La unicidad en Bases de Datos y Teoría de Conjuntos es la cualidad de ser irrepetible, singular.

En la inmersión digital contemporánea, mi inquietud fundamental, que pone de frente al Estado ante ciudadanos, es recibir respuesta a la pregunta: “Según tú, Estado, ¿Quién soy?” La transformación digital del sector público impulsada por la IA y otras tecnologías emergentes, entrelazada con el derecho de Hábeas Data, pone en relieve una tensión. El Estado, en su intento de representar al individuo, puede encontrar divergencias entre la identificación individual y la frágil representación digital en sus sistemas dispersos en innumerables bases de datos de distintas instituciones. Este monopolio estatal sobre la manipulación de datos incide en cómo serán entrenados los modelos para identificación, clasificación, predicción…en fin, para aprendizaje automático, esa rama de la IA que permite a las computadoras aprender basándose en los datos que reciben y procesan.

Noam Chomsky, renombrado lingüista, teórico político y comentarista social, ampliamente reconocido como uno de los intelectuales preeminentes del mundo, señaló que defender la privacidad como un valor que merece respeto y protección no debería ser necesario, pero lamentablemente lo es. Sus reflexiones subrayan la importancia de trasladar el topoi de la privacidad hacia la calidad de exposición adecuada ante la omnipresencia digital. Chomsky advierte que la manipulación de datos por parte del Estado podría indicar una “grave patología social”, especialmente si se orienta hacia el control y la manipulación de la realidad personal de los ciudadanos. Este control mediático podría resultar tan perjudicial, o incluso más, para la percepción colectiva como los errores y aciertos que suceden en los medios de comunicación tradicionales y en las redes sociales.

La falta de unicidad introduce errores automáticos mientras una gran parte de la humanidad va entregando su juicio crítico ante las máquinas inteligentes. Y esta falta puede llevar a sesgos en el modelo, entrenamiento ineficiente, y conclusiones incorrectas, ya que el modelo podría interpretar erróneamente que los registros duplicados o contradictorios representan variabilidad real en los datos. Así, durante la identificación digital se puede llegar a una situación de equivocación de identidad, donde lo incorrecto o duplicado puede afectar la vida de una persona, por ejemplo, al ser erróneamente vinculada a actividades delictivas o problemas crediticios. Eso ocurre entre humanos, con ritmo lento en comparación a la computadora, pero tenemos raciocinio y boca para quejarnos, y corregir a tiempo en el reino donde algún humano nos escucha.

Los desafíos son palpables: establecer un marco regulatorio robusto, promover la capacitación y conciencia sobre el Hábeas Data, garantizar una infraestructura tecnológica segura, y sobre todo integradora para la interoperabilidad entre instituciones. Además, es crucial fomentar la transparencia, la rendición de cuentas, y la participación ciudadana. Toca reflexionar y proteger el modelo de datos que queremos. Está aquel donde las empresas son dueñas de nuestros datos, aquel donde el Estado es dueño de los datos y aquel donde el ciudadano es dueño de los datos.

El camino hacia un Estado digitalmente integrado y respetuoso de los derechos fundamentales es complejo, pero necesario en la era digital. Este camino no solo implica una modernización tecnológica, sino también una introspección ética y social, hacia una realidad que respete y refleje la autoidentificación del individuo en el marco digital.  Estamos construyendo una web semántica Estatal, quiero significar lo que soy y no otra cosa.

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José D’Andrade. Desarrollador de software en legaltech, estudió leyes y post-grado en argumentación jurídica para hacer softwares para el mundo jurídico. En julio 2023, terminó la 1ra edición del Máster en Inteligencia Artificial y Procesamiento del Lenguaje de la Universidad de La Rioja, España.