Modernismo y vanguardia en el siglo XIX y principios del XX (I)

Primera parte: Modernismo y vanguardia en Santo Domingo del siglo XIX al 1930

A Julio Cuevas y a todos los

profesores y estudiantes dominicanos de literatura.

Universitarios y de Secundaria.  

De literatura y literatos en Santo Domingo en el modernismo

Aunque somos un país relativamente pequeño, y hemos producido escritores valiosos, cuyas obras no se conocen internacionalmente, salvo algunas y ciertos autores, la situación literaria nuestra no ha sido tan precaria ni hemos sido diferentes a muchos otros países hispanoamericanos en cuando a la difusión y conocimiento de los movimientos literarios a partir de los años finales del siglo XIX y principios del XX, como lo hemos demostrado en nuestros ensayos: Modernismo y criollismo en el siglo XIX (la turba letrada y los mitos literarios), Universidad Intec, 2018 y Postumismo y vedrinismo. Primeras vanguardias dominicanas, Editora Nacional, 2011 y en diversos artículos y conferencias,  en especial en Modernismo y vanguardia en República Dominicana en el siglo XIX y principios del XX. Impresora Soto Castillo, 2022, donde aparece este texto, con algunas correcciones actuales, ya que originalmente estaba destinado a ser publicado en Brasil, con la misma división en dos partes, la Segunda dedicada a La novela literaria del vedrinismo

En referencia a la temática que nos ocupa, señalamos como un gran culpable del desconocimiento y la importancia de la literatura dominicana a Max Henríquez Ureña (1885-1966), que en su Breve historia del modernismo, Fondo de Cultura Económica, México, 1954, 1962, en el apartado dedicado a Las Antillas, lo relativo a al movimiento en nuestro país (páginas 436/447 a 445/ 456) fue capaz de señalar al inicio:

“En la República Dominicana el modernismo hizo su aparición de manera tardía y, al igual que en Venezuela, se manifestó primero en la prosa y por último en el verso”. 

Y al final:

“Y hacia 1921 hizo su aparición el postumismo, que tuvo como pontífice a Domingo Moreno Jimenes y fue la primera manifestación de vanguardia. Las tendencias llamadas “de vanguardia” tuvieron, poca repercusión inmediata en Santo Domingo, al revés de lo que había ocurrido con el modernismo, que no solo llegó tarde y se esfumó prontamente, sino que, además, contó con pocos representantes genuinos en las letras dominicanas. Santo Domingo es uno de los pocos países de la América española donde el modernismo apenas alcanzó tardía y efímera vigencia”.

Indudablemente, nuestro gran escritor, ausente del lar nativo, aunque mantenía contactos y colaboraciones, también yerra respecto al modernismo en nuestro país, que se mantuvo con obras y nombres que pertenecen a la historia literaria nacional hasta 1930 y más allá, como lo comprobaremos en una antología del Modernismo en Santo Domingo desde 1894 a 1930, ya que es posible que don Max confundiera modernismo con solo parnasianismo, pues en su Breve historia omite estudiar el decadentismo, que mechó profundamente a nuestros escritores, lo mismo que el simbolismo, que tuvo y tendrá vigencia mientras haya poetas por el imperio de la idea, vale decir del “interiorismo”. Es más, los oradores y los cantores del dictador Rafael L. Trujillo (1891-1961), saquearon el arsenal grecolatino, aporte básico del modernismo para aplicarlo al dictador.

Esas aseveraciones las refutamos en los citados libros. Pensando que si eso lo dijo un dominicano de prosapia cultural, como don Max, nadie se interesaría en la literatura de ese país.

Contrario a lo expuesto por don Max, demostramos que en 1894, el mismo año que Rubén Darío (1867-1916) y Ricardo Jaimes Freyre (1868-1933) editaron la Revista de América, Fabio Fiallo (1866-1942) y Tulio M. Cestero en la revista El Hogar (1894/95), dieron a conocer los poemas de Azul de Daríoy Tulio publicó sus primeros poemas en prosa, y más tarde, apareció una dedicada al modernismo: la Revista Ilustrada (1898-1900), y otros poetas como Bienvenido Salvador Nouel (1874-1934), Federico Henríquez y Carvajal (1848-1952) y Andrejulio Aybar (1872-1966), publicaron poemas en verso y en prosa, además de un nuevo criollismo, aunque solo hubo un libro: Notas y Escorzos, 1998, de Tulio, de ensayos y estudios, que llegó a ser comentado por Darío.

La vanguardia tempranamente en Santo Domingo y en el Caribe

Recordemos que la palabra vanguardia, Avant-garde, en las artes, es de la autoría del conde Claude Henri Saint-Simon (1760-1825), en su libro Opiniones literarias, filosóficas e industriales, 1823, en una discusión entre un artista y un industrial. Aunque se puso en boga cuando la utilizó Charles Baudelaire (1821-1867), en El corazón al desnudo de sus Diarios íntimos alrededor de 1862-63. A pesar de que a final de ese siglo hubo movimientos literarios y artísticos en Europa, especialmente en Francia, si recordamos, que además del Romanticismo, hubo Parnasianismo, Decadentismo y el Simbolismo, que podría catalogarse de vanguardista, se considera el primero en el mundo al Futurismo de Fillipo Tomaso Marinetti (1876-1944), proclamado en Italia. Empero, fue más conocido por la publicación del Primer Manifiesto en la primera plana de Le Fígaro de París, el 20 de febrero de 1909.

En Latinoamérica se publicó en Buenos Aires cuando Rubén Darío al reproducirlo,   lo comentó en La Nación el 5 de abril. Como no tenemos noticias de cuándo se publicó en Cuba y Puerto Rico, asombra que en Santo Domingo, comentado por el director Luis E. Betances (1873-¿….?), el 30 de mayo de ese año, se presentara en el N.º 98 de la revista Mefistófeles, en primera plana; que luego fue reproducido en La Cuna de América N.º 132, año IV, el 1º de agosto, y más tarde en la revista Osiris, N.º 21 de octubre de 1910, como lo comentamos en nuestro librodel 2011, Federico García Godoy (1857-1924), el más importante crítico dominicano de esos años, lo comentó, y entre otras cosas, dijo: 

“Con todas sus tremendas extravagancias, el futurismo es un movimiento juvenil de espíritus caldeados por aspiraciones en gran parte inasequibles o quiméricos, pero tienen el mérito de poseer una convicción; de creer en lo que afirman, de consagrar todas sus energías a un empeño que más o menos equivocadamente califican de salvador y fecundo. Luchar es vivir”.

El segundo Manifiesto de Marinetti, es el Técnico, que se publicó 11 de mayo de 1912, precisamente, de las palabras en libertad, en la muerte del verso libre y entre otras cosas:

“I.- Es necesario destruir la sintaxis, disponiendo los sustantivos al azar, tal como nacen. 2.- Se debe usar el verbo en infinitivo para que se adapte elásticamente al sustantivo y no lo someta al yo del escritor que observa o imagina. El verbo en infinitivo puede sólo dar el sentido de la continuidad de la vida y la elasticidad de la intuición que la percibe. 3.- Se debe abolir el adjetivo para que el sustantivo desnudo conserve su color esencial. El adjetivo, que tiene en sí mismo un carácter matizador, es incompatible con nuestra visión dinámica, porque supone una pausa, una meditación. 4.- Todo sustantivo debe tener su doble, es decir el sustantivo debe ir seguido, sin conjunción, de otro sustantivo al que está ligado por analogía. Ejemplo: hombre-torpedero, mujer-golfo, multitud-resaca, plaza-embudo, puerta-grifo.5.- Abolir también la puntuación. Al suprimirse los adjetivos, los adverbios y las conjunciones, la puntuación queda lógicamente anulada, en la continuidad variada de un estilo vivo que se crea por sí mismo sin las pausas absurdas de las comas y los puntos. Para acentuar ciertos movimientos e indicar sus direcciones se emplearán signos matemáticos: + – x = ( ) y signos musicales”.

