Un poderoso, creciente y nuevo movimiento literario generado por los inmigrantes latinos en Estados Unidos

En mi opinión, la ficción es el lugar en donde el consciente y el subconsciente se dan el encuentro y con toda libertad dejan sobre el papel no solo lo que saben sino también lo que entienden y lo que opinan sobre el mundo vivido, sea por el mismo escritor o por otros, a través de las experiencias que el escritor encuentra en su camino y hace suyas mediante mundos inventados. Partiendo de esta definición, le daremos una mirada a un movimiento literario que va creciendo cada vez con mayor fuerza en Estados Unidos pero que al haber sido poco estudiado, observado, discutido y promocionado, se ha mantenido en los márgenes durante muchas décadas. Yo lo llamo literatura fusión y con ello me refiero a aquellos trabajos de literatura producidos por escritores inmigrantes de nuestros países latinoamericanos y que, al emigrar, ya formados e imbuidos de su propia cultura nacional e incluso continental, escriben sus obras en el idioma español, mezclando elementos y conocimientos de sus experiencias pasadas con aquellos de su nueva vida.  

Si bien esta literatura siempre ha existido, es en las últimas décadas y debido al crecimiento de la población hispana en los Estados Unidos (sesenta y dos millones al 2020, de los cuales el cuarenta por ciento son inmigrantes; es decir, aproximadamente un país de treinta millones) gracias a la migración de millones de personas desde todos los países de Latino América; aunado al surgimiento de editoriales independientes, la tecnología de impresión a demanda y la distribución mundial en tiendas online al estilo Amazon, que permite la publicación de libros de autores independientes; que la producción de estos escritores empieza a ser visible y altamente promocionada hoy en día a través de las redes sociales. 

La reinvención del inmigrante, que lleva en sí mismo una cultura representativa de siglos de fusiones entre lo nativo y lo extranjero, significa a su vez el surgimiento de la nueva voz del escritor, que ahora vive el mundo desde múltiples perspectivas y cuyo corazón late por partida doble porque en él viven siempre presentes sus dos culturas. Con nuestras palabras no sólo dibujamos lo que nos hace falta de nuestros países de origen, sino que le agregamos una sazón preparada por cada escritor a través de sus propias experiencias y su manera original de expresarse a través del uso del idioma. Pero no terminamos aquí. A ello también se le unirá un torrente de ideas, experiencias y maneras de expresarnos que iremos recogiendo debido a nuestro roce con otras culturas latinas que van también dejando su propio granito de arena y recogiendo de la de otros escritores. 

Los círculos que nos van envolviendo para crear la literatura fusión son entonces únicos y a la vez similares. Huellas dentro de huellas. Caminos por donde caminamos a nuestra manera. Existen reglas y no existen, es una reinvención de todo: temas, tratamiento, maneras de expresarlo y de empaquetar lo que queremos decir. 

Para el escritor cubano-estadounidense, Carlos García Pandiello, Ganador del ILBA por mejor novela con su primera obra, Jaspora, la literatura fusión está estrechamente ligada a su condición de exiliado. “Me remito al crítico español Claudio Guillén, quien propone dos modelos de escritor desterrado: el modelo ovidiano, centrado en la nostalgia y la lamentación, y el cínico-estoico (con el cual me identifico), que ve en el destierro la oportunidad de diversificar o universalizar la obra. O sea, hay escritores que, aunque viven fuera de sus países de origen, mentalmente siguen anclados allí; y otros que al entrar en contacto con otras experiencias humanas las hacen suyas, expandiendo su identidad o reelaborando una nueva. Este último es el punto de partida, creo yo, de lo que Ani Palacios llama literatura fusión: el estado mental o la condición que la hace posible. La literatura fusión significa, por lo tanto, el entrecruzamiento o confluencia de distintas experiencias, culturas e ideologías. Los escritores que se suscriben a esta tendencia ya no son autores cubanos en estado puro, o colombianos, o peruanos. Se resisten a una definición unitaria, unívoca, contraria a esa realidad que los rodea y que constituye el trasfondo de sus obras”. 

