Hablar de José Antonio Mazzotti (1961-2024) es definitivamente conversar de generosidad y de éxito, de inspiración, de constancia, de disciplina y entereza, de lealtad y de amor hacia la humanidad, hacia lo correcto y no solamente lo justo, hacia la oportunidad ofrecida a cualquiera que de alguna manera lo alcanzaba.
Su liderazgo tanto a nivel intelectual y académico, así como gestor cultural, como representante de no sólo una generación sino la referencia emblemática de conocer desde el Inca Garcilaso tan bien como si lo hubiera conocido en persona hasta poetas que daban sus pininos y que él apadrinaba. Su conocimiento de lo colonial trascendía a todo nivel y esfera, podía estar hablando de la última teoría literaria o corriente filosófica y también saber sobre el estado de ciertas lenguas nativas que estaban en peligro de desaparición en el último rincón de nuestra Amazonas.
Su iniciativa para organizar eventos y congresos era inagotable, nos motivaba y nosotros por supuesto íbamos. Cuánto aprendizaje, cuánta pasión, cuánto amor por las letras. Su activismo era contagiante y seguíamos en la batalla por una descolonización de pensamiento, y siempre buscando la manera para que hubiera más equidad.
Su poesía estaba llena de erotismo, de imágenes globales que evocan temas universales, imágenes que dialogaban con diferentes padres literarios desde la gran influencia de Vallejo, hasta el mismo Arguedas, de quien los mitos los adaptaba y creaba mundos llenos de magia.
Esa dedicación por la cultura peruana, esa entrega por llevarla a todo el mundo –América, Europa, Asia, en fin– era incansable en cuanto a su ritmo por culminar proyectos y por seguir ofreciendo una imagen mucho más rica de nuestro Perú. Por su labor no solamente como padre intelectual, sino como gran poeta y por supuesto por su activismo y gestión, José Antonio Mazzotti fue un gran embajador.
Escribió más de 100 artículos académicos, libros de crítica que lo situaron como una eminencia del Inca Garcilaso y de todo lo que lo podía relacionarse con la Colonia. Hizo documentales y llevó al Inca a todos lados. En cuanto a la crítica sobre poesía, realizó los estudios más agudos y referentes que existen en la actualidad.
Asimismo, como poeta, perteneció a la Generación del 80. Obtuvo reconocimiento nacional e internacional desde muy temprana edad. Con sus 11 poemarios publicados: Poemas no recogidos en libro (1981), Fierro curvo (órbita poética) (1985), Castillo de popa (1988), El libro de las auroras boreales (1994), Señora de la Noche (1998), Declinaciones latinas (1999), Sakra Boccata, 28 poemas (2006), Las flores del Mall (2009), Apu Kalypso / palabras de la bruma (2015), Nawa Isko Iki / cantos amazónicos (2020) y Poemas posthumanos (2020-2021); Mazzotti nos deja una vasta obra lírica para poder ahondar en una realidad áspera e indigente que busca desunir a la humanidad. Mazzotti mediante sus poemas, trata de hacernos pensar en un mundo idílico donde la humanidad se protege en lugar de vivir en un ámbito hostil. Su obra trasciende temas universales y profundiza en la humanidad. Impregnada su lírica, bajo un halo erótico, crea imágenes sugerentes que rompen barreras y cuestionan presupuestos establecidos.
Su profesionalismo y sobre todo su personalidad, su manera de llegar a tantas personas y de poder hacer conexiones con tantas personalidades, hicieron que las redes sociales se inundaran de agradecimiento y solidaridad al escuchar la terrible noticia de su fallecimiento. El sábado pasado, 14 de setiembre, más de treinta voces se juntaron para rendirle homenaje a José Antonio Mazzotti a través de la página de La Huaca es poesía. Esas voces que pertenecen a poetas, académicos y críticos se juntaron y compartieron los poemas de nuestro Mazzotti creando una maratón de su poesía y para que así su voz siga escuchándose en todos los confines del universo.
Finalmente, quiero compartir un emotivo texto poético del profesor y poeta Raúl Bueno quien leyó en la ceremonia que se realizó́ el pasado sábado en la Capilla Goddard de la Universidad de Tufts, donde José Antonio trabajaba. El texto de Raúl Bueno crea un diálogo con el emblemático poema de “Yegua es la hembra del caballo” de Mazzotti publicado en su primer libro. A continuación, el poema de Bueno:
Pradera de caballos y palabras
O el retorno a la semilla de la lengua
“Yegua es la hembra del caballo”, J. A. Mazzotti In memoriam
Llega un nuevo corcel a la pradera de caballos trae su electrizada crin al viento
de aromas y de símbolos lleno.
Se enerva la manada.
Se estorban sus relinchos, se abren
las lunas de los ojos
–es un intruso, dicen
asegurar las yeguas y potrillos–.
Se colman sus ollares de inquietantes efluvios
–la ardiente adrenalina–
y truena en remolino la cascada que ya fustiga tréboles
el delicioso gras del paraíso
las grandes hierbabuenas.
Alguien lo reconoce ¡era de aquí!
¡es nuestro! vuelve el hermano ausente.
Se lo habían llevado galaxias
de rebosantes signos, pulsantes contenidos
facultad de palabras cabalgando palabras
enhebrando señales, curvando alegorías hasta volverlas objetos de mirar:
¡Oh, la divina metalengua!
Vuelve a lo suyo, a sus pastos de juventud
a su lengua inicial nunca perdida, esto es
a su impronunciable mujer de varias letras
ciento veintiocho reglas a trizar y rehacer
y dieciocho mil palabras todavía preñadas de futuro. Vuelve a recomenzarlo todo.
Oye tú, yegua/lengua, es para ti:
alista tus enjambres de miel y de sentido
que regresa tu macho parlador
el de las frases raras para tus distraídos oídos el que un día dijera lo que ahora ya entiendes: vámonos yegua a fecundar poesía.
Entonces, ahora y para siempre
un hato reintegrado de caballos jubilosos desborda la pradera
en hálitos de luz, serrín de estrellas sobre un timbal de gras
que acompasan relinchos
y poemas.
Brillante texto del profesor Raúl Bueno, el cual abre un diálogo con imágenes intensas equinas sobre la creación misma del lenguaje.
Sigamos el legado de Mazzotti, difundiendo las letras peruanas, llevando la cultura a todos lados y sobre todo cultivando el gran trabajo que él inició, buscar la inclusión de todas las lenguas y de todas las culturas. Sigamos intencionalmente su gran trabajo académico, creativo y cultural.
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Giancarla Di Laura (Lima, 1967) se formó en Estados Unidos, donde hizo su bachillerato y maestría en literatura latinoamericana. El 2004 obtuvo su doctorado de la Universidad de Arizona en Tucson y luego ejerció la docencia en diversas universidades, regresando a Lima en junio del 2017. Es autora de Humos de ironía: la novelística de Julio Ramón Ribeyro y de la antología Volteando el siglo: 25 poetas peruanos con Casa de las Américas, Cuba y Revista de crítica literaria latinoamericana, EE.UU. Además, mantiene semanalmente una columna virtual sobre temas de actualidad.
En portada: José Antonio Mazzotti en la Capilla de Los Remedios, Zona Colonial de Santo Domingo, 2019.