Este hecho, unido a otras publicaciones y comentarios, debieron motivar a los jóvenes poetas, como en Rusia cuando en diciembre de 1912, con el manifiesto “Bofetada al gusto del público”, firmado por los componentes del grupo “Hylaea”, entre los cuales estaba Vladímir Mayakovski (1893-1930), se arriesgaron en plena revolución, perdiendo muchos su libertad o sus vidas. 

En Santo Domingo hubo diversas publicaciones que citaban el futurismo o excitaban a la vanguardia. En resumen: El 29 de abril de 1917 en la revista Letras Nº. 12, apareció un artículo del venezolano Napoleón Acevedo (1896-1961), titulado La Poesía Futura, en el cual señala claramente:

“Ante el maravilloso adelanto de la poesía en nuestro siglo, más de una vez me asaltó esta idea: ¿Cuál habrá de ser el porvenir de la poesía?  Esa poesía arbitraria y, extravagante iniciada por Marinetti, tiene algo de la gran poesía que triunfará, sin que por esto crea yo que merezcan la celebridad”. “Del verso actual no se puede pasar sino a la prosa. El porvenir de la poesía será ella. Los oídos ya están cansados de tanto verso bien medido y de tanta música discreta. El consonante ha comenzado a decaer, y dentro de poco veremos que ningún buen poeta se cuidará de él”. “La rima es una cosa inútil. Los griegos no la conocieron y sin embargo Teócrito y Anacreonte escribieron poemas que todavía están palpitando dentro del corazón de la humanidad”. “Un poeta quiere vaciar en versos sus emociones intactas, no puede estar pendiente de si tal o cual verso terminó en ada o ida, Los malos poetas, los que no harán versos libres, porque el verso libre necesita ideas y ellos no saben poner en los suyos sino música de palabras bonitas, dicen que el no usar la rima significa sentirse incapaz de dominarla… Es un error, pues todo aquel que sepa su idioma conoce la condición servil de las palabras”.

 En el Caribe hispánico surgieron dos ismos vanguardistas, en Puerto Rico, en 1913, sin que se nombrara el futurismo ni el manifiesto técnico de Marinetti de 1912. Se trata del pancalismo y el panedismo, del poeta Luis Llorens Torres (1876-1944). Luis Hernández Aquino (1907-1988), en su ensayo Nuestra Aventura Literaria, Editorial Universitaria, 1980, nos los describe, diciendo que el pancalismo viene del griego: pan, todo y Kalos, belleza, o sea, que todo es bello; y el panedismo significa que todo es verso. Estos sí serían los primeros ismos de Hispanoamérica.

En un artículo de Klaus Miiller-Bergh (1936), titulado “Vicente Huidobro: futurista y cuántico” indica cuándo el chileno se refirió al futurismo, dos años antes de proclamar su ismo vanguardista el creacionismo:

“Es muy evidente que Vicente Huidobro (1893-1948) había leído cuidadosamente Marinetti y el futurismo de Darío, un ensayo de 1912 cuyas ideas refina, amplia y repite en un tono irónico, zumbón, mucho más agresivo que el del vate nicaragüense. Así y todo, es de notar que el ensayo “El futurismo” de Pasando y pasando (1914) es básicamente un comentario del poeta chileno sobre los once puntos del primer manifiesto de Marinetti publicado en Le Figaro”.

Modernismo en Santo Domingo a principios del siglo XX

Debemos volver a señalar lo que es modernismo, porque hay una confusión. Durante mucho tiempo, mientras seleccionábamos los poemas que eran de ese movimiento, me fijaba solo en uno de sus aspectos: lo parnasiano: Si no había dioses grecolatinos, cisnes y lirios, princesas azules y otros tópicos, decía que no lo eran, y lo echábamos a un lado, sobre todo si la temática era el amor, por romántico. Olvidábamos que el romanticismo modernista era muy diferente al decimonónico positivista. Bastaba comparar a estos nuevos enamorados con los tres románticos del país por excelencia: Salomé Ureña de Henríquez (1850-1897), José Joaquín Pérez (1845-1900) y Gastón Fernando Deligne (1861-1913), llamados Dioses Mayores. Sin embargo,  no solo en la forma, por haber puesto de moda el poema en prosa, una conquista del modernismo si recordamos que “la forma arrastra el fondo”, sino por ciertas sutilezas, sobre todo decadentistas, ya que profesaban el arte por el arte. Olvidábamos el más importante de los movimientos nutricios: el simbolismo, con el imperio de la idea.

El siglo XX despierta en 1901 con el poema Del Amor, y en 1904 El jardín de los sueños de Tulio Manuel Cestero y, ese mismo año Heliotropo de Américo Lugo (1870-1952). Vale decir, con un plaquette y dos libros, y sin embargo, señala Max que fueron poemas sueltos los que introdujeron el modernismo en el país; que serían válidos, si no hubiera textos impresos como esos tres. 

Por no tener espacio agregaremos a lo señalado sobre la Antología del Modernismo a principios del siglo XX hasta 1930, que casi todo lo publicado en poesía durante ese lapso es modernista o criollista. Diferente al romántico, sin importar la actividad vanguardista, ni la muerte de Rubén Darío, ya que, precisamente, la vanguardia hispanoamericana se destaca por ser antimodernista, en cierta forma, ya que los más destacados bebieron en el simbolismo. Por lo tanto, lo dicho por Max Henríquez Ureña no tiene sentido, ya que él mismo y su hermano Pedro publicaron poemas modernistas. De ese período trataremos más adelante.

La Vanguardia y el Modernismo a principios del siglo XX

Sin embargo, los jóvenes poetas dominicanos “más avanzados” estaban inmersos en el modernismo, fundando el grupo Los Nuevos, en 1910, entre los cuales estaba Otilio Vigil Díaz (1880-1961).

Acerca de ese grupo,la revista Osiris N.º 19, del 1º de septiembre de 1910, con la firma del poeta modernista Arquímedes Cruz (1884-1958) habla de Nuevos rumbos, señalando claramente cuál era su orientación.

En la misma revista Osiris No. 19, del primero de septiembre de 1910, con la firma del poeta banilejo Arquímides Cruz (1884-1958) se habla de Nuevos rumbos:

“El elemento joven, que constituye fuerza expresiva de la intelectualidad dominicana, ese luminoso grupo de escritores y poetas, en cuyo cerebro vive encumbrado el porvenir intelectual de Quisqueya, ha resulto unirse en un solo haz, y al efecto acaba de construir una hermosa asociación juvenil denominada Los Nuevos, en la cual tendrán cabida todos aquellos escritores o artistas cuyas tendencias estén en perfecta armonía con las finalidades de la nueva agrupación

¿Qué propósitos persiguen estos jóvenes intelectuales? Difundir en la República las nuevas tendencias literarias, predominantes en casi todos los pueblos de la América hispana y en gran parte de Europa, hacer prevalecer las ideas juveniles contra las tendencias retrógradas de algunos elementos que en nuestro país no han hecho en la vida intelectual sino poner obstáculos al desenvolvimiento gradual y luminoso de los jóvenes en múltiples manifestaciones, porque han visto en cada una de ellas, un futuro rival que habrá de despojarlos de los lauros mal conquistados en pasados torneos”.

Indudablemente, según estas expresiones Los Nuevos iban a difundir las nuevas tendencias predominantes en América hispana y en gran parte de Europa. En otras palabras, iban a difundir al Modernismo, que era esa tendencia; bien lejos de las vanguardias.

 La revista Crisantemos No. 1 de mayo de 1912 en el Pórtico, invitó poetas del grupo Los Nuevos, en especial, esperando “La sinfonía pánica de Vigil Díaz, el exquisito orfebre”. 

