Un proyecto ambicioso
Hay temas que no se prestan para ser abordados desde la experiencia personal, pero al igual que las razones del corazón de Pascal, hay experiencias que se superponen a cualquier abordaje de un tema en cuestión; en mi caso, el de las revistas literarias en español en Estados Unidos.
Cuando llegué a Chicago en 2008 sabía exactamente a dónde ir. La revista contratiempo entregaba el premio de cuentos John Barry y yo había decidido asistir al evento incluso antes de poner un pie en la ciudad. Buena parte de mi familia escogida estaba ahí presente, pero todavía no nos conocíamos. En contratiempo me abrieron las puertas con calidez y entusiasmo, desde ahí pude conocer la ciudad, su movimiento cultural e inmigrante, su historia, su literatura, y desde el principio me sentí actor y parte de ella. Desde contratiempo escribí ficción, pero también escribí sobre Chicago, sobre Venezuela, sobre Puerto Rico, sobre inmigración, sobre los programas de escritura creativa en español en Estados Unidos, sobre el fútbol caribeño, sobre la muerte de Gustavo Cerati, y siempre pude hacerlo con total libertad y desenfado.
Cuando me mudé de Chicago a Miami también sabía a dónde ir. En la revista Suburbano encontré la misma receptividad y el mismo interés instantáneo por lo que pudiera aportar, lo que me permitió escribir sobre John Irving, sobre Pixies, sobre la deuda que mantienen Messi y Cristiano con sus fanáticos, sobre la definición de novela corta, y mantuve un espacio donde hablaba de las distintas versiones de una misma canción.
Para mí, las revistas literarias en español en Estados Unidos son sinónimo de guarida, desde sus páginas no solo uno se encuentra entre pares, gente con los mismos intereses, el mismo idioma de pertenencia y la necesidad de mantenerlo relevante como idioma de creación y conocimiento. También en ellas se forman, se consolidan, se conocen y se dan a conocer las plumas que serán parte del movimiento de escritores en español de Estados Unidos. Yo llegué a este país con suficiente edad para decir sin ninguna duda que habría seguido escribiendo sin importar cuáles hubieran sido las circunstancias, es lo que he hecho toda mi vida, pero tras mudarme a Estados Unidos, el ser parte de las revistas contratiempo y Suburbano fue lo que me permitió pertenecer a ese movimiento.
Un país inmenso
En un país tan grande como Estados Unidos, es muy difícil hacer valoraciones generales sobre cualquier tema. En la escena literaria en particular, la escena nacional no es la suma de las escenas locales. El esfuerzo de la mirada global y, porqué no, del establecimiento del canon, siempre parece una tarea incompleta, una página en permanente construcción. En la actualidad, trabajos como el de Naida Saavedra, con su libro #NewLatinoBoom: Cartografía de la narrativa en español de EE. UU. y el sitio web www.newlatinoboom, apuntan a eso, a que seamos capaces de ver la generalidad del fenómeno y entenderlo.
Mientras, y en especial respecto de las revistas, hay que acotar la mirada. La escena literaria de un lugar es tautológica, está definida por los eventos, encuentros, talleres, editoriales, periódicos, revistas dedicados a difundir, reseñar y reflexionar sobre esa escena. Para que existan estos espacios se necesitan no tanto escritores sino personalidades con la voluntad para crearlos y mantenerlos. Por eso, cuando se revisan las distintas iniciativas en Estados Unidos hay nombres que se repiten con frecuencia, como Franky Piña, Fernando Olszanski, Rose Mary Salum, Cristina Rivera Garza, Pedro Medina León, Hernán Vera Álvarez, solo por nombrar algunos.
Esfuerzos tan diferentes como lo permite la diversidad e inmensidad geográfica del país. Mantenerse al tanto, al día, sobre lo que cada una de las revistas está haciendo obliga a desarrollar algún tipo de método, el más natural es el geográfico.
Desde Seattle, Seattle Escribe se presenta como una comunidad de escritores hispanohablantes del noroeste estadounidense y su labor principal es dar a conocer esas voces. En Chicago, contratiempo y El Béisman se hacen eco del quehacer literario y cultural del país, sin perder de vista su relación con Pilsen, el barrio hispano más grande de la ciudad. En Houston, Literal da cabida a las expresiones artísticas latinoamericanas más importantes y a nuevas voces que buscan expresarse. Desde Nueva York, Viceversa parte de lo que los une, el orgullo por las raíces, por nuestras culturas y el amor por Nueva York, mismo sentimiento que motiva el trabajo de Los bárbaros y sus volúmenes temáticos de creación literaria. En Miami, el espíritu cultura pop de Suburbano; el interés por la cultura, la ciencia y el pensamiento de Letra Urbana; el afán de Baquiana por recopilar el quehacer literario anual; la búsqueda de Nagari de aglutinar el trabajo literario y visual mundial, en especial de artistas y escritores hispanos.
No se puede dejar de mencionar el trabajo que se realiza en universidades. El Hostos Review, del Hostos Community College de Nueva York, que apoya la creación literaria y el intercambio sobre temas fundamentales de la cultura de las Américas; el Rio Grande Review desde la Universidad de Texas en El Paso, editada por los estudiantes de la maestría bilingüe en escritura creativa; Iowa Literaria en la Universidad de Iowa, revista del programa MFA de escritura creativa del Departamento de Español y Portugués de la universidad; o Latin American Literature Today en la Universidad de Oklahoma y su compromiso con la difusión de la literatura más original, innovadora y contemporánea de América Latina. Estas y otras revistas dan cuenta del quehacer literario y cultural en español del país, con mayor o menor acento en la creación literaria; en la reseña editorial; en la literatura nacional; en la literatura hispanoamericana; en la relación y proyección del español en el país y en el mundo; en el fenómeno migratorio; en la identidad latina.
Un mundo en tensión
Cada una de estas experiencias está enfrentando, como el resto del planeta, las dificilísimas circunstancias que ha traído la pandemia de la Covid-19. A eso se le suma el desafío de supervivencia que la revista como tipo de publicación está viviendo desde que los enlaces compartidos y los clics en redes sociales son la principal, y no pocas veces única, fuente de acceso a información y lectura de las personas. Además, la escena literaria en español depende en mucho de la migración, de que lleguen nuevos lectores y de que no se vayan los que hay, bien porque regresen a sus países de origen, bien porque sus descendientes dejen de ver en el español un idioma de oportunidades creativas e intelectuales. La capacidad de resistencia y de adaptación de la literatura en español, de la escena local y de la revista en particular, será no pocas veces el tema principal de estas publicaciones.
Mientras, la voluntad de unos cuantos seguirá haciendo posible que un inmigrante con ganas de escribir tenga no solo la oportunidad de publicar en su lengua materna, sino que ello sea parte de un proyecto mucho más grande, mucho más ambicioso: conservar y fortalecer al español como un idioma de expresión creativa en Estados Unidos.
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Luis Alejandro Ordóñez escritor venezolano que vive en los Estados Unidos desde 2008. Entre Chicago y Miami ha trabajado como editor, redactor, corrector, traductor, profesor de español y librero.