Es la noche de las luciérnagas

sus azules gastados son bombillas olvidadas

aleteos destemplados de alas abatidas por el viento

en la noche que inventa largas madrugadas.

Un espacio turbio es ahora el crepúsculo

fascinación de las cosas arcanas

del sabor avinagrado que retoza en mi boca

cuando la ventisca sorprende mis ojos frente a la ventana 

y el silencio es un abismo en mi garganta.

El viento es ahora dulce sobre el tragaluz

un acorde memorioso esparcido sin rémora en la estancia 

y mi lecho conserva el júbilo de la última estación

tan cercano a los deseos que se escapan

en esta noche de las últimas luciérnagas.  

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Osiris Mosquea (San Francisco) Melaza y breña. Todo lo demás es poesía. 

Imagen de portada: Jimmy Valdez Osaku