Enla revista La Cuna de América No. 41 del 4 de febrero de 1912, en una nota de prensa, hablando de unos banquetes semanales de diversos intelectuales: 

Los intelectuales Ldo. Horacio V. Vicioso, Valentín Giró, José Landaeta Bremont, M. Flores Cabrera, Lcdo. Eduardo Vicioso, Vigil Díaz, Arturo Logroño, Rafael Damirón, Luis Abreu, Primitivo Herrera y Juan S. Durán, han organizado una serie de banquetes semanales, en los que la frase ática, helénica, traviesa, sonora como un violín y suave como un albo plumón níveo, salta de los labios caldeados por la fina champán y por la rubia cerveza. Copian estos distinguidos amigos las alegres y voluptuosas costumbres de nuestros sabios maestros los gentiles atenienses y de los gloriosos elegidos de la Pléyade, el gran cenáculo de Ronsard y Marot.

En el último banquete ofició Vigil Díaz de pontífice pagano, ataviado con un pomposo mandil color de cielo y ceñido en la alba muñeca como un rey numida, por dos ricos brazaletes profusamente engastados en ópalos, rubíes, y esmeraldas.

El Licdo. Horacio V. Vicioso fue el anfitrión del simpático banquete.

Llamamos la atención a ese título concedido a Vigil Díaz: “pontífice pagano”. De modo que había sido bautizado y elevado al pontificado modernista primero que Moreno Jimenes al pontificado postumista, que es el único que se había conocido en los medios literarios nacionales. Manifestación clara de la actividad modernista de ese grupo y la jefatura de ese señor, primer Pontífice en la poesía dominicana.

De modo, que los jóvenes poetas, entre los que se encontraba Vigil Díaz, pudieron dar el salto vanguardista y pudo nacer tempranamente, como otros ismos o movimientos en países europeos y en nuestro continente. Por eso, es oportuno que hablemos de un libro de Vigil Díaz, precisamente, del 1912.  

Características del libro Góndolas de Vigil Díaz

Se trata de un pequeño libro (6.5 X 4.5 pulgadas) con el título de Góndolas, que en 1913 tiene una segunda edición, la cual omiten o desconocen los críticos y comentarista nacionales. Y no solo eso, sino que es la base de lo que hemos llamado La novela del vedrinismo.

Empecemos con  un breve estudio de Góndolas

La dedicatoria principal es todo un programa de sus preferencias y lecturas. No hay en esta edición ni prólogos ni epílogos, sino las explicaciones que hace En el propileo. Conocido ya que lo verdaderamente nuevo es el futurismo, esperaríamos ver la dedicatoria a Marinetti; subrayando expresiones de su lenguaje que denotaran su pensamiento o adicción; sin embargo la dedicatoria que hace es la de un parnasiano cualquiera: 

A Venus o Afrodita triunfal: Para ti, ebúrnea risa de los mares de “Chipre”, donde la eufonía de la “Belleza” fue. A las paganas Majestades de Paul Verlaine, Jean Larain y Oscar Wilde. A la finísima y transparente copa espiritual del eminente clínico Doctor Salvador B. Gautier, cuyas facetas fulgen como lapidada rosa de Germania. A Monseñor el “Deseo”.

Señalamos su dedicatoria como si fueran reyes para él, que eran Verlaine (1844-1896), Lorain, a quien cita mal, es Jean Lorrain (1855-1906) y a Oscar Wilde (1854-1900), que influyeron en los modernistas y no eran para nada vanguardistas. 

Hay muchas más dedicatorias, pero estas son las muestras de sus preferencias parnasianas y modernistas. He aquí lo del primer poema con el título de Propileo (vestíbulo de un templo o  el peristilo):

Si eres de aquellos miserables que suplicaban en el atrio del templo, les dejaren negociar el vino simbólico y los panes ácimos por pedazos de carne corrompida, márchate!… no vayas a manchar el marmóreo pavimento, con la sangre que destila de tus garfios. Como el exergo de una medalla cesárea, grabada tienes en la frente cretina y plebeya, esta maldición: ¡mercader!… márchate… si no quieres que te sangre el dorso fajedénico, con la recia cordatura de mi verbo indignado: retírate, carroña! carroña!!….Por todos tus rebaños no cambiaré el más amorfo de mis mármoles; guarda tu oro, con él no podrás comprar la menos bella de mis estatuitas… Si eres bárbaro, político o guerrero, aviéntate también, pues debes tener hediondo el velludo cuerpo y corrompida el alma; en Esparta y Roma adoraban a Marte, en Athenas le odiaban por grosero y brutal!!… mas, si eres capaz de ofrendar a la Emperatriz Inmortal, blancas palomas y ánforas de perfumes, cálzate las azules sandalias y arrodíllate en el peristilo: –voy a oficiar!!… Arrodíllate, que abierto está el áureo tabernáculo que guarda en sus pánidas entrañas, la helénica oblación espiritual; nada te importe que la hora sea propicia o no a la perpetración del exquisito gesto apolíneo, pues mientras la flauta tiemble emocionada bajo el labio votivo, las melodías dilatarán sus ondas exultatorias”.

¿Acaso no son muy modernistas estas expresiones: el exergo de una medalla cesárea; Esparta y Roma, Marte, Athenas, pánicas entrañas, helénica oblación espiritual? ¿O el más amorfo de mis mármoles y otros términos francamente decadentes?

Los títulos de los ocho poemas restantes son: Sed triste; Terno lírico; Vade-Mécum (imitación de Baudelaire), El elogio de la gitana; Pastilla de opio; Antífona Salomónica; Palimpsesto y Lesbia, en ninguno de los cuales hay novedades futuristas. 

Como dijimos en 2011, el análisis de los textos nos lleva a encontrar al último de los parnasianos decadentistas criollos y, sin quizás, al más depurado modernista nuestro, título que le hubiera satisfecho más que cualquier otro. 

También dijimos que las mujeres desnudas, el poema del opio, el de Lesbia, lo que dice de Magdalena, y otros detalles, lo proclaman como el primer poeta maldito dominicano, título que no tiene nada de vanguardista, pero sí de decadente a lo Paul Verlaine (1844-1896). Nadie se escandalizó públicamente por esas drogas heroicas, esas desnudeces, ni por sus detalles lésbicos y tanto gustó el libro, que fue comentado por dos distinguidos escritores de esos años.

En la segunda edición de 1913, aunque no hay cambios en el texto, trae un artículo como prólogo de Gustavo Mejía Ricart (1893-1950), en el cual lo acusa de plagiario, y otro elogioso, que utiliza como epílogo de su gran amigo y compañero de bohemia, Ricardo V. Sánchez Lustrino (1886-1915).

Este último, en sus tres páginas, confirma su preciosismo modernista un poco Vargasvilesco: 

“Como yo, sufre la fiebre del eterno femenino, que va dejando en la ruta de la vida, el tierno aroma de las once mil vírgenes de la Leyenda Dorada con olfateo felino, de Silvano ansioso de embriaguez, por contrariar la vida que vislumbra en la muerte, ora contemplando con lascivia perversa a Santa Teresa de Jesús o bien ante los húmedos y finos brazos de la sádica Salomé”.

Intermedio del versolibrismo en la República Dominicana

Domingo Moreno Jimenes (1894-1986), debutó en literatura con dos libros de poemas en 1916: Promesa, mis primeras notas y Vuelos y duelos, sin haber publicado antes un solo verso. Situación realmente extraña y única en la época. 

En el primero, señala que fueron escritos de 1911 a 1914. Al final aparece ese titular: A Rubén Darío, después de leer  Prosas Profanas. Que presenta su rebeldía contra el modernismo y Darío: “Entré solo en el Arte, y aquí solo me tienes / ¡Alzándome en la cumbre mirífica del Arte! // Soy una fuente seca que agua no vierto ahora, / Porque para verterla de extraños manantiales / Prefiero ser estéril toda mi larga vida / Siempre que siga nívea la albura del plumaje…”.

