El director y guionista estadounidense James Gray (Nueva York, Estados Unidos, 1969) es un cineasta fascinante. Confieso que es uno de mis favoritos. Su filmografía se compone de películas como Little Odessa (1994), The Yards (2000), We Own the Night (2007), Two Lovers (2008) y Ad Astra (2019). Su esencia cinematográfica rememora a la visión y a las técnicas utilizadas en la “nueva ola de Hollywood”1, aquel período del cual surgieron figuras como Francis Ford Coppola, Martin Scorsese, William Friedkin y Alan J. Pakula. De igual forma, James Gray pertenece a un selecto grupo de realizadores que han revitalizado el cine estadounidense a partir de la década de los 90, el cual tiene entre sus miembros a Paul Thomas Anderson, Wes Anderson, Sofia Coppola, Spike Jonze, Quentin Tarantino y David Fincher.
A pesar de su notable trabajo, Gray es un fajador del cine. No ha tenido un resonante éxito comercial ni el esperado reconocimiento de la industria2. En una ocasión, llegó a decir que pasaba por un mal momento económico3. También tuvo un enfrentamiento con el productor en desgracia Harvey Weinstein (previo a los tiempos del #MeToo) cuando éste no quería estrenarle The Immigrant (2013) porque no le gustaba la película. Incluso, hubo incertidumbre alrededor de Ad Astra debido a los extensos trabajos en posproducción y el desconocimiento de una posible fecha de estreno4. Sin embargo, logró presentarla en el pasado Festival de Venecia y la recepción de la crítica fue estupenda.
Por eso, quiero hablarles de Ad Astra. En sentido argumental, cuenta la historia de un astronauta llamado Roy McBride (Brad Pitt), a quien se le encomienda una misión ultrasecreta. Tras una serie de descargas cósmicas que provoca severos fenómenos en la Tierra, Roy debe verificar los remanentes de un proyecto comandado por su desaparecido padre, H. Clifford McBride (Tommy Lee Jones), denominado “Proyecto Lima”. Hasta ese momento, Roy pensaba que su padre había muerto durante el desarrollo del proyecto, el cual llegó hasta los límites del sistema solar en medio de una exploración en busca de nuevos planetas y de vida extraterrestre. Las autoridades manejan la teoría de que su padre, quien se presume vivo, es el responsable de crear dichas descargas.
En el transcurso de la trama, se recalca la extraordinaria carrera de McBride padre. Desde ser el astronauta más condecorado de la historia de los programas especiales hasta ser la inspiración de jóvenes a perseguir esa carrera. Al igual que él, Roy es un astronauta brillante. Posee unas credenciales profesionales impecables y, en tiempos de crisis, logra mantener un dominio de la situación que ni siquiera sus pulsaciones cardiacas se disparan. No obstante, el fin de su matrimonio con la mujer que ama, Eve (Liv Tyler), y sus problemas personales y emocionales, le impiden llevar una vida personal sana.
En ese sentido, Gray y su coguionista Ethan Gross entienden que el género de la ciencia ficción sirve para canalizar cuestiones sobre nuestra condición humana. Ad Astra presenta profundas inquietudes sobre la familia, la felicidad, la religión y el lugar que ocupamos en el Universo. Roy y su padre son hombres de inteligencia, comprometidos con la ciencia y su profesión. Sin embargo, estas características no sacian sus ansiedades. La búsqueda de respuestas a estas interrogantes causa en sus vidas mucha frustración.
Por otro lado, muchas opiniones han resaltado, incluida la del mismo Gray5, que la película aborda una desconstrucción de la masculinidad tóxica. Pero entiendo que Ad Astra lidia con mayor fuerza en las vulnerabilidades que subyacen en la (supuesta) infalibilidad del carácter de los hombres. Roy está totalmente enfocado en la ejecución impecable de su trabajo y no se da la oportunidad de fallar. Sin embargo, la misión tiene fuertes vínculos que lo desquebrajan sobremanera. Mientras más se acerca a su objetivo –o sea, a su padre–, su integridad profesional, así como su espíritu, empiezan a flaquear y esto le crean desasosiego y tristeza.
