(Tratando de entender la Bienal Nacional)
Escribo este texto desde la calle Louis Pasteur de la ciudad de Santo Domingo, que lleva el nombre del científico francés que descubrió que las enfermedades son causadas por las bacterias. De ahí surge la pasteurización como solución a ese hecho indiscutible. Aunque se puede ver al arte, de manera ampliada, como un concepto que contiene las ciencias y se sirve de ellas, los problemas del arte son distintos a los de la ciencia. Las bacterias causan lo mismo donde sea. Las manifestaciones artísticas y filosóficas, no. Por eso cuestiono, ahora que he superado un largo camino de racismos estéticos (1), las críticas a formas de hacer arte basadas en argumentos como “las cosas ya no se hacen así” o “esa forma de hacer arte perdió efectividad”, porque se trata de criterios provenientes de los centros culturales dominantes acoplados a las demandas de los mercados de los centros de poder, mientras que República Dominicana es, como le diría Silvano Lora al Dr. Ramia Yapur (2), una mamushka de periferias.
Cuando Marianne Hugi viuda Lora dijo en el funeral de su esposo que “el arte era su forma de hacer política y la política su forma de hacer arte”, imaginé a Joseph Beuys escribiendo en una pizarra “arte = política, política = arte”. Luego de más de una década viendo la colección del Dr. Ramia Yapur (mi padre), finalmente entendí la obra de Silvano Lora, en su funeral, y la de Beuys también.
A finales de los sesenta, el artista comunista dominicano Silvano Lora se exilió en Francia por razones políticas. Allá conoció al grupo Fluxus, los nuevos realistas franceses y los artistas povera. Le calaron las obras del alemán Joseph Beuys (1921-1986) y del suizo Daniel Spoerri (1930). Participó en las protestas de mayo del 68 en París, por lo cual fue expulsado de Francia y se refugió en Suiza. Trató de volver a su país; el presidente Balaguer lo impidió. Volvió en 1978, cuando Antonio Guzmán llegó al poder, tres años después del asesinato del periodista Orlando Martínez, quien cuestionó públicamente al presidente Balaguer por negar la entrada a Silvano Lora.
Quizá en el arte europeo de los años sesenta y setenta, materiales como cemento y blocks [bloques de cemento] podrían considerarse povera, que significa pobre en español. De ahí el nombre de Arte povera. A su regreso, Silvano Lora vio que las personas más pobres carecían de recursos para comprar blocks o cemento, materiales representativos de los artistas povera europeos. Así que usó materiales aún más económicos, como hojalata extraída de la basura. He ahí una diferencia entre artistas povera europeos y uno caribeño.
En las obras de Spoerri figuran restos de comida, platos, copas y botellas de vino, ceniceros y cajas de cigarrillos que pegaba a la mesa y colgaba en la pared a modo de escultopintura. A diferencia de Spoerri, el menú representado en las obras de Silvano Lora son platos y ollas llenos de alambres de púas. He ahí una diferencia entre un nuevo realista francés de origen suizo y uno caribeño.
Paralelamente a esta producción, Silvano Lora asumió el Concepto ampliado del arte creado por Beuys. Creó obras atípicas en la comunidad dominicana del arte de ese entonces, una comunidad inclinada en su mayoría hacia Picasso, y prejuiciada contra Duchamp. Conciencia y comunidad se convirtieron en dos términos fundamentales para entender su obra, discurso político y medioambiental identificado con el de Beuys.
En las piezas de Silvano Lora también figuran chalecos, sombreros, bastones de madera, botas y figuraciones alusivas a líderes y chamanes taínos y al sombrero del presidente sátrapa Joaquín Balaguer, pero al mismo tiempo es el sombrero e indumentaria icónica de Beuys; el chaleco es una prenda de vestir que representa a la figura del caudillo y terratenientes de la historia dominicana, pero también al chaleco de Beuys; las botas militares representan al opresor del imperialismo español, francés y estadounidense, y también a las botas de Beuys; el bastón que representa a la burguesía también puede representar el de las performances de Beuys. Esta etapa de Silvano Lora se torna ambigua, pero no confusa. Dos caminos, un mismo destino, porque a Silvano Lora le interesaban las ambigüedades desde que el presidente Balaguer representó con el color rojo al partido que fundó en 1963, Partido Reformista (posteriormente PRSC, al fundirse con el Partido Revolucionario Social Cristiano), el mismo color del Partido Comunista. El dictador Trujillo creó un sistema de esbirros y “calieses” llamado Servicio de Inteligencia Militar (SIM), cuya tarea incluía perseguir personas que usaran prendas rojas, por ser un signo comunista. El SIM sería replicado durante “los doce años de Balaguer” con la Banda Colorá, palabra que alude al color rojo.
El presidente Antonio Guzmán fue hallado muerto en 1982, siendo sustituido por Jacobo Majluta, y sucedido por Salvador Jorge Blanco, quien dejó un clima tan agresivo, que en abril de 1984(3) se produjo una trágica poblada. Jorge Blanco se convirtió en el primer presidente dominicano en ser enjuiciado por corrupción, pero en 1986 lo sucedió Balaguer. A partir de esas elecciones, Silvano Lora desarrolla lo que llamo pintura de terror.
