Toda expresión cultural o artística, viene de un germen que a veces se pierde en la noche de los tiempos. Las tribus primitivas en los albores de la humanidad van conformando sus ritos y ceremonias en las que aparecen los primeros indicios de la teatralidad. Ya en el antiguo Egipto existían manifestaciones dramáticas, en la mayoría de los casos presididas por el conocido culto a la muerte o a los dioses. Estas formas de representación partiendo de la danza y del rito, adquieren distintas fisonomías según la idiosincrasia de cada pueblo. Todas surgen de un esquema parecido: espacio sagrado, templo o altar, y primitivos actores-danzantes que giran a su alrededor.
Los antecedentes del “teatro musical” se remontan al teatro de la antigua Grecia. El sentido religioso heredado estuvo presente en las primeras manifestaciones del teatro griego: era una forma de adorar al dios Dionisio. El origen de los dos géneros, Ditirambo y Tragedia, proviene del desarrollo del texto cantado por el exarconte, y de los ritornelos cantados por el coro en los ditirambos acompañados de instrumentos musicales como la cítara y la lira. Este diálogo inicial se acerca a los diálogos entre Coro y corifeo en la tragedia; cuando el corifeo es separado del coro da lugar al “Primer actor”, nace así el teatro occidental propiamente dicho. Desde sus inicios el teatro griego utilizó la música y la danza en sus representaciones y el público participaba y bailaba hasta llegar a un estado de trance colectivo.
En Roma –heredera de la cultura griega– las piezas teatrales incluían fragmentos cantados, semejándose de alguna forma a lo que sería hoy el teatro musical.
En tierras lejanas, en el oriente, el teatro ha sido también una manifestación secular. En Japón se distinguen dos géneros: el Kabuki y el Noh, teatro clásico que armoniza poesía, música, danza y argumentos, que se repiten desde el medioevo, inspirados en momentos históricos, en poemas épicos y leyendas míticas rurales. Su época de mayor esplendor fue el siglo XV.
El teatro chino tiene su origen en ritos ancestrales. En sus inicios, no había distinción entre los géneros. La prosa, la danza y la música coexistían en una mezcla de todas las expresiones, que daban unidad a la representación teatral. Los intérpretes de la Ópera China hasta nuestros días son, a la vez, cantantes, actores y bailarines, con acompañamiento musical.
El teatro en la India, según el Natyashastra (antiguo tratado de arte dramático compilado entre el 2000 A.C. y el siglo II), el teatro fue un regalo de los dioses. Dicha tradición permaneció mediante la música, la danza, el canto y la narración.
El Teatro pre-hispánico, como en todas las grandes culturas de la antigüedad, tuvo sus orígenes en las fiestas y conmemoraciones religiosas. Había lugares especiales para las representaciones de sus ritos en los que se entonaban himnos sagrados acompañados de flautas, ocarinas antropomorfas, trompetas de caracol y tambores; durante el rito se producían danzas y diálogos entre personajes de origen divino y humano.
Durante el largo período de la Edad Media, el teatro fue fundamentalmente religioso, un drama litúrgico, escenificado en las iglesias católicas romanas. En el siglo X los ritos, como la misa, se hacían como una representación dramática de la pasión de Cristo. Ya en la baja Edad Media, el teatro era un espectáculo de bufones y juglares que hacían combinaciones de relatos con poesía lírica, música y acrobacias. Otra manifestación de esta época fueron las Farsas populares juglarescas y las Moralidades de carácter didáctico.
En Alemania, el Teatro medieval inicia con los llamados “meistersingers” o maestros cantores. El drama sacro poco a poco va cambiando de escenario, llevándose a la calle, a la plaza pública, incorporando elementos profanos. En el siglo XVII el teatro se convierte en el espectáculo por excelencia, no solo disfrutado por reyes y cortesanos, sino también por el pueblo. En el siglo XVIII nace el “singspiel”, género musical cercano a la opereta.
El paso de la Edad Media a la Moderna se conoce como Renacimiento. El siglo XVI se caracteriza por el humanismo: es la vuelta al clasicismo grecolatino, el teatro toma como modelos las comedias de Plauto y Terencio. En Italia, cuna del Renacimiento, las presentaciones tenían lugar en los palacios. El momento más esperado eran los “intermezzi”, en los que se presentaban danzas exóticas, moriscas y mundos fantásticos; luego los espectáculos teatrales tienen lugar al aire libre en los llamados “corrales” presentados por actores ambulantes. Surgen entonces las compañías teatrales. La música, presente siempre, acompañaba a los comediantes en sus evoluciones. En el Renacimiento las formas más antiguas evolucionaban hacia dos antecedentes del Teatro Musical: La Comedia del Arte y la Ópera Bufa.
