Es difícil hablar de él sin hablar de los otros dos. Por un larguísimo periodo de tiempo, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez y Noel Nicola eran tres en uno. Curiosamente, el rasgo más duradero que los une no tiene relación directa con la Revolución Cubana: los tres tuvieron suficiente tino como para poner el panfleto a un lado y cantarle a la vida cotidiana, el amor, la vejez y la muerte. Los tres, sobre todo, le cantaron al amor que termina, mucho más real y humano que el amor eterno.
Lo interesante del caso es que ninguno, creo yo, le cantó a la infidelidad; o al menos no lo recuerdo. Pero Pablo, viendo esa experiencia crucial e inevitable de la vida amorosa desde otro ángulo, le cantó al “amor compartido”. ¿Quién no recuerda estas líneas?:
“La prefiero compartida, antes que vaciar mi vida…”
Líneas que se alejan, a un mismo tiempo, de la utopía del amor libre y de la posesividad patriarcal y burguesa. Y aunque aquí está el momento más fino y profundo de la carrera de Pablo, no hay que olvidar que fue el trovador del tiempo, el que continuamente me recuerda hacia dónde me acerco:
“Los años mozos pasaron
y ahora saber que hay que ser y hay que estar…
Duro el camino que queda y ahora saber caminar
y hay que andar…
Fuera los falsos valores
a mí solo llega quien sabe de hombre calzar…
Y hasta los tristes amores, que tantos dolores
me hicieron un tiempo pasar…”
________
Marco Escalante, ensayista peruano radicado en Chicago. Autor de Malabarismos del tedio (Editorial 7Vientos).