Como pueden darse cuenta, la relación entre padre e hijo juega un rol crucial en Ad Astra. A través de Roy se retrata el gran peso que recae sobre los hijos para satisfacer las expectativas de los padres. También se muestra el deseo de proteger el legado cosechado por ellos. Roy tampoco soporta la idea de que su padre haya traicionado su hoja de vida. Es un asunto que, de igual forma, lo perjudica y lo trastorna. En definitiva, esta misión exacerba los demonios personales de Roy, pero también lo pueden ayudar a sanear.
Este discurso temático demuestra que Gray es un autor cinematográfico. Resulta interesante porque los temas centrales que desarrolla en Ad Astra tienen resonancias directas a aquellos que delineó en su anterior épica, la magnífica The Lost City of Z (2016). Luego de escrudiñar las entrañas de la selva, ahora se dirige hacia las estrellas. Además, ahonda en las expediciones realizadas por exploradores, el reconocimiento y la fama al trabajo realizado, el egoísmo de los hombres, la ausencia de una figura parental y la reivindicación de la persona.
De igual forma, buena parte de la crítica ha establecido comparaciones con Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979)6. No obstante, entiendo que Apocalypse Now y Ad Astra poseen arcos dramáticos y temáticos distintos en escala, pero semejantes en ambición. Mientras la primera retrata los horrores de la guerra de Vietnam, la segunda es una desoladora confrontación con el pasado personal y los conflictos familiares. Por su parte, Gray ha expresado en múltiples oportunidades su admiración al cine de Coppola7. Incluso, la narrativa de Ad Astra está diseñada por niveles; es decir, nuestro héroe debe sortear ciertos imprevistos y tropiezos para arribar a su destino —en efecto, parecida a la estructura narrativa de Apocalypse Now—.
En términos técnicos, Ad Astra es una película deslumbrante. Perfecciona los logros conseguidos en otras películas recientes del género como Gravity (Alfonso Cuarón, 2013), Interstellar (Christopher Nolan, 2014), The Martian (Ridley Scott, 2015) y First Man (Damien Chazelle, 2018). Gray se apoya en la dirección de fotografía de Hoyte van Hoytema —quien no es ajeno a la ciencia ficción, dado que trabajó en la mencionada Interstellar, ni a las complejidades de las grandes producciones, ya que cuenta en su repertorio con Spectre (Sam Mendes, 2015) y Dunkirk (Christopher Nolan, 2017)—. La fotografía de Van Hoytema abunda en amplios planos del espacio, secuencias coreografiadas en las que se simula la gravedad cero, y en iluminación que recurre a bellísimos tonos de colores terciarios.
En el diseño de producción, Ad Astra se influencia de la imaginería esbozada en la pionera 2001: A Space Odyssey (Stanley Kubrick, 1968). Por ejemplo, en la secuencia donde se retrata un vuelo comercial hacia el espacio o cuando Roy recolecta información en uno de los compartimentos de una nave. También hay semejanzas en el diseño de los corredores de las naves, que son bien ominosos, inmaculados y sombríos. Además, presume de una musicalización ensordecedora gracias a la banda sonora compuesta por Max Ritcher, y el trabajo en mezcla y edición de sonidos.
Otra virtud de Ad Astra es que se vale de una memorable actuación de Brad Pitt. Sin dudas, Pitt consolida un 2019 envidiable. En él recae todo el peso de la película, y transmite con empatía todo su dolor y sus traumas. Es un actor con un rango histriónico impresionante. Por otro lado, independientemente del desarrollo efectivo de los personajes secundarios, cada uno realiza una función a favor o en contra de la odisea de nuestro héroe, ya sea a través de un anciano coronel que se encarga del cumplimiento de la misión (Donald Sutherland) o la directora de operaciones de Marte (una hermosa y afligida Ruth Negga). Incluso el personaje de la exesposa, que se presenta por pinceladas y recuerdos, esboza una parte crucial en el estudio de personaje de Roy.