Cuando empezaron las fiestas en celebración del quinto centenario del descubrimiento de América en 1992 organizadas por el gobierno de Balaguer, Silvano Lora inauguró la Bienal Marginal. Durante uno de esos actos gubernamentales atravesó el río Ozama en una canoa, una acción performativa contra la celebración del genocidio taíno. Lo hizo diecinueve años después del retorno que hizo Beuys en una canoa a través del río Rin a la universidad de Dusseldorf tras ser expulsado como profesor un año antes en 1972. En las fotos de la performance, se ve a un Beuys risueño y triunfante que se pone de pie y saluda mientras los demás reman. Quienes le invitaron lo recibieron con deferencia. Silvano Lora remó, lucía agobiado, cayó al agua, volvió a subir y remar hasta ser interceptado por la Marina de Guerra. He ahí una diferencia entre un performero alemán en Alemania y uno dominicano en República Dominicana.
La Bienal Marginal se realizó hasta 2002. Solía hacerse en el barrio de Santa Bárbara de Santo Domingo. En reacción a la Bienal Nacional, Silvano Lora creó esta bienal de estéticas marginales y marginalizadas que cuestionaba los enfoques europeizantes de la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA), hoy día Escuela Nacional de Artes Visuales (ENAV), donde todavía enseñan dibujo con el David de Miguel Ángel y demás cánones europeos de belleza. La Bienal Marginal nunca necesitó de un edificio, sino de una comunidad. Su valor esencial no radicó en su apariencia o los resultados de las obras, sino en el proceso y experiencia vivida por el público y los expositores. En ella, comunitarios recibieron talleres de distintas técnicas de arte; personas que acudieron como espectadores terminaron exponiendo; niños jugaron con pintura por primera vez; hubo clases gratuitas de música, escritura, teatro. La Bienal Marginal se convirtió en una escultura social. Silvano Lora vio a su país a través del Concepto ampliado del arte, consciente de que República Dominicana no es Europa y de que ya era hora de mirar más hacia dentro que afuera, en cuanto a formas de hacer arte.
Del Concepto ampliado del arte de Beuys es que surge la famosa frase “todas las personas son artistas desde que se concientizan de sus capacidades creativas”, aunque en realidad, lo famoso es el fragmento “todas las personas son artistas”. A lo que se refiere Beuys con esto es a que, sin la conciencia, todas las personas son artistas en potencia, no artistas, y a que la creatividad va más allá de las habilidades artesanales, no a que todos, por ejemplo, “dibujan bien”. Se puede ser artista desde la medicina, la política, la plomería, etc. Se trata de presentar las ideas como obra de arte, de revolucionar la mente de los espectadores y ver la sociedad como el material a esculpir acorde al medioambiente y al bien común. Visto de ese modo, también una persona ciega de nacimiento, incluso sin brazos ni piernas, puede ser un artista si adquiere conciencia de lo que es capaz a través del conocimiento.
Con esto, Beuys abrió la discusión sobre quién es el autor de la obra, ¿el que la diseña o el que la ejecuta? Quién es el autor de un edificio, ¿el arquitecto o el obrero? ¿Cuál de los dos será mejor remunerado? ¿Quién se llevará el reconocimiento? Otro ejemplo es el de un crimen, ¿quién es el autor, el que disparó o el autor intelectual? ¿Balaguer o la Banda Colorá? He aquí una de las claves para empezar a entender el Arte conceptual y derivados como la Performance art y el Body art, e incluso las bienales, instituciones intangibles que no deben supeditarse a un edificio.
No veo una versión caribeña de Beuys en Silvano Lora, pero pensar en uno siempre me lleva al otro. Es natural que la visión de Beuys sea la de un artista europeo consciente de un lugar y no de otro(s). ¿Conoció Beuys la existencia de República Dominicana? Quizá le faltó tiempo para ver hacia el Caribe. Silvano Lora conoció bien a Europa, y también al Caribe y a su país. Por eso para mí es tan significativa su obra, tiene algo que no lo da ni Beuys resucitado: Silvano Lora es nuestro, nos habla desde las realidades de nuestro país y desde fuera de las burbujas de poder. La amplia tradición filosófica de Alemania ha permitido a ese país saber qué hacer con la obra de Beuys, pero la tradición filosófica dominicana (perdón, ¡¿cuál tradición filosófica dominicana?!) no ha hecho lo mismo con Silvano Lora.
Notas:
- Racismos estéticos es un término creado por el artista y curador pedagógico Luis Camnitzer en su texto “La mirada arqueológica” para referirse a espectadores que no aceptan un estilo de arte. Anti-realismo o anti-abstraccionismo son ejemplos que puso el autor de ese texto.
- El Dr. José Ramia Yapur (dominicano, 1929-2008) fue uno de los principales coleccionistas de Silvano Lora.
- En abril de 1965 ocurrió la segunda intervención norteamericana. La poblada de abril de 1984 es también llamada “el otro abril”, y existe un documental del tema que lleva ese título.
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En portada: Silvano Lora atravesando el río Ozama, al frente de la canoa, 1992.
José Ramia Guzmán es un artista plástico y escritor dominicano, autor de la novela “El Cuadro” (2020) y reciente realizador de la exposición de dibujos miniatura “Chiquita” (2021).