¿Por qué continuar generando dosieres acerca del surrealismo? Porque, transcurridos ya cien años desde el gran estallido estético que significó, sigue latiendo como carne viva, como norte latente, como un astro cuya luz seguimos viendo mucho tiempo después. Y también porque son tantas sus aristas, que parecería inagotable cuanto pudiera escribirse de este fenómeno mundial.
Así, por ejemplo, aspectos relevantes del movimiento surrealista aparte de la poesía son el cine, la pintura, la fotografía, el teatro, la novela, el cartel, la arquitectura, la ilustración. También es necesario cubrir la impronta del surrealismo en la generación española del 27 o la poesía de la Negritud –especialmente en el martiniqueño Aimé Césaire– y en la Poesía Sorprendida dominicana, por ejemplo. O extenderse en otros significativos subgrupos surrealistas latinoamericanos, como Mandrágora en Chile o Aldo Pellegrini et alii en Argentina; César Moro y los ramalazos hasta Eielson y Westphalen (por nombrar tan solo un par). En fin, por qué no ahondar también en nombres como Remedios Varo y Leonora Carrington, Salvador Salí y Joan Miró, Antonin Artaud y Philippe Soupault, Roberto Matta y Wifredo Lam, Man Ray y Henri Cartier-Bresson.
En este segundo aliento, Plenamar analiza el cine de Luis Buñuel (“un maestro del cine que jugaba con los límites de la realidad y el sueño, que se movía con agilidad entre el fervor espiritual y el escepticismo más feroz”) por medio de la aguda pluma de Ariosto Antonio D’Meza, así como la pintura del dominicano Iván Tovar (“una prodigiosa imaginación, una admirable capacidad de trabajo y una disciplina interior tan vigorosa como estricta”), a manos del crítico de arte y poeta Plinio Chahín. Basilio Belliard, por otro lado, amplía la huella del surrealismo cumplido un centenario de que lo fundara Breton (“su artífice, promotor, imán, y guardián de su pasión y su lenguaje de expresión”). Además, hemos rescatado una entrevista que hiciera a André Breton el artista plástico, profesor, músico y escritor exiliado Eugenio Fernández Granell (Galicia,1912-2001), durante el paso por Santo Domingo del fundador del movimiento surrealista en 1941.
El resto del menú también es deleitable: poesía de la puertorriqueña Margarita Pintado Burgos y del dominicano Amable Mejía, habitué de estas páginas virtuales; una reseña de Clara Dobarro a Baumgartner, la última novela que escribiera Paul Auster antes de fallecer en abril de este mismo año; sendos trabajos de la peruana Giancarla Di Laura y del dominicano León Félix Batista que rememoran la vida y obra del poeta y académico peruano José Antonio Mazzotti, recién fallecido en septiembre. Finalmente, una columna de cada año: Jimmy Hungría detallando las películas seleccionadas por país para optar por el Oscar a la mejor película internacional 2024.
Acérquense al festín de letras.