En adición, no comparto la opinión de que Ad Astra sea para cierto tipo de público8. Sin dudas tiene cualidades de cine existencial y la trama profundiza en la introspección de su protagonista. Sus rasgos emocionales son los que realmente propulsan la historia. Tampoco es que Gray sea un director de un cine lleno de quietud y pasividad contemplativa. En contraposición, me atrevo a mencionar dos secuencias vibrantes y tensas. En una, hay una genial persecución en la superficie lunar entre nuestros protagonistas y un grupo de forajidos “piratas”. En la otra, hay un violento altercado en una nave que emitió una señal de auxilio que envuelve a unos primates rabiosos. Sin dudas, estas escenas causan una emoción estremecedora. Pero en ambas, la acción es presentada con nitidez y con un ritmo que respeta y mantiene la meticulosidad estética de la película.
En suma, Ad Astra es una obra cinematográfica muy buena y, mientras más lo pienso, una de mis películas favoritas de este año. Puede ser que su último acto peque de condescendiente con su protagonista, pero entiendo que se justifica por el tormentoso camino que recorrió para enfrentarse a sus problemas. Sus últimos minutos son de una reflexión optimista y esperanzadora. Además, si tienen el chance, recomiendo que vayan con sus padres e hijos. Quizá complemente la experiencia. Tuve la oportunidad de verla con los míos, y para mi agrado y satisfacción, a ambos les gustó mucho.
Ysidro Eduardo García. Abogado. Oriundo de San Francisco de Macorís. Egresado de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM). Desde joven, es un amante del séptimo arte y la crítica de cine. Ha tomado cursos de Producción Cinematográfica en la Escuela Altos de Chavón.
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Fuentes consultadas:
[1]. COOK, Adam. James Gray: An Introduction | TIFF 2019. Colgado en el canal de Youtube “TIFF Originals”. Publicado el 11 de enero de 2019. Disponible en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=qf3r-Mim6G8
[2]. HELLER, Nathan. James Gray´s Journey from the Outer Boroughs to Outer Space. Revista “The New Yorker” (versión digital). Publicado el 9 de septiembre de 2019. Disponible en: https://www.newyorker.com/magazine/2019/09/16/james-grays-journey-from-the-outer-boroughs-to-outer-space
[3]. LINCOLN, Kevin. James Gray and the Struggle of the Middle-Class Filmmaker. Revista “Vulture” (versión digital). Publicado el 14 de abril de 2017. Disponible en: https://www.vulture.com/2017/04/lost-city-of-z-and-the-decline-of-middle-class-films.html
[4]. OLSEN, Mark. How Brad Pitt´s ´Ad Astra´ survived delays, a tweaked ending and a Disney adoption. Periódico “Los Angeles Times” (versión digital). Publicado el 29 de agosto de 2019. Disponible en: https://www.latimes.com/entertainment-arts/movies/story/2019-08-29/ad-astra-brad-pitt-james-gray-disney-fox
[5]. HORNADAY, Ann. Brad Pitt is ready to kick masculinity to the curb: ´We have to redefine it´. Periódico “The Washington Post” (versión digital). Publicado el 19 de septiembre de 2019. Disponible en: https://www.washingtonpost.com/lifestyle/style/brad-pitt-is-ready-to-kick-masculinity-to-the-curb-we-have-to-redefine-it/2019/09/19/4448d9b4-da3d-11e9-ac63-3016711543fe_story.html
[6]. OLLER, Jacob. Ad Astra reviews laud Brad Pitt sci-fi ´masterpiece´ as ´Apocalypse Now in space´.Revista de contenido de cultura pop “SyFy Wire” (versión digital). Publicado el 29 de agosto de 2019. Disponible en: https://www.syfy.com/syfywire/ad-astra-reviews
[7]. BELINCHÓN, Gregorio. James Gray: “Todo lo robo de Coppola”. Periódico “El País” (versión digital). Publicado el 18 de septiembre de 2019. Disponible en: https://elpais.com/cultura/2019/09/18/actualidad/1568808643_962749.html
[8]. Según los parámetros de la página “Rotten Tomatoes”, la audiencia le da un consenso por debajo del 50 % de aceptación a la película, en contraposición con un 83 % de valoración de la crítica especializada. Disponible en: https://www.rottentomatoes.com/m/ad_astra