Quizás de manera complementaria a la formación de la lengua, o previamente, debió surgir el gesto como un vehículo de comunicación, protección y solidaridad entre aquellos hoy llamados “primitivos”. Imposible de demostrarlo. Pero si la creación de la palabra puede considerarse como aspecto constituyente del nacimiento del ser humano como tal, junto a esta se instala, con igual firmeza y solidez, el gesto. 

El desarrollo del gesto lleva a postular que es una parte integrante de la condición humana y la necesidad de utilizar el cuerpo, a solas o acompañado (desde una pareja a un grupo), se transforma en un mecanismo de expresión. Como parte de ese desarrollo se construye en muchas culturas el siguiente fenómeno: la necesidad de un sujeto (o varios) de estar en un espacio, frente a una audiencia, usando sus capacidades físicas para emitir un texto. El teatro, por consiguiente, puede ser entendido como una de esas prácticas gestuales que contribuye a ser humano y transciende, por eso, a largo de la historia y de las culturas.

La llamada era de le electricidad no hizo que el teatro despareciera. Hizo que surgieran nuevos caminos en el que esa práctica crucial en que se usa el cuerpo y la voz, se plasmaran a través de otros caminos. El surgimiento del cine, de la televisión, de la radio son esos nuevos caminos que hoy en día se enfatizan con las redes sociales en las que predomina un minimalismo visual. Junto a estas el teatro se ha mantenido y a veces ha optado por hacer transformaciones estéticas. En todo caso, el camino del teatro es tan firme como lo ha sido la sólida certeza de su pasado.

En América Latina la historia del teatro es tan diversa como lo es su realidad socio-cultural. Ese abanico puede ir desde un teatro de crítica social y resistencia política a uno de entretenimiento. Los presentes artículos no pretenden abarcar esa variedad, sino dar cuenta de algunas propuestas e historias de ciertos teatros de nuestras culturas. Se incluyen visiones generales del teatro de México y Perú y también del teatro latino en español en Nueva York. Creo, en relación al teatro de este último caso, que la producción del teatro en español (y de la literatura) en Estados Unidos posee la capacidad de insertarse en una doble tradición cultural, la norteamericana y la latinoamericana, con características específicas de su contextualidad. Esta doble inserción se relaciona, evidentemente, con la formación sujetos que, en esta época, puedan tener contactos de identidad con dos territorios.

El artículo “El teatro latinoyorkino” fue escrito por el dramaturgo e investigador cubano Pedro R. Monge Rafuls. Monge Rafuls escapó de Cuba en bote y después de vivir en Tegucigalpa y Medellín, radicó en Chicago donde co-fundó el Circulo Teatral de Chicago. Luego se trasladó a Nueva York y en 1977 fundó Ollantay Center for the Arts y en 1993 Ollantay Theater Magazine, revista bilingϋe dedicada a las investigaciones del teatro latino y el teatro latinoamericano. En 1991, por su comedia “Noche de ronda”, se convirtió en el hasta el momento único latino en obtener A Very Special Arts Award, en la categoría “Artist of New York”.

El artículo “La República actual del Teatro Mexicano” está a cargo del dramaturgo mexicano Ricardo Pérez Quitt, quien se formó en la Escuela Nacional de Teatro INBA y realizó estudios en Londres y Barcelona. Su teatro completo está compilado en cuatro tomos por Escenología-drama y la BUAP. Su obra “Auto de fe” representó a México en el XVI Festival Internacional Cervantino y su espectáculo “Infieles difuntos” en el Coloquio Internacional de Teatro en Perpignan, Francia. Su pieza “Confesiones de Colón” obtuvo la Medalla V Centenario del INBA y fue dirigida por Marta Luna. Su pieza “Herbolaria” fue dirigida por Ann Bole Brovack en Eslovenia. Ricardo Perez Quitt ingresó al Sistema Nacional de Creadores de Arte en el año 2000.

El artículo “La escena de Lima, cincuenta años después del Velascato” fue escrito por el crítico y dramaturgo peruano Percy Encinas Carranza. Percy Encinas Carranza ha coescrito la obra Surte, el sonido de los sueños, proyecto escénico sobre migraciones con artistas de Estados Unidos, Colombia, El Salvador y Perú, estrenada en 2022. Su más reciente obra publicada, Necrópolis, fue una de las ganadoras del Concurso de Dramaturgia del Británico, en 2018. Es director de la revista indexada Cultura Sur y una de sus más recientes investigaciones publicadas es el libro Entre fuegos (Lima, 2022). Su proyecto Introducción a la Cultura Comunitaria (INCULCO) ganó el premio Hagamos Historia, organizado por la Universidad Continental con jurado internacional, en julio 2020.

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José A. Castro Urioste. Dramaturgo y narrador peruano nacido en Montevideo. Entre sus obras figuran Ceviche en Pittsburg, Hechizo e Y tú qué has hecho.