Una vez leí que “El Mar es la metáfora que mejor se adapta a la existencia de otra realidad”.
Transculturación, sincretismo, capitalismo, negritud, sexismo, globalización, eurocentrismo, dogmatismos, elitismo criollo, machismo, y otras condiciones, a través de mis ojos se traducen en esa fragmentación característica de nuestro Caribe contradictorio, originando un ritmo heterogéneo de particularidades y alteridades, esenciales para mover el cuerpo, la creación y la vida.
Generar un territorio de creación a partir del hacer y el decir del cuerpo de la mujer negra caribeña, implica mucho más que conjugar algunas herramientas y aspectos de la puesta en escena contemporánea. Crecí y me formé académicamente en espacios que plantean como historia y cultura universal imperante la eurocéntrica, por lo cual, para situarme como creadora fue indispensable comenzar a mirar a profundidad mi procedencia, mi historia antropológica, étnica, social y política; un trabajo que almacena muchos vacíos y silencios.
En mi percepción, un gran segmento de nuestra población prefiere ignorar esos vacíos, les resulta normal todo lo impuesto desde lo hegemónico aportando así significativamente al circuito de invisibilidad y exclusión de la negritud y nuestra descendencia afro.
En República Dominicana, resulta más que evidente en el ámbito sociopolítico la permanencia en el tiempo de los modelos de naturaleza patriarcal, los conflictos y negociaciones con la hegemonía de diseño colonial y nuestras subjetividades históricamente subordinadas con el agravante del complejo de Guacanagarix, que está muy presente en nuestra realidad social donde la relación DISCRIMINACIÓN-PREFERENCIA en detrimento de los locales y en beneficio de los foráneos, es una práctica constante.
Estos y otros aspectos de nuestra idiosincrasia me llevaron a abordar en escena mi cuerpo como espacio político. Coexistir con el trato discriminatorio en el espacio público más que obnubilar mi mirada o reproducir un efecto costumbrista, fue instalando en mí la idea de crear artísticamente una pieza de carácter sucesivo, como espejo retroactivo a las múltiples proyecciones que generamos de nosotros mismos a expectativas de una sociedad que forma, informa y deforma desde estereotipos estéticos, sociopolíticos, culturales, económicos y raciales, entre otros.
Por consiguiente, se tornaba más evidente la necesidad de dialogar con mi ser desde preguntas más justas que me permitieran descifrar mi discurso en la danza contemporánea y el performance, no con la intención de hacer que el reclamo fuera lo único visible, pero sí con la determinación de abrir un portal para dar inicio a mi proceso de deconstrucción y reconstrucción como primer paso para liberar la memoria del trauma inscrito en mi cuerpo-identitario. Así nace la serie SMOG, acción performática multidisciplinaria que emerge de lo autorreferencial y busca detonar nuevas narrativas que nos permitan reflexionar y visibilizar diversos procesos de resistencia que validan distintas actrices sociales, saberes, estéticas, lógicas e identidades.
¿Cuántos dominicanos y dominicanas, cuentan, al igual que tú y que yo, con una Mamá Tingó en casa? La mía se llama LELA, mi abuela, cuyo coraje y lucidez dejó un legado inmortal a mi madre y a toda la familia al despertar otras formas de generar pensamiento, rompiendo con determinación los condicionamientos OBJETO-SUJETO que le eran impuestos y que operaban las lógicas del espacio femenino de su época. Abriendo el ojo hasta reconfigurar la relación SABER-PODER en nuestra forma de proceder en la vida.
Crear sentido desde mi puesta en escena, tiene que ver con recuperar y las historias de mujeres que convencionalmente han sido poco socializadas y discutidas, esta premisa conforma una acción de descolonización en mi danza que procura estimular el despertar de la conciencia crítica y evidenciar el abanico de procesos que produce en cada mujer la construcción de su identidad.
Cada etapa de la serie SMOG pasa por diversas intérpretes:
- El primer boceto de la serie lo estrené en el 2009, en Río de Janeiro-Brasil, en el Teatro Casilda Becker como parte del Proyecto Colaboratorio de Panorama Festival Danza.
- Al año siguiente, ya era un solo de 50 min, SMOG-instalación-performance-video danza, que se estrenó en Santo Domingo con apoyo del Centro Cultural de España.
- En el 2016, se estrena SMOG 2, en Guyana Francesa con el apoyo del Festival ¨Rencontres de Dansese Métisses¨ y la participación de las intérpretes Patricia Ortega y Daymé del Toro de la Cía. Nacional de Danza Contemporánea RD.
- En el 2017, se estrena SMOG 3, con la Cía. Nacional de Danza Contemporánea RD, sumándose al elenco Evelyn Tejeda y Mildred Rubirosa también integrantes de la compañía.
- En el 2020, inició la fase de conceptualización de SMOG 4, con apoyo del Encuentro Mujeres Afro en Escena, Ébano Teatro (PERÚ), Fábrica de Historias (COSTA RICA) y el Proyecto Transcultura-UNESCO.
La serie SMOG, hoy se articula como una plataforma de diálogo humano y artístico de carácter inclusivo, donde cada intérprete acciona de manera integradora desde sus propias historias y luchas produciendo juntas mecanismos de resignificación. Como creadora y caribeña convivo con la dimensión, cómo diría Glissant, de “un hacer perpetuo”, desde una relación viva e interpelante con el cuerpo como forma de suceder en el mundo con la certeza de no imponer nuevos dogmas y en cambio hacer expansiva la complicidad y sororidad que sustenta una labor edificante y transformadora dentro los procesos emancipatorios provocados por mujeres en el arte caribeño.
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Awilda Polanco, Santo Domingo, 1973. Es performer, maestra, coreógrafa independiente y Gestora Cultural. Ganadora de la 1era Bienal de Danza del Caribe en La Habana, Cuba, 2008. Directora de Ecos Espacio de Danza 2004-2016.
Las fotografías que ilustran este texto, pertenecen a la serie SMOG. En portada: SMOG (3), Cia Nacional de Danza Danza Contemporánea RD. Foto Samuel Esteban.