En el segundo, hay dos muestras de esa rebeldía en un poema sin rima, como los famosos Versos libres de José Martí (1853-1895), que es la primera muestra de la ausencia de ese aditamento en nuestro país: Invitación al dolor, como se evidencia con los primeros seis versos: 

“Eres muy joven niña, cuando sufras / Ese fiero dolor que sufren todos / Los que cruzan la senda de la vida / Por el paraje de la tarde, entonces / Verás sangrar tu corazón doliente.

 Y en otro, recordando a José Asunción Silva (1865-1896):

 “Bajo unas nubes blancas: Como nieves, como espumas, como velas milagrosamente blancas / Yerran tristes por el éter tristemente melancólico, / y nos hablan, nos contemplan, nos sonríen. // Como nieves dolorosas de los hielos dolorosos del pasado, / Como espumas rumorosas de los mares rumorosos del presente, / Como velas misteriosas de los buques misteriosos del futuro. // Mientras sigue dando vueltos, dando vueltas siempre el globo, / Y los hombres siguen, siguen ignorando sus destinos…”

Luego, según Manuel Rueda (1921-1999), Vigil Díaz, publicó en el No. 2 de la revista La Primada de América el 20 de noviembre de 1917, el poema Arabesco: 

“Yo no deseo glorias ni riquezas: solo anhelo perpetuarme / en un poema rojo como tus labios, / blanco como tus manos. // Yo no deseo glorias ni riquezas: solo anhelo / perpetuarme en un poema sereno como tu frente, / sedoso como tu pelo, / ebúrneo como tu garganta, / heroico como tus senos. //  Yo no deseo glorias ni riquezas: solo anhelo / perpetuarme en un poema breve como tus pies, / nephente y rítmico como tus ansias: / un  poema / que tenga el alma de Jesús / de Nerón /  de Nietzsche / de San Francisco de Asís / de Santa Teresa de Jesús /  de Lucrecia /  de Cleopatra /  y Salomé…”

Aparte de que hay rimas asonantes y consonantes: labios-manos, pelo-senos-anhelo, garganta-ansias, a los lectores de Vigil debieron parecerle sus clásicas prosas, ya que nadie más se ha referido a ese poema como versos libres, que no lo son, sin olvidar la serie de personajes típicos en un decadentista.

En ese intermedio, entre la edición de su primer libro y el segundo, Vigil Díaz no publicó un solo poema que pudiera llamarse escrito en versos, salvo el Soneto Bárbaro Nº 9, Visión lunática en su siguiente libro, por lo que fue llamado lunófilo. El resto de los Sonetos Bárbaros, son claramente prosas. Mientras Moreno Jimenes, desde 1918 a 1920 publicó en la revista Letras unos veinte poemas sin rima ni métrica, que luego formaron parte de su libro Psalmos, de 1921.  

Si a eso no se llama “imponer el versolibrismo”, tendríamos que esperar que los demás postumistas lo hicieran y con sumo trabajo y oposiciones, como todo lo nuevo, lo impusieran, no sabemos si para suerte o desgracia de nuestra poesía.

El segundo libro de Vigil Díaz de 1921

Galeras de Pafos llevó por título, un volumen de poemas en prosa. Este tuvo un prólogo elogioso del poeta Ricardo Pérez Alfonseca (1892-1950), el Benjamín del Modernismo, como lo llamó Rubén Darío, en el cual el propio Vigil se ratifica modernista en sus Palabras, al declarar: 

“…el título de este libro, nada tiene que ver con el alma de este libro, que es casi inofensivo, trasparente y sencilla como una campiña; es simplemente el cumplimiento de un canon parnasiano: todo título debe ser bello, poco importa que no diga nada».

Confesándose parnasiano canónico, es decir, modernista. Aunque, ese año aparece en la Proclama del Postumismo, detrás de Domingo Moreno Jimenes como señalaremos más adelante.

En los comentarios de Galeras de Pafos, señalamos lo que dijo Lorenzo Despradel (1873-1927) en el Listín Diario del  7 de abril de 1921: “Vigil Díaz no viene con un manifiesto retumbante a decirnos que él aspira a fundar una escuela”.

Alfonso Concepción Tapshire escribe, el 17 de mayo, en el mismo periódico: Vigil encierra a un escritor llamado a descubrir nuevas y extrañas piedras preciosas en la profunda mina del pensamiento, aunque sinceramente crea que en él no hay preocupación banal de llegar a ser creador de nuevas escuelas”.

En la revista Renacimiento Nos. 223 y 224 del 12 y el 20 de junio de 1920, el joven narrador Ángel Rafael Lamarche (1899-1962), publicó dos artículos con el título de El futuro credo del arte, en los cuales entre otras cosas, dijo:

“La poesía requiere el abandono del encasillado de la simetría banal que la priva en las más de las veces, de clara y emotiva explosión de ideas y sentimientos; necesita hacer que la música del ritmo viva en la intensidad rítmica de las palabras y no en polvorientos trastrueques, que llega a ser en verdad lo que significa la vibración armónica del espíritu en profunda liga con el pensamiento!…

Arte puro y libre bajo la égida divina del espíritu distanciado por completo de los hueros pontífices hidrófobos de su esterilidad ante la savia de los nuevos, y quienes solo alcanzan impotentes de retener sus glorias caducas a fijar en nómina de mercería el número de los que se titulan pomposamente elegidos, el arte rebosante de amor, puro como los cultos de nuestra América y alma de nuestras mujeres; libre como las montañas que dirigen su reto al espacio y el ideal que palpita, inconfundible, santo, impetuoso, en nuestros corazones de hispano americanos, aceptadores únicamente del mandato de Dios”.

Estas expresiones motivarían a los poetas liberadores, a unirse, para dar el paso definitivo.

Domingo Moreno Jimenes en su tercer libro Psalmos, reprodujo en dos entrevistas su ideología postumista. Andrés Avelino publicó Fantaseos, que incluye el Manifiesto Postumista. Empero, el acontecimiento especial fue la:

Proclama del Movimiento Postumista

En marzo La Cuna de América N.º 19 del 1921, dedica el número a la proclama del movimiento postumista, apareciendo los poetas y críticos fundadores: Domingo Moreno Jimenes, con un poema y una selección, Andrés Avelino y Rafael Augusto Zorrilla, acompañados de Vigil Díaz, Francisco Ulises Domínguez (¿…?), Esteban Polanco Billini (¿…?) y R. M. Lora (¿…?) con un poema. Además, unas notas de Luis Yépez (1885-1964), Cónsul venezolano en el país y de Ángel Rafael Lamarche.  Rafael Augusto Zorrilla, uno de los fundadores, habla del Origen del movimiento, señalando entre otras cosas: 

“Por el año 1918 la revista Letras nos mostró una labor poética completamente extraña a nuestra tradición literaria; esta labor, obra de un poeta personal, produjo entonces entre los literatos de más fuste un ensordecedor escarceo; era natural que una lírica como ésta, desprovista de toda traba métrica y desnuda de todo retórico amaneramiento, no encontrara acogida a nuestro especial escepticismo por todo lo que trastorna el pausado discurrir de las cosas. Sin embargo, en el ánimo del Director de la aludida revista, escritor Horacio Blanco Fombona, y en el del esteta Vigil-Díaz se despertó un entusiasmo a todas luces beneficioso para el atormentado autor. 

Estos no paraban mientes en todo momento y siempre que la ocasión lo permitía en alabar públicamente el nuevo esquema espiritual. 

Moreno Jimenes, quien es el escritor a que he venido haciendo referencia. (*), en aquellos días, para restarse molestias, vióse precisado a refugiarse en los más íntimos. En ese escaso número me encontraba yo. Nuestras ansias de libertad artística y nuestros ideales estéticos, llegaron a hacerse tan idénticos, que nuestra amistad llegó a los más dilatados dominios de la excelsitud.  En los primeros meses del 1920 llegó a esta ciudad el escritor Andrés Avelino, quien a postrimerías de ese año dio comienzo a hacer pública su labor poética desde las columnas de La Cuna de América. Esta labor, algo orientada en el campo de la evangelización nueva, tenía afinidad con la de Moreno Jimenes, lo cual como consecuencia natural hizo que, en muy breve tiempo, el poeta Andrés Avelino fuese nuestro más cordial camarada y compartiese con nosotros nuestras íntimas veladas, a veces bajo la arboleda empapada de aliento lunar”.

