Este lugar es el espacio inmenso donde los cruces son de múltiples
tamaños y solo dos tienen forma de estrella. Aquí la gente está
quieta, aunque la música suene nadie la acompaña. Números y
nombres se confunden.
María Contreras #780 29-3-2000
Leónides Antonio Marte #328 19-10-83
Cirilio Batista #123
30-10-1977.
Y así, hasta llegar a cualquier nombre, a cualquier fecha sin asomo
de una lógica que haga lógico a Descartes. Este lugar se me llena
de penumbras; desafío el sol que me obliga a guarecerme. La
sombra al final me arropa. Esto sabe a diálogo inconcluso. A ti te
diré mañana y ese instante no llega porque no, porque no puede
ser, porque solo es posible si recurres a la memoria, y la memoria
se confunde; las palabras riñen por confirmarse. Porque no está
quien las pronunció y no se grabó nada, y, además, si alguien te
dice que ella dijo, no será con el tono de su voz, con su forma de
pronunciar ni con su peculiaridad de gestos al contar a saciedad
todo lo sucedido. El recuerdo no bastó, aunque uno no sea un
desmemoriado. Este lugar preñado de gramas incoloras, de
ladrillos torcidos, de voces acalladas por los últimos adioses, que
en verdad son últimos en la realidad real de las palabras y los
hechos. Una mujer vestida de colores degradables entra en éxtasis,
no pudo superar la tristeza y estalló ante una tumba con treinta
años de existencia no aceptados y cae rodeada de cruces
horizontales, verticales y de todas las dimensiones. El polvo le
destiñe su falda y ella sigue llorando con un llanto que inunda
todo el sitio. Llora con sus ojos, sus cabellos, sus muslos, sus
senos, sus rodillas, sus pies hasta que el sol la deshidrata y duerme.
Será trasladada a su casa y volverá el próximo año a repetir el
rito, más parecido a lo que uno supone que es la muerte. Este
lugar no será distinto porque cruce un pájaro negro auspiciando
el silencio, pero nuestras miradas ya no serán las mismas después
de su paso, porque cada uno pensará en un presagio distinto.
¿Vendrán lluvias hirvientes después de su visita? ¿Se convertirán
nuestros muertos en aves? ¿Nos trajeron alguna señal que no
hemos descifrado? Pocas horas de un recorrido de flores, coronas
inmensas se deslizan acompañando la noche.
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Mateo Morrison es poeta, Premio Nacional de Literatura.