El siglo XVIII, llamado Siglo de las Luces o de La Ilustración, tenía como objetivo combatir la ignorancia, mediante la razón y el conocimiento. Jean-Baptiste Poquelin, llamado Molière, convirtió a finales del siglo varias de sus comedias en entretenimientos musicales, en colaboración con el compositor Jean Baptiste Lully, en las que además se incluían los bailes. Muchas de las óperas de Lully están basadas en obras teatrales de Molière. Ambos son los creadores de la comedia ballet, que dio origen a la ópera cómica en la que se alternan los diálogos y las escenas cantadas.
En Inglaterra, ya las obras en la época isabelina y jacobea incluían frecuentemente la música, y en el período Tudor se desarrollaron mascaradas que involucraban baile, canto, y actuación. Estas se convirtieron en obras cantadas, conocidas en inglés como óperas, tales como “The Siege of Rhodes” (El asedio de Rodas), de 1656, considerada la primera ópera inglesa.
A partir del siglo XVIII, las formas más populares del teatro inglés fueron las óperas de balada satírica, como “The Beggar’s”, de John Gay, a ritmo de canciones populares de la época.
Se podría decir que Lope de Vega, en su comedia “La selva sin amor” –comedia con orquesta estrenada en 1629–, es el precursor del nuevo estilo de teatro en España. Calderón de la Barca es el primer dramaturgo que adopta el término zarzuela, para su obra “El Golfo de las Sirenas” de 1657. La zarzuela es un género musical escénico estrictamente español, con partes instrumentales, vocales y habladas, parecida al “singspiel” alemán o la ópera cómica francesa. La zarzuela tiene su mayor auge en el siglo XIX. Los melodramas en este siglo son el entretenimiento más popular, y es importante en la historia del teatro por su influencia más tarde en el naciente cine. El teatro de este siglo innovó las técnicas, entre ellas la iluminación eléctrica, introducida por primera vez en el Teatro Savoy de Londres en 1881.
El nacimiento del llamado teatro musical como lo conocemos hoy, se remonta al 12 de septiembre de 1866, con la puesta en escena de la obra “The Black Crook” en el teatro de Broadway Niblo’s Garden, en la que se unen por primera vez una compañía de danza y una compañía de teatro. A lo largo de la obra se intercambian canciones y bailes populares, y la pieza se ajusta a la noción moderna del musical. La cultura del musical se expande por todo el territorio de Estados Unidos. Entre las obras que pasarían a la historia en esa modalidad de espectáculos se encuentran “Trip to Chinatow” (1891) y “The Belle of New York” (1897).
Desde principios del siglo XX, las obras del teatro musical han sido llamadas “musicales”, definidos como “una obra musical en la que las canciones y los bailes están completamente integrados en una historia bien hecha, con objetivos dramáticos serios que puedan evocar emociones y la risa”. La interpretación de un musical es responsabilidad de un equipo creativo: escenografía, iluminación, vestuario y sonido.
Londres se convierte en el centro del fenómeno de los musicales, cuando en 1893 estrena “A Galery Girl”. La primera película parcialmente sonora en 1927 fue un musical: “El Cantor de Jazz” de Alan Crossland. A partir de entonces, los grandes musicales de Broadway se podían disfrutar en los cines de cualquier país. Un musical excepcional, una sátira política ,“Of Thee I Sing” con música de George Gershwin y libreto de George Kaufman y Morrie Ryskind, recibe el premio Pulitzer de Drama en 1932. El musical “Anything Goes” (1934) de Cole Poster, consagra a Ethel Merman como “La primera dama del musical”. El auge de los musicales en la primera mitad del siglo XX influye en el cine, y surge entonces la “película musical”, siendo una de las más famosas “Cantando bajo la lluvia”, protagonizada por Gene Kelly, Donald O’Connor y Debbie Reynolds.
Entre los musicales considerados más importantes que se han convertido en clásicos, se encuentran: West Side Story (1957), La novicia rebelde (1959), Cabaret (1966), Jesucristo Superstar (1971), Grease (1971), Los miserables (1980), Chicago (1975), Cats (1981), El fantasma de la ópera (Londres, 1986), La bella y la bestia (1994), Mamma mia (1999).