Para el escritor uruguayo-estadounidense Jorge Majfud, autor de una variedad de novelas, cuentos y ensayos; reconocido como uno de los mejores escritores latinos en Estados Unidos; narrador galardonado; y profesor de Literatura Latinoamericana y Estudios Internacionales en Jacksonville University, “La literatura fusión tiene, aunque no se lo acepte, un fuerte componente político. Política de la identidad y de la resistencia. La experiencia común es de una permanente tensión entre sueños y desengaños, entre deseos de asimilación y de integración manteniendo una identidad anterior, entre la lucha humanista de aceptar y defender la diversidad y el conflicto de no ser aceptado o ser considerado como el otro, el invasor, en el mejor de los casos el adoptado. Más allá de los temas específicos de inmigración, de frontera, están, por un lado, los conflictos internos en el país de acogida, positivos y negativos (el aporte cultural y la xenofobia o la no aceptación de determinadas características de la nueva cultura), producto de esa fusión, que a veces es un choque o una explosión, y los conflictos con el país original; por otro, están los conflictos existenciales, la nostalgia, el país que ya no existe, el país real que es y ya no es tu país, que te quiere y que te desprecia”. 

Por otro lado, el escritor peruano-estadounidense Luis Fernández-Zavala, Ph.D escribe acerca de otros elementos importantes en la literatura fusión. “Yo no vine a escribir literatura. De hecho, mi primer libro publicado fue de corte académico, pero sabía que aquí tendría las condiciones para crear literatura porque adquiría de sopetón la “distancia” de la realidad, tan necesaria para cualquier escritor, ya que ella permite observar y crear libremente. De ahí en adelante, toda mi experiencia pasada y presente se convertiría en historias para ser contadas. Es decir, podía ver mi realidad pasada y presente como turista y recrearla con la ficción. Para mí, la fusión se da a partir de la integración a un nuevo espacio-distancia donde se mezcla el mundo de la memoria y un mundo del presente. Se ha adquirido un espacio (cultural y social) que afecta la escritura de una u otra manera. Cabe mencionar que para muchos la memoria se convertirá en nostalgia impulsora de sus escritos: el pueblito que dejé, mis amigos, las tradiciones, el primer beso allá, mis padres, el amor no resuelto, etc. Para otros autores, la memoria no será la impulsora de sus escritos, pero sí estará presente como contexto. Con la migración se adquiere un espacio más y, entonces, se podrá incluir otros aspectos particulares propios del presente: la discriminación, el choque cultural, mi primer beso extranjero…etcétera”.

El inmigrante puede ser ni de aquí ni de allá o de aquí y de allá. Existe una libertad increíble para pertenecer o no pertenecer. Para tomar y reformar. Para crear desde lo desconocido o reinventar en base a lo conocido. La distancia y el espacio que habita el escritor de literatura fusión permite flotar por donde uno quiera o le plazca en el momento de la inspiración. Es por ello que es un error pensar que los inmigrantes escriben únicamente acerca de esa experiencia. Por el contrario, el limbo en donde vive el inmigrante que escribe es en realidad un portón hacia la exploración más profunda de los temas y géneros disponibles a todo escritor. 

Justamente, la escritora ecuatoriano-estadounidense Margarita Dager Uscocovich empieza a destacar dentro de los autores a seguir debido a la universalidad de sus temas. En su primera novela, No es tiempo de morir, la autora nos lleva a la guerra en Siria y lo hace basándose en su experiencia familiar en esas áreas del planeta y la idea de que existen historias que tienen que ser contadas, explicadas y amplificadas, porque también son parte del mundo donde vivimos. 