 En susConsideraciones sobre el Postumismo, Luis Yépez, entre otras cosas dice:

“Domingo Moreno Jimenes, el versolibrista afortunado ha despertado con su labor a veces original y siempre desconcertante, un limitado movimiento que se inicia con todas las dificultades, pobrezas e intriguillas inherentes al caso.

Si Moreno Jimenes no tiene las fuerzas necesarias, el Postumismo morirá o caerá fatalmente en las espartanas manos de Leopoldo Vigil Díaz, ese versolibrista en prosa, sonetista bárbaro que se ríe de todo y de todos. Vigil Díaz no haría más que Moreno Jimenes. Vigil Díaz posee la fuerza incontrastable de la presencia de ánimo, pero esto no es bastante para poder mantener la independencia de una rama de cultura artística”. 

Ángel Rafael Lamarche, con el título de El Postumismo, fue más preciso:

“He aquí el sencillo proceso, el fundamento de esa agrupación de intelectuales jóvenes, poetas natosaunque algunos como el esteta de Lunófila vibren en la prosaque ha tiempo rasga las brumas del misterio, lanza en ristre, en las páginas de nuestras excertas literarias periódicas; y he aquí también el origen del expresivo nombre bajo el cual se agrupan: postumistas.

Las letras nacionales no han contado nunca con un núcleo que sostuviera una tendencia definida. En la poesía hemos visto aparecer esporádicamente junto al romanticismo añoso y enervador el taller milagroso y terso del parnasianismo; cerca al soplo místico, las arcadas fatigantes de un clasicismo abigarrado y mal entendido

No obstante las críticas adversas que hubo después, justamente en el segundo número de marzo de 1922, La Cuna de América, redactada entonces por Lorenzo Despradel, que tanto dudó del postumismo, de acuerdo con una elogiosa crítica a Vigil Díaz, desplegó este titular en primera plana: 

Triunfo del Postumismo 

“El Postumismo, la creación rarísima de un grupo de jóvenes, que encontrando estrecho el campo en que se desenvolvían sus facultades artísticas idearon nuevas modalidades en la expresión de la poesía, ha tenido el último sábado un éxito ruidoso, con la celebración de su primer aniversario.

Irrumpiendo por entre la hostilidad de los que no conciben la evolución en el campo de las letras, de los que no consienten que se rompan los moldes viejos en que se han venido vaciando las ideas nuevas, porque toda innovación trae consigo la necesidad de acordar las facultades intelectivas con los prejuicios que nos atan a la tradición, los postumistas han logrado ya colocarse en un punto desde donde se le mira con el respeto que merecen todos los que se encaminan por la ruta de Eleusis con la bandera del Arte desplegada.

Es una tendencia literaria que acaso solamente los que se han encargado de propagarla podrían decirnos en qué consisten sus excelencias. No nos hacemos corifeos de ella, pero la aceptamos con el mismo regocijo con que se recibió en las más cultas ciudades de Europa al futurismo de Marinetti, al dadaísmo de Tzara, el creacionismo de Huidobro, y a otras tendencias no menos raras ni menos atrevidas. el Postumismo, es, por lo menos, más comprensivo, más lógico, que esas tendencias que señalamos más arriba”. 

 Ese año publican un plaquette con el título Del movimiento Postumista, en el cual aparecen Domingo Moreno Jimenes, Vigil Díaz, con un poema “postumista” “Profesión de fe”. Avelino, Zorrilla y Rafael Américo Henríquez. Luego, sin mención de Vigil, hubo Poemas postumistas de la Sociedad El Paladión de 1923, un Boletín Postumista y la Pequeña Antología postumista, 1924, de Andrés Avelino, hasta la creación de la revista El Día Estético en 1928.  Con estos datos demostramos que el postumismo, que se mantuvo activo hasta la muerte de Moreno en 1986, es el movimiento literario más completo en toda Latinoamérica.

Segunda parte: La novela literaria del vedrinismo

El poeta Tomás Hernández Franco (1904-1952) estaba dolido por un artículo de Andrés Avelino en la revista L…  el 12 de junio de 1921, titulado Rezos bohemios, criticando su primer libro de tendencia modernista;  y como al parecer no le gustó, tramó su venganza poética, y lo logró históricamente. 

El 29 de enero de 1923 dictó en París una conferencia con el título de La poesie a la Republique Dommicaine, que luego se publicó allí por Editions Ryhme Et Synthese  y se reprodujo en Los Cuadernos Dominicanos de Cultura, Nos. 109 /110, septiembre/octubre de 1952. 

Hay la traducción de Manuel Núñez (1957), que utilizaremos, en Tomás Hernández Franco, Obras literarias Completas, estudio, notas y composición de José Enrique García (1948), Consejo Presidencial de Cultura, agosto 2000, y en el tomo II de Tomás Hernández Franco, Obras completas de la Sociedad Dominicana de Bibliófilos (2 tomos) 2019,  al hablar del postumismo, entre otras cosas dijo:

“Ahora quiero conversar con ustedes de la única manifestación de poesía dominicana en los movimientos de vanguardia”.

“La etiqueta de este movimiento es francamente cómica. Si queremos formarnos una idea del programa de la susodicha escuela que tiene pretensiones de ultra vanguardia, esta palabra postumismo debe ser aceptada como definitiva”.

Y más adelante señaló:

“La figura más interesante de este movimiento es Vigil Díaz”.

El propio Vigil en una entrevista que le hiciera Julio A. Cuello (1894-1964) en 1926 para la revista La Opinión, entre otras cosas, dijo:

“Yo no soy postumista.  Si he escrito algo asimilable ha sido para gentileza o mejor intento de hacer notar que mis cuerdas se emocionan con todas las pulsaciones, que puedo danzar en cualquier tono. Pero, realmente, mi caso es cosa distinta de esa”.

Una clara manifestación de su falta de originalidad.

Inicio de la novela del vedrinismo

Hemos presentado los hechos documentados. Omitiendo gran cantidad de ellos, para no hacer más novelístico este resumen.

El primer capítulo de la novela aparece con el título de Los ismos de las vanguardias, en el diario La Información de Santiago de los Caballeros el 5 de octubre de 1929. Al declarar Tomás Hernández Franco, estos detalles:

“El ultraísmo fue la caricatura española del futurismo. El paroxismo es la concepción de un universo sincopado de Nicolás Braudin. El creacionismo es la imbecilidad de Huidobro, elevada al cubo. El expresionismo, movimiento netamente alemán –¡Oh maravilloso Frank Werfel– es la maravilla potencial de fuerza centrífuga germana! El vedrinismo es una delicia criolla que Vigil Díaz inventó un día para reírse de los postumistas; viene de Vedrines el loco aéreo francés”. 

Hasta ahí, están claros dos cosas: Se dice que el postumismo ha sido un invento de Vigil, que lo ha hecho para burlarse de los postumistas. Es decir, que el vedrinismo nació después del 1923, porque hasta entonces, según él, no hubo otro movimiento de vanguardia en el país. Además, agregó, que la palabra venía de Vedrines, el loco piloto francés.  

A partir de ese argumento, aunque ese poeta había dicho que Vigil era la figura principal del postumismo, y que antes de este movimiento, no hubo ninguna otra manifestación de vanguardia en el país, es decir, ni siquiera el vedrinismo, en lo que han estado de acuerdo por admisión o por omisión, el resto, hasta el 1943, por no existir la palabra en ninguno de los documentos, sino, que se ha dicho, de muchas maneras, que era el primer movimiento de vanguardia del país. Sin embargo, partiendo de lo dicho por Hernández Franco en 1929, catorce años después, comenzaron a elaborar la novela vedrinista los otros dos narradores. 

