Foto de portada: Lauristely Peña
Cuando una voz muere
otra resucita
Un grajo sobrevuela mi casa
la rata se ha escondido en la cocina
el cuchillo ha cortado el amor en dos pedazos
y el monstruo se ha comido el más apetitoso
Siempre, cuando una voz muere
otra resucita
Una bayeta, el detergente, el agua oscura del fregadero
la suciedad que se limpia, el secreto que se oculta
la violencia que enferma
En este hogar siempre ha sido invierno
los latigazos eran el alimento de mis hijos
y la barbarie mi obligado juego cotidiano
Pero yo lo he descubierto:
Cuando una voz muere
otra resucita
Así que llegó la soñada última noche
y mi mano ya deforme arrancó a la mandrágora
desterró al enemigo
Amaneció, es el gran día
el tiempo de amar, y ya lo he dicho:
Cuando un monstruo muere
una mujer resucita.
El crimen
Hoy se ha cometido un crimen
un cobertor protege al homicida
Los periódicos sólo han visto
la mancha entre mis dientes
No dijeron nada de la mano que apuntó a mi cabeza
de los fragmentos de cráneo esparcidos por la casa.
Mi alma ha enmudecido.
Mi corazón está cerrado.
Nunca imaginé algo tan horrendo.
¿Quién es la manzana, el gran reptil, la sombra bíblica?
Este crimen apesta demasiado.
Un pasado histórico pesa sobre mis hombros
Hay una mujer que ofrece para comer el fruto
otra voltea la cabeza y mira hacia atrás
sobre su hombro.
Debo ser responsable de algo
Algo debe caer en mi conciencia
(eso han escrito todos)
Miro al cielo
totalmente despejado
y pienso en el dios de los hombres
Dicen que ahora mismo me está mirando
Me lo imagino disfrutando de este juego
mientras yo echo mi último escupitajo.
Hoy se ha cometido un crimen
El homicida anda suelto
Por sus manos resbala la sangre de la víctima.
Mi alma muda… mi corazón cerrado.
Esta noche tiemblan todas las ventanas.
—
Rosa Silverio, poeta y narradora dominicana radicada en España cuyos escritos expresan el punto de vista femenino.