FOTOGRAFÍA

El Centro de la Imagen y la Fundación Imagen 83, en colaboración con la Galería Nacional de Bellas Artes, presentaron la primera versión del Salón Bienal de Fotografía y Video concurso que ratifica la vitalidad de ambas manifestaciones artísticas en el panorama de las artes visuales dominicanas.

Con el aval de ocho ediciones celebradas del Festival PHOTOIMAGEN (2006, 2007, 2008, 2010, 2012, 2014, 2016 y 2018) y ocho años de establecido el Centro de la Imagen, la Fundación Imagen 83 puede hacer gala de haber realizado ingentes esfuerzos en favor de la promoción, apreciación, estudio y difusión de la creación fotográfica y el videoarte en nuestro país.

La función de este certamen es fundamentalmente mostrar el panorama actual del quehacer vinculado a la fotografía y el video, tanto en manos de artistas emergentes como de trayectoria. Es también un medio para intentar comprender las transformaciones que ha sufrido la imagen en términos conceptuales, técnicos y materiales, sobre todo en las dos últimas décadas con el desarrollo de la era digital, y, posteriormente, con el auge de los dispositivos móviles inteligentes. El Salón Bienal es el espacio capaz de mostrar la efervescencia y la evolución de la fotografía y el video en la República Dominicana a través de la exposición que se presenta a la consideración del público hasta el 5 de diciembre en el Palacio de Bellas Artes.

Hace casi dos siglos, 180 años, se logró fijar la primera imagen con una rudimentaria técnica fotográfica. Fue todo un acontecimiento en el campo de las artes, un hecho clave y fundamental que dio paso a una nueva estética visual. Desde 1839 la fotografía avanza de la mano de los desarrollos tecnológicos de cada época: antes y después de la invención de la bombilla eléctrica, del rollo blanco y negro pasando luego al de color, hasta llegar a lo digital. Se trata de un método de producción de imágenes que está sujeto a la innovación científica y tecnológica. ¿Quién hubiese pensado dos décadas atrás que almacenaríamos nuestras imágenes y documentos en La nube?

Las fotos que ilustran este texto son cortesía del Centro de la Imagen.

Este legado histórico no se detiene con el paso del tiempo. Los fotógrafos contemporáneos hacen un registro fotográfico testimonial, documental y conceptual, en propuestas que abordan temas sobre el universo cotidiano y personal, sin olvidar la migración y la diáspora, medio ambiente y ecología, las relaciones del campo y la ciudad, el sincretismo religioso y cómo el hombre y la mujer de hoy reinventan los espacios de sobrevivencia y se integran en la economía de este tiempo globalizado.

Dicho esto, este Salón Bienal asume el rol de un espacio donde se da cabida al diálogo entre diferentes partícipes de la práctica artística vinculada a la fotografía y el video arte, así como para aquellos que gustan de reflexionar sobre el concepto de imagen. Se trata de un escaparate único en la ciudad, que revisa el devenir de la fotografía en la República Dominicana. Un total de 60 obras (45 fotografías y 15 videos) correspondientes a 46 artistas, de los cuales hay tres colectivos, fueron aceptadas por el jurado conformado por Marianne de Tolentino, Paula Gómez Jorge y Mayra Johnson, quienes valoraron y ponderaron cuidadosamente cada una de las obras sometidas a este concurso.

Es importante señalar que este certamen, auspiciado por el Banco Popular Dominicano y Sigma Petroleum, cuenta entre sus participantes con artistas emergentes, confirmados, así como pasados ganadores tanto de la Bienal Nacional de Artes Visuales como del Concurso Eduardo León Jimenes, así como del Premio Joven de la Imagen. Un variopinto grupo que nos permite realizar un recorrido por la escena actual de la imagen fija y en movimiento en nuestro país.

El jurado decidió otorgar el Primer Premio, ex aequo, a Clara Martínez Thedy por su obra Emociones en la piel y a Alfredo Moronta, por su obra Doña Esperanza. En el caso de esta última una apegada al movimiento pictorialista que defendió la manipulación de la imagen en procura de la obra única. Hermosa fotografía que también nos remite a la llamada Escuela de Santiago, en la que prima la exaltación de la identidad dominicana y que entre sus pioneros tenemos a las agrupaciones Los Alpinistas y Jueves 68.  El políptico de gran tamaño de Clara Martínez Thedy recoge una gran variedad de tatuajes, espléndidamente copiado en blanco y negro, con una pulcra y esmerada factura, sobre papel de fibra. Todas estas tintas aplicadas bajo la piel responden a diferentes motivos, ya sean personales, religiosos, sociales, o simplemente por moda, y son un referente de este tiempo. Los osados  encuadres realizados en ambientes de playa permiten apreciar la actualidad que posee el arte del tatuaje. La artista armoniza estas micro historias en una narrativa que envuelve al espectador por la disposición de cada imagen, formando una dinámica composición.

El jurado decidió otorgar un Premio Especial para el colectivo conformado por Rosemary Quezada y Guadalupe Casasnovas, por su video A quemarropa. Con una gran economía de medios, en una sola toma las artistas comunican con gran efectividad un fuerte mensaje ecológico para preservar nuestros bosques. Otro galardón adicional recayó sobre los jóvenes video creadores Tomás Pichardo y Ottmar Suero, ambos con bien logradas animaciones, las cuales merecen mayor estímulo, según expresó el jurado en su laudo. Para el 2020 ambos presentarán una exposición a dúo en el Centro de la Imagen.

