I
Años se refunden en dolores compartidos
Besos devueltos en un vahído de penumbra
Regrésalos, te ruego
Aquí te espero sobre un lienzo húmedo cargado de pasión.
II
El alma vuela sobre nubes de otros mundos
Verso apelmazado relleno de palabras borrascosas
Sabio eres y no entiendes
Ora voces que gritan, ora voces que aúllan como lobo enamorado
Todo lo que digo, sin querer decirlo.
III
La nave de los locos partió a la hora del silencio
Todos se lanzaban miradas de carbunclos encendidos
El ciego vio y creyó
Creyó en el Dios encadenado a las verdades que no mueren.
IV
Río enfurecido de aguas turbias que sollozan mieles ambarinas
Cauce triste, cauce abandonado
Llámalas que vengan y que traigan buenas nuevas
No es posible, ¡Oh río escarmentado! ¡Oh río tenebroso!
Mis aguas jamás regresan a los mismos brazos
siempre abiertos, siempre atormentados.
V
Será la insidia la que arrancó a la noche la ninfa de mis sueños
Supe que fue a la hora justa en que los pájaros duermen el delirio del ahogo
Sabrá Dios las causas de la dulce nada
Nada, nada, nada.
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Lisette Vega de Purcell. Licenciada en Humanidades, mención lenguas modernas. Profesora, traductora y escritora.