Mientras que el poeta laureado de Cincinnati, el mexicano-estadounidense, Manuel Iris explica que, si bien la literatura fusión existe dentro de nosotros, no la buscamos deliberadamente, sino que se produce por aquella libertad necesaria para que el escritor plasme su creación sin verse obligado a nada ni a nadie. “Cualquier tema es nuestro: el que sea. Mi poesía se desarrolla en un movimiento pendular que va de lo cotidiano a lo metafísico, de la vida a la especulación sobre la muerte, pasando por los puentes que unen lo eterno con la carne: el deseo, la belleza, la plegaria. No puedo pensar, cuando escribo, en otra cosa que en el texto mismo”, dice. “Yo creo que la fusión sucede fuera de la literatura y la impacta. Por ejemplo, mis colegas escritores en este país no son necesariamente mexicanos (como lo soy yo), no se interesan por la vida literaria de mi país y tienen referentes, y a veces hasta definiciones, distintas de las mías, en lo literario. Hablar con ellos es darme cuenta de mi propia identidad, de mis propios juicios o prejuicios. Esta confrontación con el otro que, sin embargo, es cercano a uno mismo, es fundamental para mi escritura actual. Me veo ahora como poeta de la lengua, como latinoamericano, antes que como poeta mexicano, sin que por ello deje de serlo: no puedo ni quiero evitar ser lo que soy, desde el inicio. En lo que escribo, ahora, hay influencia de todas esas otras literaturas, como las vivo a partir de mis propias lecturas, y de las conversaciones con otra gente que las llama suyas desde su primera formación literaria”, añade. 

Podemos concluir que años atrás, la literatura creada por nuevos inmigrantes latinos en los Estados Unidos se dedicaba con gran énfasis a reflexionar acerca de las experiencias de migración de sus creadores, los inmigrantes, en su nuevo país. Hoy no es así. Vemos que se escribe acerca de una diversidad de temas y se utilizan géneros literarios poco desarrollados en el pasado. El escritor no está encasillado. Lo que nos une es el uso de nuestra lengua española en todas sus versiones y el hecho de ser inmigrantes. Todo se vale en la literatura fusión. 

Como la mayoría de los que llegamos aquí como inmigrantes, mis primeras novelas (Nos vemos en Purgatorio y Plumbago Torres y el sueño americano) se dedicaron a la exploración del inmigrante que es profesional (tema poco tomado en consideración dentro de esta área). Recordemos que escribir es para muchos de nosotros terapia, catarsis y una manera de explicar nuestro mundo y los acontecimientos que suceden en él. A partir de ahí puedo dividir mi literatura en etapas. Tuve la etapa del descubrimiento de temas metafísicos y el realismo mágico a través de las experiencias de diversas personas colocadas en situaciones extremas (99 Amaneceres, Noche de Penas y Paloma Aventurera, mi única novela juvenil). Luego llegó la etapa de las novelas de suspenso (con El último clóset y Hay un muerto en mi balcón). Incluso tuve necesidad de escribir una novela de sátira romántica, con Los amantes de la viuda Cuevas, y una variedad de relatos pecaminosos que aparecen en diversas antologías. Hace poco publiqué Heridas pendientes, una novela de crítica social y ficción histórica acerca de los niños inmigrantes llegados en masa a la frontera sur de Estados Unidos y en la que exploro qué sucedió con aquellos niños desaparecidos poco tiempo después de ser colocados en centros de detención. En esta novela el tono, tema, e incluso voz, regresan un poco hacia donde me encontraba una década atrás, pero con una seguridad que no tenía antes. Hago en esta novela unas innovaciones que no se me hubieran ocurrido en el pasado por estar antes un poco más ceñida a la manera en que había aprendido a escribir ficción. En ella, por ejemplo, no menciono nombres de países o de lugares en donde ocurrieron en los verdaderos hechos, pero mediante descripciones y uso de vocabulario a ambos lados de la frontera puedo lograr presentar el cuadro (cuando escribí Paloma aventurera realicé algo similar ya que presentaba la Lima de los 70 sin decirlo); tampoco sigo al pie de la letra los sucesos, sino que a través de la trama propongo mi punto de vista acerca del destino trágico de los niños. 

Mediante mis novelas he explorado diferentes géneros, puntos de vista del narrador, inflexiones de nuestro idioma, geografías y culturas. Creo que la libertad de ser escritora latina e inmigrante en Estados Unidos, de ser vanguardista con la literatura fusión, me han permitido el lujo de no tener que ceñirme a lo que se considera aceptable y publicable por editoriales de peso en nuestros países y así poder plantear la dirección de mis escritos sin juzgarme por adelantado. 