El jurado concedió dos Menciones de Honor para Angelita Casals, una artista que pisa fuerte y con ascendente carrera desde su Premio de Fotografía en la última Bienal Nacional celebrada en el 2015. Sus dos imágenes realizadas en La Habana cautivan por la riqueza de detalles en los escenarios escogidos de una ciudad que ofrece innumerables opciones para registrar sus 500 años de fundada y el efecto del paso del tiempo sobre la misma.

Otras Menciones recayeron sobre José Ramón Cuevas, Félix Sepúlveda y Francisco Fortunato, todos reivindicando la riqueza de grises que ofrece el blanco y negro. Cuevas con un políptico que no deja indiferente, que atrae y atrapa la mirada sobre la faena diaria del trabajador dominicano. Sepúlveda, con gran lirismo y una impronta cinematográfica nos recuerda con nostalgia una infancia pasada cuando era posible ser feliz con poco, antes de la era digital, con su obra No Wifi. Fortunato, ganador de múltiples certámenes, nos cuenta en su fotografía a través de una alegoría, un código, en este caso de barras, para clamar por el respeto del Código del Menor y los derechos de los todos niños dominicanos.

En color también recibieron Menciones Mary Rosa Jiménez y José Miguel Ángeles. Jiménez, quien reside por largas temporadas en París, fue galardonada por una poética imagen, como nos tiene acostumbrados, en un reflejo que sugiere una doble exposición, en la que no sabemos si estamos dormitando o si tenemos la sensación de haber experimentado con anterioridad ese momento que capta su foto. Ángeles, con una propuesta más teatral, directa y escenográfica hace una hibridación con elementos del carnaval y la religiosidad popular empleando el formato cuadrado que le permite obtener excelentes resultados en todas sus piezas.

Notables las obras de Fausto Ortiz, Luis Veras y Fausto Infante, todas en blanco y negro, destacando el atinado uso del pequeño formato en manos de Infante. 

Las participaciones de video son de gran calidad, comenzando con el varias veces galardonado en la Bienal Nacional, Martín López, quien plantea el tema del atentado del 11 de septiembre vinculándolo con la migración latinoamericana en Nueva York y por supuesto en la que se destaca la dominicana. Las revelaciones entre los menos rodados las encontramos con Lizette Nin y Carolina Liberato. La primera con un trabajo que resulta ser una poesía visual con la que aborda esa España vacía, situación existente en muchos pueblos y aldeas deshabitadas, producto de la migración del campo hacia conglomerados urbanos. Mientras que Liberato, con efectos especiales y animación ofrece opciones de cambios en la vida de una mujer. También destacables los videos de Juan Carlos Guzmán Navarro, con una estética muy personal, que lo caracteriza y le permite tener un sello particular y distinguirlo del resto de artistas.

En instalación podemos mencionar a la Colectiva Juana y si no su hermana, con un pensamiento crítico y poderoso, como las deidades que presentan y representan en el contexto dominicano. Ariadna Canaán con singular uso del espacio, explora lo urbano. En la misma sintonía en cuanto al espacio, pero hurgando en el tiempo y la memoria, recordamos la deliciosa pieza sobre acrílico flotante de Ico Abreu la cual conjuga luces y sombras, para destacar sus tonos sepias. 

También importantes las obras fotográficas de Tulio Martí, que une y compara tradiciones religiosas procesionales de España con las dominicanas. De igual forma el tríptico de Yuritza Mota en el que propone prototipos de cuerpos femeninos. Abel Morel destaca en su trabajo una historia de superación de una persona con una minusvalía que ha podido incorporarse a la vida productiva a pesar de las limitaciones. 

Llamativas las obras presentadas por María del Carmen Orizondo y Margó Mora. La primera con una toda una serie de vestidos utilizados por la artista y que cuentan distintos momentos de su vida, emplazados en un vetusto caserón colonial. Mora, con un trabajo en el que usa su cuerpo en una imagen aparentemente inocente pero sumamente provocadora, en la que invita literalmente al espectador para que hablen y dialoguen sobre la actualidad nacional y las distintas problemáticas que atraviesa nuestro país.

Cerramos nuestro artículo destacando la activa y numerosa participación de las artistas procedentes de varias generaciones las cuales, si pasamos balance, se llevaron una considerable cantidad de galardones. Sólo falta conceder el Premio del Público, que se anunciará al concluir la exposición, en la primera semana de diciembre.

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Carlos Acero Ruiz es artista visual, critico, curador, profesor universitario y director del Centro de la imagen.

Still de Tomás Pichardo – Pequeñas historias sobre la soledad

Ganador de Premio exposición a dúo junto a Ottmar Suero.
Still – Ottmar Suero – Capitán Lechuga o Las Asombrosas y tiernas texturas del Capitán Lechuga

Still – Ottmar Suero – Capitán Lechuga o Las Asombrosas y tiernas texturas del Capitán Lechuga
Still – Ottmar Suero – Capitán Lechuga o Las Asombrosas y tiernas texturas del Capitán Lechuga


Doña Esperanza, Alfredo Moronta.
Buscando Ernesto, Angelita Casals
Fragmentación de un cuerpo II, José Miguel Ángeles
Clara Martinez Thedy
Mary Rosa Jiménez