En febrero han fallecido el cineasta español Carlos Saura (viernes 10) y dos artistas plásticos dominicanos de obra relevante, Rosa Tavárez (domingo 5) y Jorge Pineda (jueves 16). Un mes muy corto para muertes grandes. Corresponde homenajearlos, pues nos honra. 

Los escritos que presentamos en este número sobre Tavárez y Pineda prueban indefectiblemente que no sólo fueron artistas notables, sino además seres humanos sensibles, comprometidos, respetados y, además –pero sobre todo–, muy queridos: los autores se explayan sobre la calidad de sus trazos, cierto; no obstante, acaban por referirse con familiaridad a sus personas, gestos, comportamiento, actitud, entrega. Proviniendo de épocas distantes y distintas (ella nació en 1939 y él es parte de la Generación 80), su diversidad de intereses en cierta forma los asemejaba: Tavárez era pintora, grabadora, dibujante, instalacionista, educadora… Pineda era arquitecto, teatrista, dibujante, pintor, instalacionista… El énfasis en los temas y motivos caribeños y la preocupación social y por el medio ambiente también los acercaba. Finalmente, los muros de museos y colecciones importantes los reunirá por siempre.

Al cineasta y escritor español Carlos Saura nos vinculan sus películas y libros. Fue multipremiado, exitoso, y produjo un caudal creativo que se ha visto reflejado en páginas y páginas de libros de análisis, tesis y estudios, como bien desarrolla aquí el crítico de cine Félix Manuel Lora. Una real gloria de la pantalla grande.

El número no acaba ahí, siendo que Jimmy Hungría nos abre a la perspectiva de un marzo con Wagner y Rossini, mientras que Yulissa Álvarez Caro analiza la nueva edición de la novela de Ángela Hernández titulada Leona o la fiera vida, y el escritor y académico Julio Cuevas profundiza sobre la universalidad del Postumismo, movimiento poético trascendental de nuestra historia literaria. Finalmente, la cuota creativa se cumple con sendos textos inéditos de Néstor Rodríguez (poemas) y de Amable Mejía (cuentos).

Leer ha de ser tan constante y permanente como honrar. Hacemos ambos, con el recuerdo de fragmentos del poema “Aire Durando”, de Manuel del Cabral:

¿Quién acostó su estatura

que su voz está parada?

Hay muertos como raíces

que hundidas… dan fruto al ala.

¿Quién ha matado estas manos,

este sudor, esta cara?

Hay muertos que van subiendo

cuanto más su ataúd baja…

En portada: Homenaje a la Tierra, 2017 (Rosa Távarez)