[La creación de las aves, 1957.]
Ahora creo entenderte:
La imagen no debe estar aislada.
No debe bastarse a sí misma.
La imagen
vinculada a una historia,
a una anécdota,
a un sentido.
No la imagen por la imagen misma;
la figura, si central,
inserta en un relato mayor.
–Y cómo esos alambiques
filtran la luz estelar
para alimentar tus pinceles.
[La faim, 1938.]
Triángulos cerrados,
dientes afilados,
ojos con sueño agresivo…
inquietantes
ángulos amontonados;
esos lilas, verde aguas.
Rayones negros.
Inquina…
[Papilla estelar, 1958.]
Pulverizar las estrellas
envuelta en humo onírico
es la alternativa a la penumbra.
Esa luna creciente
aún famélica,
aún cría,
debe conocer el soma materno.
Tú se lo das
delgada y desvelada.
En lo alto de la torre
donde sueño y utopía
lían y deslían tus destinos.
[Mujer saliendo del psicoanalista, 1960.]
La cabeza de padre pende
bocabajo con delicado desdén.
Fuiste al Dr. FJA
a quitarte la careta
y mostrar la otra…
¿Y sólo yo puedo ver
la bruma menuda
rastrera
que sale del diván
y te persigue hasta el patio?
“Encontrar el hilo invisible
que une todas las cosas –escuché–
es tu secreto natural,
ello que rige la coloratura de tu vida.
No dejes que el doctor siga diciendo
dónde hay que cortar.”
Didi-Huberman se detiene ante uno de tus cuadros
El tiempo de la historia no es el tiempo de la imagen –retumba en la sala principal. La imagen es una dialéctica suspendida (Benjamin dixit), un agenciamiento de futuro, pasado y presente: deseos-memoria-representación y L’agent double devuelve a Didi su pasión visionaria; la imagen de la historia se resquebraja por acción de los deseos de una realidad inasible. ¿Voy luego a pintar a mi madre en la pared del motel de una estrella?
Hinostroza se rinde a la noche de tus luces
Viajas en tus imágenes y tus imágenes viajan. Bajo el pelambre de la noche humana, iluminas los ojos de los vivos; sólo puedo agradecer tu arte como agradezco la lluvia repentina en verano, como acepto el regalo alegre de una palabra que rompe mi noche brumosa. ¿Que tu luz incita a la alarma y la inquietud? Tal vez. Pero quién teme más la turbación que quien vive en el descaro de una realidad confortada.
(Del libro inédito Últimas tardes con Remedios Varo y otros artistas)
En portada: Odilon Redon, “Ophelia” (1903)
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Víctor Coral (Lima, Perú, 1968). Es poeta, narrador, crítico literario. Ha publicado los poemarios Luz de Limbo (2001), Cielo Estrellado (2004), Parabellum (2008), tvpr (2014), Acróstico Deleuziano (2019), Nada de este mundo (2020, 2024) y Aparejos para exhumar la poesía (2024). En el 2021 fue finalista del Premio Internacional de Poesía Copé, así como del Concurso Nacional de Poesía José Watanabe Varas. En 2023 ganó el Concurso Nacional de Poesía José Watanabe Varas.