La Isla está dentro de mí guardada. En el aliento y los trasnoches mantengo, a todas las Juanas que saltan y topan. A todas las Tingó y cien veces mi Abuela. A todos los Bosch y los Luis y los Peña. Soy Salomé metida en la escuela. La que tira la piedra en huelga. Yamilet con triple salto mortal. Soy este tiempo en efervescencia de cambio. El algoritmo de un Masacre lento, irracional, ingenuo, totalmente descalzo. La deriva de este sueño prohibido con intoxicación de paraíso. La Isla está centralizada en mi pecho, como cualquier mala palabra en lengua emancipada. ¡Soy toda Caribe! Corazón de vellonera tengo, deseo que me manoseen todos los ritmos. y mis hijos prietos y jabaos y mestizas y bellos. El dolor nunca se separa… Soy la Liborio en yola. La línea intermitente entre el mambo y el merengue. El estrellato de la diáspora / los 400 metros con vallas. Soy el mejunje de los Palos con Blues. Pío Brazobán en el Kumbá cuando suenan canoitas. Soy esta histeria, histórica, colonial llena de nostalgia. El ¡ay! del ¡ombe! como interjección contestataria. Búscame en el rizo exacerbado de mi pelo, descubrirás el mundo entero. Un complejo de continente idealizado en tierra circundada por agua. Todo, por el placer de la reconciliación. tú / yo
¡Bailemos!
Las cosquillas flotan en el aire, disueltas en sinapsis que se encuentran. Yo estoy para ti porque para ti es la vida. Tu eres la memoria que se reconoce a la vuelta. ¿A dónde voy después de esto? Al reencuentro de los ancestros y a la caricia perdida que flota en una brisa tempestuosa. Hemos decidido ser Caribe, ¿lo recuerdas? Una voluta mortal que se viste de dicha en carnaval. Y que profesa tu diosa lengua cimarrona emancipando cuerpos, ¡toda la vida! Encontrarte fue un momento poderoso como caminar sobre el mar o hacer ofrendas a Yemayá o así, de manos, bailar.
Canción de cuna bajo cielo abierto.
BINA BA KU A FEERU BOJU BOGEDE BA KU A FOMO RE ROPO OLOYE KU FOLOYE SILE LO OJI TAA BA PAJU DE OMO RERE NI KO JOGUN WA “Cuando uno muere, un sobreviviente está para reemplazarlo. La sustitución es esencial. Un líder muerto sale, un líder vivo queda. En el día de nuestra muerte, podremos dejar un precioso niño que herede nuestra tradición.” Fragmento de poema Ewi Yoruba a los nacidos. Ellos estaban de pie en la orilla pidiéndole a la diosa. Hablaban de un puerto ancho, del color de otro mar, del sabor de otro cielo. Ellos cantaban con la garganta abierta alrededor de la ceiba, la misma, que había quedado presa del animal pálido. Los ataúdes estaban amarrados a su cuerpo. De sus raíces salía un olor fétido. Y de su interior los espíritus de hombres dorados echaban la bendición a los negros. Sus hermanos ahora fueron otras tribus que murieron de sus propias manos. Cazaron con los colmillos del león, llevaron trofeos de elefantes. El reino era próspero antes de la sombra. Ahora, de espaldas a la tierra, de rodillas a la diosa. Veían el sopor de sus nietos quinientos años después. Y prometieron dejar la puerta abierta. Regresarían con el alma de sus niños al tiempo a casa. La bruma era agua de río, promesa. Era la respuesta ancestral que se perpetua en el vientre de la madre en la semilla del padre. Y trasciende. Baja de las lomas en canto. En batir de alas. En arrullo de viento. En salitre que come hierro. Eco de arrodillados. Latir dorado de Ceiba en confluencia, perenne, aun hasta este día. Estamos frente al umbral del Continente. Soy tradición.
Valor anticanónico: Rescata la sabiduría ancestral desde una interpretación mítica de nuestra identidad isleña, caribeña, afro-taína.
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Michelle Ricardo, Santo Domingo, 1986. Artista visual, poeta y educadora/activista social, Fue integrante del colectivo internacional de Hip Hop Quilomboarte haciendo Spoken Word. Es co-fundadora del Proyecto Anticanon y la Editorial Anticanon. Ha publicado el poemario AyitiQuisqueya (2019).