La literatura fusión en Estados Unidos es:

  • Escrita originalmente en español 
  • Escrita por inmigrantes de países latinoamericanos que llegan a Estados Unidos como jóvenes o adultos formados
  • Incluye diversidad de temáticas y géneros que de manera inevitable son filtradas a través de la mirada del inmigrante
  • Fusiona ideas, experiencias, deseos e imaginaciones de los diversos mundos habitados por el inmigrante
  • Da una vista al mundo interior del inmigrante

Una comunidad en formación

El movimiento de la literatura fusión estadounidense ha estado en expansión por décadas. Sus representantes a través de la escritura han ido descubriendo los obstáculos y desde diferentes puntos del país han divisado maneras de superarlos. Editoriales independientes han sido creadas; ferias del libro reinventadas; talleres creativos, conversatorios y presentaciones de todo tipo aplaudidas; concursos literarios y premiaciones dirigidos a promover la creación y publicación gallardamente constituidos. Son labores que pasan desapercibidas por la mayoría pero que de muchas maneras nos dicen que estamos, que somos, que existimos, que vamos avanzando. No tendríamos suficientes páginas para nombrar a todos los que hacemos lo posible por lograr la supervivencia, promoción y expansión de nuestra literatura fusión; basta con apuntar que por el momento su trabajo es reconocido por aquellos que de alguna manera se han beneficiado de monumentales y solitarios esfuerzos por crear una comunidad que de arranque se diferencia de su contraparte: latinos que se formaron en Estados Unidos y escriben en inglés. 

¿Qué debemos hacer para apoyar el crecimiento de la literatura fusión?

“La literatura no necesita plantearse objetivos. Es una expresión y una exploración de la infinita diversidad humana a partir de la particularidad de donde surge. Pero la literatura, como cualquier otra actividad humana, se realiza en una sociedad y sus autores eligen negarla o comprometerse con ella. Si los hispanos que en este país tenemos ciertos privilegios creemos que el problema de aquellos que sufren persecución y criminalización no se arregla con más cultura, en parte tienen razón. Pero sin una presencia en la industria cultural más allá de las burbujas académicas, millones de personas con las cuales compartimos una raíz cultural seguirán invisibilizadas y desprotegidas. Para nosotros, no tomar esta lucha es un acto de cobardía y autocomplacencia”, dice Jorge Majfud y explica que la mejor manera de apoyar la literatura fusión actual es dejar de desestimarla, y, por ende, dejar de menospreciar a los potenciales lectores al ponerlos a todos en la categoría de simplones que se conforman con programas al estilo de Don Francisco. “En lugar de potenciar el crecimiento intelectual, social e individual de los hispanos en este país, los canales privados, como Univisión, mantienen a su público hundido en la mediocridad bajo la inocente excusa de que “ofrecen lo que el público pide”. Lo mismo sucede con las empresas privadas, como las librerías, etc. Basta ver la oferta de literatura en librerías como Barnes & Noble. De decenas de secciones, la sección en español da pena y vergüenza ajena. La demanda de cultura liberadora, de cultura radical, no meramente de consumo, es algo que se crea o se estimula. En Estados Unidos deberían entender que somos más de sesenta y dos millones, y no solamente votantes, que debe haber un apoyo cultural a la medida”, finaliza el escritor. 

Algunas ideas para fomentar la escritura, publicación y lectura de literatura fusión

  • Promoción editorial de las obras de escritores hoy desconocidos en Estados Unidos y el mundo.
  • Acceso a editoriales y agentes que deseen difundir obras en español en Estados Unidos.
  • Foros en donde los escritores, editoriales, promotores de eventos puedan conectarse.
  • Organización de más talleres, ferias, exposiciones que busquen difundir a los nuevos talentos latinos.
  • Promoción de nuevos talentos en los medios, incluida la cinematografía, y los eventos.
  • Fomento de compra y lectura de libros en español.
  • Fomento de grupos de lectura de libros en español.
  • Fomento de sociedades de escritores en español.

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Ani Palacios, escritora y periodista peruana que emigró a los Estados Unidos en 1988. Dirige Pukiyari Editores y Contacto Latino. Conduce el podcast Primera Persona. Ha ganado doce International Latino Book Awards, cuatro de ellos primer puesto por mejor novela. Pertenece a la delegación de Indiana de la ANLE. Su historia es capturada en How They Made It in America.