El primer culpable fue el crítico Pedro René Contín Aybar (1907-1981), que creó el argumento de la novela del vedrinismo en la primera edición de su Antología poética dominicana, 1943, declarando en el prólogo que lleva el título general de Carácter de la Poesía Dominicana, en el inciso El morbo de la originalidad:  

“Los cauces fueron normales hasta cuando Vigil Díaz ‘organizó’ el vedhrinismo1 modalidad poética propia, de una rareza singular, con nomás un seguidor estimable, Zacarías Espinal, y del que arranca discutiblemente el Postumismo de Domingo Moreno Jimenes.

(1) Anterior al ultraísmo de España y su semejante”. 

En la ficha de los poemas de Vigil, agregó: 

“Hace poesía hermética. Inventa formas verbales. Crea el vedhrinismo, estilo poético modernista, anterior al ultraísmo de España, y que fue el predecesor del postumismo de Domingo Moreno Jimenes y, en cierto modo, su rumbo orientador, aunque el postumismo no naciera de él”.

29 años después, Manuel Rueda, en la Antología Panorámica de la Poesía Dominicana Contemporánea 1912-1962, UCMM 1972, sostuvo en el prólogo, unos conceptos que amplió en las Págs. 418-428, en el fragmento de un ensayo con el título de: Vigil Díaz: Vedrinismo y versolibrismo en la República Dominicana, extraído de un supuesto libro inédito titulado Literatura Dominicana de Vanguardia, que nunca se ha publicado:

“1912.– A pesar de la evidente paradoja, podemos decir que el Vedrinismo fue un movimiento unipersonal cuyas posibilidades sobrepasaron en mucho los estrechos límites que su creador imponía a la propia obra, Vigil Díaz fue sacerdote y acólito de una exclusiva religión que andando el tiempo debía ser considerada como punto de partida de una auténtica revolución literaria”.

“El punto de partida lo dio fácilmente la publicación, en 1912, de Góndolas de Vigil Díaz, libro con el que surge, en el panorama de nuestra lírica la pirotecnia verbal y revolucionaria del Vedrinismo, primer movimiento literario de nuestra historia literaria e inicio de los de vanguardia en América. 

Creemos que este hecho hasta ahora desatendido por críticos de aquí y de allá, queda expuesto en esta obra bajo una luz palmaria que todo olvido o ignorancia futuros serán, por ello, inexcusables. Damos así una justa, aunque tardía, reparación a ese espíritu inquieto y visionario que fue Vigil Díaz, auténtico implantador, por demás, del versolibrismo en la República Dominicana; gloria que, si miramos hacia las postrimerías de nuestro modernismo, tiene un apreciable antecedente en el Ricardo Pérez Alfonseca de Finis Patria

Respecto a Zacarías Espinal, Rueda dijo, que:

“Vigil Díaz no tuvo adeptos; a pesar de ello, el poeta Zacarías Espinal al proclamarse tardíamente como Vedrinista, se convierte en discípulo suyo”. 

Sosteniendo más adelante:

“Junto con la publicación de Góndolas, en 1912, y a raíz de la muerte de Jules Vedrín, aviador francés que había adquirido fama en su vuelo París-Madrid y por haber creado las peligrosas piruetas aéreas del looping the loop, nace en Vigil Díaz la idea, como un homenaje de admiración a ese humorista del espacio, de bautizar su propio concepto del arte con el nombre de vedrinismo”.

Más adelante, en una obra póstuma de Rueda, Antología mayor de la literatura dominicana (siglos XIX-XX) Poesía I, Editora Corripio, 2006, tanto en el prólogo, como en la presentación, mantiene el vedrinismo de Vigil Díaz, eximiéndolo de su modernismo, aunque esta vez dice que fue en honor de Jules Vedrines (1881-1919), no de Jules Vedrín, ni de 1912, sin aportar ninguna prueba escrita. Y al presentar a Domingo Moreno Jimenes, dice que nació en Santiago de los Caballeros, a pesar de que en vida Moreno hizo la aclaración de que fue en Santo Domingo.

Fíjense hasta dónde hemos llegado: cuando una de las altas figuras de nuestras letras, para no desdecirse, mantiene esos detalles capitales de la novela, de la cual él ha sido el último narrador. 

En materia narrativa, la realidad y la historia importan poco: la base está en los acontecimientos imaginarios y en la fantasía del novelista. Desgraciadamente, en literatura, como en la vida, los hechos marcan y determinan, y sin documentos que avalen lo que se sostiene, se está haciendo una auténtica novelación, pero muy lejos de  la  Historia literaria.

De modo que, estos últimos dos narradores, sostuvieron de manera tajante, en su parte de la novela, que en 1912, con la publicación del libro Góndolas, Vigil Díaz había organizado y bautizado en honor del aviador francés Jules Vedrín o Vedrines (como era su verdadero apellido), quien falleció el 21 de abril de 1919, no en 1912, y que el vedrinismo, había sido un movimiento literario de vanguardia que se anticipó a los demás en América, y que su único seguidor fue Zacarías Espinal. 

Estas declaraciones, jamás habían sido rebatidas, hasta que lo hicimos nosotros en diversos artículos en vida de Rueda y en Postumismo y vedrinismo primeras vanguardias dominicanas, citado.

La relación documentada de Vigil Díaz y Zacarías Espinal

La documentación de este acontecimiento cultural está publicada en una nota de la Revista L…N.º 22del 5 de junio de 1921. Allí aparece un suelto, anunciando que Vigil Díaz, había escrito el prólogo del primer libro de Zacarías Espinal (1901-1933), el cual tenía un título novedoso e inquietante: Neurosis de cristal, que ya alude a cierto estado de gracia causado por las drogas, especialmente por la morfina, de la que ya era adicto, para esa fecha, como también consta documentalmente. 

En ese número se reproduce el soneto de Espinal El ábside de la siesta, que según la dirección de la revista, era el menos complejo del volumen, ya que se trataba de un libro abracadabrante, como lo llamaría Vigil Díaz, en dicho preámbulo.

Aunque nunca se haya publicado, debemos retener el título: Neurosis de Cristal, por una razón muy simple. Si en la segunda edición de Góndolas no aparece nada claro sobre el vedrinismo, en este prólogo debió aparecer, por lo menos, el agradecimiento del creador del ismo, a su único discípulo, aunque fuese entre líneas podríamos encontrar detalles interesantes, porque Vigil Díaz lo publicó en Del Sena al Ozama, Imprenta La Cuna de América, Santo Domingo, 1922.

 Veamos el extraño soneto de Zacarías Espinal publicado en 1921:

EL ÁBSIDE DE LA SIESTA

Se atempera la hora. Atipla la una y media / el reloj que rigora desenfrenos malditos;/ y el sol que frauge ampos en vértigos i en ritos / columbra de rojeces la fócula que asedia.// Ladra el gosque famélico exeando los plitos / que en la cocina grata el plebano tamedia;/ y en un intercolumnio que frunge una comedia, / un coro de arlequines auscultan infinitos… // La anciana endocardíaca fragolla a los sobrinos, / rondallas de truhanes y farsos campesinos / que aspiran como copos de un Orthas diligente; // Lavan en cinco ruedas omisas aldeanas /la ropa que a la tarde permutan las hermanas /que van a urdir breviarios a la ermita yacente”.

Siendo justos, si este era el menos problemático de los poemas, que componían Neurosis de Cristal, nada parecido a eso se había publicado jamás en la literatura dominicana, y no hay ninguna deuda visible o influencia palpable del quehacer de Vigil Díaz. Además, desconcierta, que un poeta nacido el 27 de septiembre de 1901, con apenas 20 o 22 años, poseyera un vocabulario tan rico y variado.