El Musical en República Dominicana
Los primeros intentos de musicales en nuestro país se remontan años atrás, con Luis José Mella. Pero es Franklin Domínguez quien inicia el género como tal, en 1978, cuando presenta “Solano”, primer musical dominicano y luego, en 1980, “El Vuelo de la paloma” y “La niña que quería ser princesa”. En la década de los 50, Domínguez presentó una obra infantil con música y canto, “Hola Navidad”, que podría considerarse como el primer musical infantil dominicano.
Bienvenido Miranda y su compañía “Alta Escena”, presentan en 1978 “Amor a primera vista”; Los fantásticos, de 1980 y “Seis despistados en busca del amor”, una adaptación, con canciones de la época, de la obra “Seis personajes en busca de autor” de Luigi Pirandello. Germana Quintana en 1988, presentó el musical “Evita”. Nuryn Sanlley en 1978 asume la producción de “Realidad de un Sueño”; en 1991, “El bueno, el malo y la Pinky”; y en 2008 “High School musical”. Ese mismo año Carolina Rivas y Luichy Guzmán, presentan “Los miserables”, y en el 2011 “Rent”.
Germana Quintana y Nancy Álvarez en 1979 fundan la Compañía “Producciones Teatrales”, y en 1980 presentan el musical “Están tocando nuestra canción”, con libreto de Neil Simon y música de Marvin Hamlisch. El director musical fue Luis José Mella.
En el año 1992, Carlos Veitía y Patricia Ascuasiati, llevan a escena el musical de Luis José Mella “La calle El Conde de 5:00 p.m. a 5:00 a.m.” En el 2010, Carlos Veitía ofrece una nueva versión de “West Side Story”.
Más cercano a la ópera o la zarzuela, Rafael Villalona presenta en 1992 “Ópera merengue”, un aporte a la búsqueda de identidad de un pueblo. El merengue se convierte en un símbolo conciliando, a través del ritmo, la cultura nacional, en su mixtura de raíces y costumbres.
Los musicales infantiles fueron llevados a escena principalmente por Fidel López: “Regreso al mundo de Oz”, 1995; “Pinocho”, 1997; “Alicia en el país de las Maravillas”, 1999; “El Flautista de Hamelin”, 2001; “Canción de Navidad”, 2002; “Blanca Nieves y los siete enanitos”, 2011, y la versión dominicana del musical “El hombre de La Mancha” presentada en el 2012.
Amaury Sánchez, director musical y productor, ha sido el que mayor número de musicales ha presentado en las diferentes salas de nuestra ciudad, entre ellos: “La Novicia Rebelde (2000), “Jesucristo Superstar” (2003-2019), “Evita” (2004), “La bella y la bestia” (2006, 2007), en el 2007 “Peter Pan” y “Regalo de Navidad”, “Cabaret” (2008), “Cats” y “Cenicienta” (2009), “Chicago” y “Las aventuras de Willy” (2010), “Dream girls” (2011), “Willy 3D, la última aventura” (2011), “El Mago de Oz” (2012), “Super Willy contra los cuatro villanos” (2013), “In the Hights” (2014-2022), “La tiendita del horror” (2017) y “Mamma mia” (2018).
Guillermo Cordero, nos deleitó con los musicales: “Víctor Victoria” (2005), “El Beso de la Mujer Araña” (2007) y “El violinista en el tejado” en el 2009. El famoso musical “El Gran Gatsby” fue presentado en el 2017, por Luis Marcel Ricart, y en el 2021 “Cats”, presentado en el Gran Teatro del Cibao.
Antonio Melenciano, en el 2010, ofrece “I Love R.D.”, musical dominicano basado en parte de nuestra realidad, marginal y urbana. Melenciano apuesta de nuevo en 2018 a la dominicanidad, y ofrece el primer musical histórico dominicano, “Tingó”, inspirado en un hecho que consternó al pueblo: el asesinato en 1974 de la dirigente campesina Florinda Soriano, conocida como “Mamá Tingó”. Melenciano, como todo buen artista, es un reflejo de su tiempo.
El musical llegó a nuestro país para quedarse. No aparecen todos en este artículo, hay muchos más, que en otra entrega podríamos incluir. Toda gran producción depende esencialmente de un elemento único e insustituible: el actor, la actriz. La calidad de nuestros artistas en sus diferentes géneros es la mejor garantía para seguir trillando este sendero multicolor que es el musical.
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Carmen Heredia ha sido crítica de teatro, danza y música, y ha desempeñado varios cargos en el área artística dominicana, tales como Directora del Ballet Clásico Nacional, Directora General de Bellas Artes, Directora del Teatro Nacional y ministra de Cultura.