Con el inidentificable Año Uno de la civilización se inicia el conteo de efemérides humanas, nuestros afanes de registro, nuestro impulso de historiar. Al día siguiente del primer día, ya fue posible (imaginariamente) conmemorar que hubo un día primero. Esto es ficción, por supuesto (aunque hay quienes aseguran que la Historia es eso mismo: versión y cuento, invención y mito). Pasados los milenios y la impronta humana, cada año hay mucho que celebrar como recuerdo fechado. En consecuencia, no podríamos decir que este 2022 sea un annus mirabilis para los centenarios, pero sí uno bastante especial, en lo que concierne a la civilización occidental y su cultura, y específicamente al ámbito de la literatura escrita en nuestra lengua y en otras de cercana influencia.
No sólo estamos a cien años del hito que significó la Semana de Arte Moderno de Sao Paulo (Brasil): también en 1922 nacieron José Saramago, Jack Kerouac, Alain Robbe-Grillet, Kurt Vonnegut, Gabriel Ferrater, Pier Paolo Pasolini, Stan Lee, Marco Denevi, José Hierro, Philip Larkin, Antonio Di Benedetto y los dominicanos Antonio Fernández Spencer, Mariano Lebrón Saviñón y Ángel Hernández Acosta, por ejemplo, y ese año mismo año falleció Marcel Proust –para solo quedarnos con escritores. Varios libros fundamentales fueron terminados, publicados o fijada su edición definitiva cien años atrás: Trilce de César Vallejo, La tierra baldía de T.S. Eliot, Ulises de James Joyce, Un artista del hambre de Franz Kafka, El cuarto de Jacob de Virginia Woolf, Los Gemidos de Pablo de Rokha, 20 poemas para ser leídos en el tranvía de Oliverio Girondo, Desolación de Gabriela Mistral, Raíz salvaje de Juana de Ibarbourou y la versión inglesa (primera en libro) del Tractatus logico-philosophicus de Ludwig Wittgenstein.
Plenamar ha estado homenajeando autores y obras en sus centenarios, y en este número de agosto damos continuidad a dicho impulso, publicando un dossier colectivo –acaso el primero de otros–, para lo cual elegimos un ensayo de Plinio Chahín sobre la obra de Antonio Fernández Spencer, prominente miembro de La Poesía Sorprendida; un análisis escrito por el chileno Daniel Rojas Pachas acerca de Los gemidos, un libro inaugural en el estilo de escritura poética que desarrollaría Pablo de Rokha; y un estudio del maestro peruano Juan Carlos Gambirazio sobre la incidencia del silencio en la medular novela de James Joyce, Ulises, escrito a propósito del centenario de su publicación.
Preparando esta edición sorprendió al país el fallecimiento del joven maestro de las artes plásticas dominicanas Elvis Avilés, a sus 57 años. Le rendimos homenaje, ilustrando la revista con imágenes de sus pinturas, y también con una breve reseña biográfica preparada por León Félix Batista. El resto del contenido es asimismo denso: la sección Pensamiento trae un exquisito, imaginativo y lúdico trabajo sobre el tema del amor por nuestro habitual colaborador Marco Escalante y otro del poeta y crítico José Antonio Mazzotti, precisamente sobre las dificultades de ser poeta y al mismo tiempo crítico. Nuestra Bitácora viróloga se alimenta con una nueva reflexión de Lissette Vega de Purcell. La literatura no debe faltar nunca, y en esta ocasión publicamos un cuento del libro ganador del Premio Nacional en ese género escrito por Gustavo Olivo Peña, un soberbio poema de Amable Mejía y algunos relatos cortos del joven narrador mexicano Víctor Mandrago. Sendas reseñas (Jochy Herrera sobre el filme francés Both Sides of the Blade y Bethoven Medina acerca del más reciente poemario de José Antonio Mazzotti, Poemas posthumanos) redondean Plenamar.
Zarpemos.