Esta es parte del prólogo de Vigil Díaz a Neurosis de Cristal, esa obra que nunca se publicó, en su libro Del Sena al Ozama, Imp. La Cuna de América, 1922:

“Ya está Ud. complacido, mi caro y complicado poeta: aquí tiene el prólogo que convinimos, moderno, de cinco pulgadas de longitud a lo sumo. Ahora, bien está, que prepare convenientemente las antípodas glúteas de su rostro varonil y simpático, con sendos y piadosos apósitos de éter, morfina u otro anestésico, para soportar las cuchilladas y cauterios de la crítica ilustrada y donosa y de los cacoquimios de la crítica, una especie de diablillos microcefálicos y simiescos, que atacados de coprofagia y de coprofilia, se entretienen en lanzar esputos retóricos para solaz y contentamiento de las piaras docentes, de los viejos búhos estériles, artríticos enemigos irreconciliables de todo brote nuevo, raro y armonioso, y unas bilitas con el antítesis del ámbar, y que al petrificarse, pueden romper –porque manejan la honda con la crueldad y precisión de un legionario de las encantadoras islas Pituisas– la dorada y frágil vitrina donde el poeta, con suma curiosidad y suma audacia, muestra sus primigenios malabarismos teratológicos, las mentas de su quintaesenciada neurosis psico-cerebral en pomos laboriosamente cincelados, o los aterciepelados estuches de sus plateados bombones cubistas y abracadabrantes, muy propios para endulzar los menúes peptonizados y el paladar invertido del histérico y artificioso, del aberrante y desdichado Duque Des Esseintes, los galimatías de su nieto Monsieur Phocas, o el agudo esplín que debe estar sufriente en el Olimpo, el satánico Conde Lautreamont y el funambulesco morfinómano Julio Herrera y Reissig, a quien idolatra el poeta, de una manera asaz peligrosa, para su independencia y su futura gloria.

 Por otra parte, quiero que se comprometa Ud. formalmente, a no trocar sus montañas, tan majestuosas y armónicas, sus arroyuelos musicales, sus verdegales praderas cargadas de odorantes limoneros, los tirsos de virginales azucenas, y la gavillas de campánulas, amapolas y mirtos que sangran en las candorosas manos de las encantadoras muchachas de su pueblo natal, las tardes de doctrina, y en los anocheceres de jocundas novenas, a no cambiar su plácido y sencillo San Cristóbal, donde el almo sol nace y muere prolífico, benéfico y venerable como un Sultán; ese San Cristóbal que a pesar de estar principiando a untarse de una civilización pecaminosa y ridícula, es un refugio propicio a la sofresine y a las digestiones abstractas del pensamiento; a no dejar –y esto es lo más importante– la fulgurante y funambulesca mirada de la sobrina del Vicario, por venir a nuestras ágoras, cenáculos y pórticos, ciénagas perfumadas, grávidas siempre de  sapiencia infusa y difusa, donde no devengará Ud. ventajas, pero sí encontrará más de un vanilocuo, y de un parásito simpático, de maligno snob, que con sorprendente y pérfida virtuosidad florentina le zampe en la trasparente alberca de su alma, un sapo asqueroso y repugnante, que además de corromperle la linfa cristalina, le marchite los más azules lises de sus ensueños primaverales, y sus entusiasmos ingenuos y muy plausibles o que a fuerza de hacerle oler tanta pintura negra, amarilla y verde, le proporcionarían un derrame bilioso, o cuando menos un cólico saturnino, y esto es muy peligroso, amigo mío, mientras no se llega a la serenidad alejandrina, y a esa discreta voluptuosidad pirroniana en que me adormezco aspirando a una relativa entelequia, sin contrariar las saludables exigencias del instinto, como me parece que dijo, a propósito de los estoicos y otros virtuosos, sin alma y sin movimiento, la encantadora Ninón de Lenclós, la más rica flor de voluptuosidad y armonía que aromó la  época bella y galante del Rey Sol”.

Para no alargar demasiado estas notas, señalaremos lo siguiente: Zacarías Espinal el 9 de octubre de 1926 en el N.º 192 de la revista La Opinión, utilizó la palabra que luego se convertiría por magia crítica, como vedrinismo o vendrinismo. Hela aquí:

VERSOS VHEDRINHISTAS

“la fatiga, inaguantable de los libros / de Ciencia… –el tedio de las teorías –los problemas inútiles / –las fórmulas… / Beccaria: / Dalloz: Repertorie / Boitard: / Una mermelada híbrida de doctrinas confusas, / nomenclatura ófrica de postulados imbéciles: / ¿Qué es el Crimen?- / Asechanza, /  Elemento injusto, /  ¿A qué se llama gravidez? / I dentro de éste laberinto de lánguidas inopias / Surgen como la eficacia de una aprobación: /Ferri, / Garrófalo, /Lombroso, / Páginas del Código Penal; / Veinte años de trabajos forzados; O bien: Artículo 22-46-1208… infinis; / Orden Ejecutiva 664 / Absuelto por insuficiencia de pruebas. / la poesía musical de los jueces serenos / La acusación: / El Ministerio Público; / I pensar que Nervo no sabía versos jurídicos; / Rubén Darío tampoco; / Que Moreno Jimenes no los sabrá jamás… / la fatiga inaguantable de los libros / de Ciencia… / ¿En dónde están / El campo, / El Sol, La luna, Las estrellas? / Allá muy adentro, en el alma / de los hombres que no saben condenar…”.

BER-BELISMO 

“Ya yo lo sé todo… soy un sabio; / Anoche vi la Luna… / Me monté en automóvil y salí por la ciudad: ¿I a qué / hora viniste? / No recuerdo… mi reloj marcaba la de prima: // Ves?… / Eres un imbécil: / Te has olvidado de que no has vuelto todavía”.

 KRELIM

“Esa muchacha es bonita; / ¿Por qué? / Porque tiene la cara llena de pecas; / El cabello oliente a aceite de higuereta; / Es tuerta: / I exhala de abajo de los brazos / Un olor penetrante de grajo y de loción. / Esa muchacha es bonita; / ¿Por qué? / Por que tiene el alma como un pedazo /de algodón”.

M. ZACARÍAS ESPINAL

En 1928 o principios del 29, en el No. 2 de El Día Estético, la revista de los postumistas, Vigil Díaz publica su primer poema vendrinista, sin las haches y con una ene:

POEMA VENDRINISTA

“Ella es el enigma sinfónico y fascinante. / Devachán. / trapecio y dínamo; / la motivación imperial de mi vida y del Arte. // Misterio… / Renovación… /Paradigma de la euritmia… / Quitaescencia del Indostán… / del Nilo… / de Athenas… / y de Roma… / reminiscencia inaccesible /de las Reynas lejanas… // Una mancha de golondrinas / en el horizonte; / una vela latina inmóvil y fantástica. // La faunesa descansaba / en el banco de piedra / y sobre el triángulo de la vida–lindo y seráfico instrumento! / La luna se despetalaba / como una rápida rosa de Phesto. // tal es el enigma sinfónico y fascinante / Devachán, / trapecio, / y dínamo, / la motivación imperial de mi vida y delArte”.

“Quitaescencia del Indostán… / del Nilo… / de Athenas… / y de Roma… / reminiscencia inaccesible /de las Reynas lejanas…”. Delatan al modernista decadentista que siempre fue Vigil.

Ejemplo del vedrinismo de Zacarías Espinal del 29 de octubre 1930, tomado del libro Manuel Zacarías Espinal, 1901-1933, Poemas, de 1961 de su sobrina Ligia Espinal de Hoetink:  Volatinera Amadriana: 

“Volatinera Amadriana / de una Hispérides narcótica / hisperéstetica  y gótica / Glisera quintaesenciada. // Gazé de Hiperioma alada / ultra-kocionika erótica / esfinge de Atherva hipótica // en Osquestrión de Arkalada. // Leve Diotikmia de Ankuma, / etérea Hikar de Zatzuma //que fragua aneimo de Oskin; // eres como un taumaturgo / “Darko” de Zivio o Panurgo / en Béer…opio…y splin”.

