Si Adam Sandler fuera un LP su cara dramática sería el lado B. En el imaginario popular su nombre siempre será asociado a las comedias. No si razón, pues el chico de Brooklyn se forjó en los escenarios como un comediante. Cuenta la leyenda que fue a los 17 años cuando subió por vez primera a escena y su talento afloró sin demora. Luego vinieron sus años de universidad y su participación en Saturday Night Live, por más de cinco años, no solo frente a la cámara sino también desde la mesa de los guionistas. Su debut en la gran pantalla llegó en 1989 con una comedia de muy bajo presupuesto titulada Going Overboard. Cuando realmente logró ponerse en el mapa fue entre 1995 y 1996 protagonizando, respectivamente, Billy Madison y Happy Gilmore. Estas dos comedias disparatadas sentaron las bases del estereotipo de sus personajes futuros. Una combinación de ambos títulos dio nombre a su compañía productora Happy Madison fundada en 1999.

Los millones de taquillas vendidas a nivel mundial y el éxito económico de las comedias de Sandler hacen sombra a su talento. Fue fácil encasillarlo debido a lo que ofrecía año tras año y de manera muy esporádica se embarcó en proyectos que le obligaron a enseñar la otra cara de la moneda. Una carrera de más de 30 años y más de 77 créditos como actor y en ese período podemos resaltar con ahínco tres películas. No queremos restar mérito a su trabajo en las comedias, de hecho, desarrollar con profundidad personajes cómicos es mucho más desafiante que provocar una lágrima con un rol dramático. Pero el hombre de Nueva York pasó mucho tiempo en su zona de confort y alimentando a la gallina de los huevos de oro. ¿A caso no hubiéramos hecho todos lo mismo?

“Muchos críticos se oponen a lo que hago, pero me metí en la comedia para hacer reír a la gente, y siempre he trabajado duro”. (Adam Sandler)

Cuando se anunciaron los nominados al Oscar 2020 la ausencia de Sandler en la boleta de Mejor Actor causó muchas ronchas. Muchos círculos de críticos norteamericanos ya han premiado al actor por su papel de Howard Ratner en la película de los hermanos Safdie, Uncut Gems (2019). Si bien esta es una categoría que desde siempre ha sido muy reñida -y este año no es la excepción- yo lo hubiera colocado por encima de Jonathan Pryce y su papel del Papa Francisco en la más reciente película de Fernando Meirelles, Los Dos Papas (2019). Sin dudas merecía la oportunidad de jugarse el todo por el todo con la apuesta más alta.

Exploremos esas tres películas a las que hicimos referencia y encontremos el Lado B de Adam Sandler.

LADO B

Barry Egan

Película: Punch-Drunk Love (2002)

Dir. Paul Thomas Anderson

El primero en empujar a Sandler por el camino menos confortable fue el exquisito Paul Thomas Anderson. Después de todo Punch-Drunk Love es una comedia romántica. Pero al estilo de PT Anderson. La película le consiguió a Anderson el premio de mejor director en Cannes y en otros festivales fue reconocido el trabajo de Sandler. El melancólico, solitario y excéntrico Barry, encuentra el amor de una forma muy inusual y la relación que inicia con Lena (Emily Watson) es todavía más increíble. Fue la primera vez que le vimos desdoblarse de esa manera y apartarse de forma tan tajante de lo que venía haciendo. El filme cuenta con una fabulosa puesta en escena y el guión del propio Anderson es una delicia. Los hombros de Sandler soportan la estructura dramática y su potencia en pantalla es el catalizador perfecto.

Justo después de terminar la impecable Magnolia (1999) el director expresó en múltiples ruedas de prensa su deseo de trabajar junto a Adam Sandler. Fue en Cannes la primera vez que este comentario salió a la luz y años después la colaboración con Sandler lo devolvió a las costas francesas para salir triunfador.

Charlie Fineman

Película: Reign Over Me (2007)

Dir. Mike Binder

De las películas que retratan los estragos de los infames ataques del 11 de septiembre esta es una de las más subestimadas. Aquí no van los gringos a buscar la ansiada venganza rompiendo cabezas, este es un drama más íntimo. Charlie perdió a su familia y en su dolor se ha recluido en sí mismo, se abstrajo del mundo y creó su propia realidad. Aquí los códigos de la comedia se borran por completo y Sandler tiene que despojarse de todo ese lenguaje corporal que tanto lo define. 

Es tal vez uno de los roles que menos le permite sacar esos gestos que le son tan naturales y que complementan su trabajo en escena. Lo que el veterano actor mostró, fue su capacidad de abrirse aún más enseñando pliegues nunca vistos. El filme pasó por debajo del radar y su desempeño en la taquilla fue bastante modesto, mientras que en las premiaciones fue totalmente ignorado.

Howard Ratner

Película: Uncut Gems (2019)

Dir. Josh y Benny Safdie

Pues ese judío que se las juega todas para ganar es el que ha motivado estas líneas. La nueva película de los hermanos Safdie es el perfecto ejemplo de “la odias o la amas”. No parece haber un punto medio que la frenética película que presenta a Sandler como un comerciante de joyas de la ciudad de Nueva York que tiene que jugarse la vida para superar la adversidad que le agobia. Aquí el nativo de Brooklyn ha entregado la actuación de su carrera. El abrumador ritmo de la narración es comandado por Howard y su implacable ambición, en el camino nos permite ver más. Debajo de la áspera figura del guerrero callejero que se juega la vida en cada decisión hay un hombre simple y llano que se rinde ante la cotidianidad. Su frenética carrera parece estar condenada al fracaso. Es un tren a punto de salirse de control y en todo ese caos una ilusión de control.  

Esa anarquía narrativa que instalan los directores encuentra en ese Howard la punta de lanza perfecta. El personaje está tan bien definido que aun cuando despreciamos su accionar una especie de compasión se nos cuela entre las venas y al final del día queremos verle ganar. La sucesión de infortunios nos transporta hasta la desdicha que viene incluida con esos memorables personajes de  los film-noir. En especial Howard se nos parece al Harry Fabian (Richard Widmark) del maestro Jules Dassin en Night and the City (1950).

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Hugo Pagán Soto es mercadólogo de profesión cinéfilo por pasión. Director del la Distribuidora Internacional de Películas de 2015 a 2018 y Coordinador de Relaciones Públicas de la Cinemateca Dominicana en 2015.