Cuando uno entra a un bar percibe de inmediato un aire humano,

una ligereza esencial casi poética  que va hacia afuera, 

antes de saber que ya se estuvo y  recordar las cosas 

que pasaron, durante algunos años, justo ahí. 

La coincidencia de espacios no es más que un azar 

o una curiosidad vencida por la certidumbre  presente.

El aire asciende mientras el decorado y los diálogos

son la banda sonora de lo que vamos a escribir.

El bar ilumina donde no está el pasado 

sino el suspenso del pensamiento, condensado. Es el lugar

en que sujeto las palabras para ver cómo suenan

y repercuten humanas  aquí adentro.  

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Roberto Appratto (Montevideo, 1950) Es profesor de Literatura. Coordina talleres de escritura de narrativa y de poesía desde hace varios años. Publicó once libros de poesía y ocho de narrativa, En 2012 tradujo Enrique VI de Shakespeare para Random House Mondadori.