Nadie antes y solo él después fue capaz de escribir algo parecido a  ese extraño soneto  

Conclusión de la novela del vedrinismo

Tomás Hernández Franco ha dicho que Vigil Díaz se ha inventado el vedrinismo para reírse de los postumistas, de quienes sostuvo, en 1923, que Vigil era la figura más interesante y que antes de ese movimiento no hubo otro en el  país.  

Demostrada la publicación de 1926, de los poemas vhedrinhistas de Zacarías Espinal, del uso de una hache intercalada en el segundo novelador, Pedro René Contín Aybar, que utiliza en 1943 esa letra que más nadie usó, en vedhrinismo, lo que hace sospechar que había leído a Zacarías, y aunque sabía que había haches, no recordaba dónde iba o iban.

De Manuel Rueda, al redondear la leyenda, y darle la fuerza de su talento y de su imaginación, sosteniendo que es en 1912, con Góndolas, que aparece, y que en Galeras de Pafos de 1921, define el vedrinismo, apoyándose en Charles Baudelaire (1821-1867), el dios mayor de los modernistas. Además, que Moreno Jimenes, nació en Santiago de los Caballeros, cuando fue en la ciudad de Santo Domingo, de acuerdo con su acta de nacimiento: como Domingo Segundo, en el Oficialato Civil de la Parroquia Mayor de la Catedral. Acta No. 25, páginas 78-79 del Libro No. 9 del 1891-1895, que es el colmo de la capacidad imaginativa del poeta montecristeño.

Si se hubiera mencionado, no decimos proclamado u organizado, insinuado apenas, si Vigil o Espinal, hubieran escrito el nombre de Vedrín o Vedrines, aunque hubiese sido citando un avión incidentalmente, al acaso, en algunos de sus poemas, particularmente Vigil, reacio a los artefactos modernos en su poesía, y tan apegado a los griegos y romanos, podríamos empezar a entenderlo. De modo que se trata del vedrinismo, algo que nunca se nombró, de lo que nunca se habló hasta 1926 cuando lo utiliza y lo inventa Zacarías Espinal y luego lo hace Vigil Díaz, acostumbrado a hacer estas cosas, y quedar bien; como fue postumista en la proclamación, y sencillamente luego lo negó, y todo el mundo dijo amén, hágase su santa voluntad. De ese curioso modo, sin jugar billetes, se sacó la lotería crítica y un pasaporte a la historia. Nada más y nada menos. 

Entenderíamos que Manuel Rueda. por inquina personal, por el motivo que fuese, o por simple ojeriza contra Moreno, tratara y consiguiera temporalmente destruir todo lo que él significaba; desde su nacimiento mismo, hasta sus grandes logros: la imposición del verso libre en el país y la figura principal del vanguardismo y del primer movimiento dominicano, el postumismo, al declarar que era Vigil Díaz en un caso, con la organización del vedrinismo en 1912 al publicar a Góndolas, y luego indicando que era quien introducía el verso libre en el país, 

Nos lo explicamos, aunque no lo justificamos, pero no el caso Contín Aybar, que fue amigo de Moreno Jimenes, aunque le hizo reparos, reconoció su grandeza, declarando que era la figura principal del postumismo, lo que alguna vez le regateó Rueda.

Lo de Hernández Franco fue lo que dio pie para que se dijera que es un homenaje a Vedrines, también sin asidero documental alguno, ni ratificación de parte de Vigil o de Espinal, que lo escribió de manera diferente, o el propio Vigil que redactó vendrinista, y luego como debía ser, en su segundo poema Motete vedrinista, revista Cromos, N.º 36, del mes de octubre 1929, después del artículo de Tomás.

 El hecho de que Pedro René Contín Aybar sostuviera irresponsablemente lo que más tarde Manuel Rueda aclarara y magnificara, sin ninguna base documental, diciendo que Vigil Díaz lo inventó para su único seguidor, Zacarías Espinal, fue lo que dio pie al infundio.

Zacarías Espinal en agosto de 1929 (tomado de Vigil Díaz y Zacarías Espinal. Obras, Consejo Presidencial de Cultura, 2000, Selección y notas de Diógenes Céspedes, 1941),  sobre un poema de Julio A. Piñeyro (1890-1947), de su libro Ruinas, editado en París, al decir que una Oda Magistral de este, era un simple y complicado poema vedrinista, pasaba a explicar que el término obedece a que es la viva expresión del sub-consciente. Produciendo la única definición, por escueta que parezca, de lo que era su vedrinismo, más cercano al surrealismo, que a cualquier otro ismo.

Sin embargo, esa única definición vedrinistaque se conoce hasta ahora, de parte del fundador del ismo, no movimiento, que exige manifiestos y corifeos, de que era la viva expresión del sub-consciente, tiene una importancia capital, que no se le ha dado. 

Estamos en territorio de Sigmund Freud (1856-1935). Tanto es el avance de Zacarías, que con esta simple definición, sin conocer quizás lo que se hacía en París con el surrealismo, que lanzó su primer manifiesto, en 1924, firmado por André Breton (1896-1966), Louis Aragon (1897-1992), Paul Eluard (1895-1952), Benjamin Péret (1899-1959), entre otros. Allí es definido como “automatismo psíquico puro” que intenta expresar “el funcionamiento real del pensamiento”. La importancia del mundo del inconsciente y el poder revelador y transformador de los sueños conectan al surrealismo con los principios del psicoanálisis, según la Enciclopedia Encarta, 2002.

De modo que ahora podremos hacer esta conexión: Zacarías, pudo saber algo de aquello en 1926. Era curioso y avanzado. De modo que abrimos esa ventana a la investigación, y es posible, que el vedrinismo de Zacarías Espinal pudo ser la forma de un precoz surrealismo antillano, ya que coincide plenamente con los surrealistas originales, al indicar que era la viva expresión del sub-consciente, una definición escueta, que a André Breton le hubiera fascinado, y que sirve para señalar, que esa era una de las preocupaciones cardinales de Espinal, y, en consecuencia, de su particular vedrinismo. De aquí en adelante, esperamos que los deudos festivales asuman esas herencias.

De este modo hemos demostrado, aunque sea sucintamente, que la invención de Tomás Hernández Franco, Pedro René Contin Aybar y Manuel Rueda, no tiene asidero histórico, por la ausencia de documentaciones, salvo lo de Hernández Franco, que antes del postumismo no hubo movimiento de vanguardia en el país y aunque niega a Zacarías Espinal que inventa el ismo vhedrinhista en 1926, se equivoca atribuyéndolo a Vigil Díaz, y que, por lo tanto, todo ha sido una novela literaria, que enseña a las nuevas generaciones a buscar las fuentes y no creer en ningún crítico o comentarista, ni siquiera en nosotros, sin que se les muestren o señalen los documentos que avalen lo que se sostiene, porque con la historia no se juega.

Lamentando, que todavía hoy, a pesar de todo lo expuesto en nuestros libros y en este corto ensayo que los resumen, muchos profesores distinguidos de nuestras universidades y ni hablar de estudiantes y profesores, sigan repitiendo la gran mentira histórica, que hemos llamado novelas, por respeto a sus creadores.

Finalmente, creemos haber descifrado el ADN del cuerpo del Vedrinista: El señor Otilio Vigil Díaz no es el padre de, ismo llamado vedrinismo, nacido para la historia literaria en 1926. No en 1912. Por el contrario, el señor Manuel Zacarías Espinal, es el padre literario de la criatura llamada vhedrinhismo, vendhrinismo, veedrinismo o vedrinismo, y Vigil Díaz, su seguidor inmediato.

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Manuel Mora Serrano es narrador, ensayista e investigador literario. Nació en Pimentel en 1933. Es miembro honorario del Ateneo de Moca y de la Sociedad de Renovación de Puerto Plata; presidió la sociedad adversa y el club de Pimentel. Premio Nacional de Literatura 2021.