión; yo dije, uno tienen que –bueno yo no sé– yo, cuando yo decidí ser escritor yo dije “Bueno, quiero ser escritor; cuáles serán lo’ colores principales con que yo vua’ pintá”. Yo tuve que aclara’ to’ eso, y dije bueno yo quiero e’cribi’ de la diáspora dominicana, ¡Pin! Perfecto, excelente. Qué má’; yo quiero e’cribi’ de ese grupo de dominicano’ que vinieron de su paí’ pobre y se quedaron en lo’ Estados Unidos pobre’. Pin, yo dije ‘ta bien, tenemos eso. Y también yo dije, “mira, lo que yo quiero, ese idioma que yo quiero utiliza’ má’ que todo, yo quiero, será el silencio. No e’, tú sabe, el inglé’, el español, no es spanglish, yo quiero escribi’ cuentos y novelas donde es el silencio, en esos gaps, como decimos verdad, en esos espacios vacíos donde las cosas más importantes suceden. Y ya, cuando yo tomé esa decisión, e’ ahí cuando yo empecé a arrancar como escritor; porque de vez en cuando, de vez en cuando tú sabes, nosotros duramos par de años, más de par de años, buscando cuál será nuestro camino, buscando cuál será nuestro superpoder como escritor, verdad… entonces, esas decisiones me ayudaron mucho, me ayudaron mucho, y tú sabes que ¡mira! lo que a mí me interesa es que –y yo sé que tú lo conoces, yo sé que hay mucha gente aquí que lo conoce– que muchas’ vece’ nosotros estamos en una situación donde estamos, vamo’ a decir que tú ‘tá’ pensando que el socio tuyo es un tipo buenísimo verdad, y despué’ te da’ cuenta que el socio tuyo te ’tá robando, que te ’tá quitando todo, y despué’, par de años después tú dices “¡Diablo, tú sabe qué! En esos años cuando yo ‘taba pesando que mi soscio valía la pena, ahora me doy cuenta que hasta en ese momento yo estaba sospechoso de ese tipo”.  Aunque en el momento que te ‘taba robando, tú, todo bien, ¿verdad? Y, eso es una de esa’ cosa’ que me interesa de los seres humanos, como artista, verdad, como nosotros podemos ver algo, y todavía no verlo hasta mucho má’ tarde; que podemos entender cosa’, pero que nos cuesta mucha lucha, mucho tiempo para llegar al punto que ya lo entendemos bien, lo entendemos en una manera útil, verdad. Y entre nosotros mismos llevamos muchísimo’ silencios y negaciones adentro, y como escritor yo creo que si, mira yo te digo, si tú ‘tá’ escribiendo algo, vamo’ a decir que un cuento o una novela, yo siempre abajo de mis personajes principales yo siempre e’cribo no cuáles son sus características –que e’te tipo e’ de Azua, o ese tipo e’ de Miches o nada de eso– yo siempre digo cuales son su’ silencios principales… Cuáles son los silencios, esos silencios que van a rompe’ y los silencios que nunca van a rompe’. Y e’ así como yo empiezo con mis personajes, entonces por eso yo digo e’to para explicar esa obsesión que yo tengo con el silencio, que de veras forma mucho de mi escritura.

KM: Junot mira, ¡gracias! Mira, yo tengo mil cosas más que preguntarte, pero yo creo que es hora de que yo haga silencio, porque quiero respetar el tiempo que nos queda y yo sé habrá alguna que otra gente que quiera hacer una pregunta…

Mi hermano, yo te lo agradezco en el alma y seguimos en contacto… un abrazo.

JD: ¡Gracias Keysi! Y me gu’tan los lentes nuevo’, men.

KM: [Sonrisas] ¡Tú sabe’ como e’, tú sabe come e’!

JD: No men, ya llegamo’ a esa edad, tenemos que, tú sabe’.

KM: [Sonrisas] ¡Cincuenta y dos los dos, Cincuenta y dos, vamo’ ahí un par de mese’!

JD: ¡Un viejevito! Vamo’ pa’lante. 

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Keiselim A. Montás (1968) Desde 1985 vive en EE. UU. Licenciatura en castellano, con concentración en educación secundaria y una maestría en lengua y literatura castellanas. Fundador de la editorial Élitro Editorial del Proyecto Zompopos, y es un apasionado bailador de tango argentino.