Dijo Diego L. García: Las cosas no son los eventos de una existencia habitualmente apresurada; son el tiempo que nos toma detenernos en dos palomas sobre un cable, las flores de las tipas, el calor agrio de enero, un peine en el piso de un vagón. En ese “es posible ver” hay una clave. La interferencia del sujeto en la escena es lo que habilita las posibilidades. ¿De qué? De que haya un latido, una presencia comunicante, una correspondencia (en el sentido que le diera Baudelaire).

Las minucias del tiempo

no importa 

si llueve como torrentes

si el cielo tira para abajo

mucha agua junta

no importa 

si hay de esos soles 

que abren sin pruritos ni tapujos

la tierra en dos o más partes

en estas veredas

los árboles tienen una cualidad 

que los hace permanecer 

iguales a sí mismos

un talante

que trasciende

las minucias del tiempo

La hora dorada

ésta es la hora dorada

me decías

bordeábamos las vías a pie

de la mano

junto a las tipas y los eucaliptos

ésta es la hora dorada

cuando el atardecer se desmaya

un manto tejido

con puntitos brillantes

arropa los follajes

ésta es la hora dorada

durante unos momentos

me dejo consumir

amorosamente

Epifanía

escucho un tema de Peter Frampton 

sentada en el subte

pienso en mi hermano

digo lo tengo que perdonar

porque él no sabía 

lo que me estaba haciendo

y todo eso se me ocurre

mirando un peine azul 

sucio

tirado en el piso del vagón  

Algo de estoico tienen los árboles

pierden sus hojas sin quererlo

las renuevan sin desearlo

viven indefinidamente

una tortura

por cierto

con un poco de suerte

se dejan trepar

por una niña que advierte

cuán estoicos

son los árboles

Amor

dejo que acaricies mis libros

las tapas resbaladizas

y las tapas rugosas

dejo que leas la primera página

que escrutes la foto del autor

y el prefacio

observo el movimiento de las yemas

cómo arqueás los dedos

para reconocer el terreno sacro

de las palabras en trance

cómo recorrés los párrafos

           esos corralitos

           donde las palabras

           se quedan quietas

           mientras nosotros

           preparamos el café

con el rabillo del ojo

me detengo en el rincón

donde posás el índice derecho

           el aroma que salta del papel

           con el correr de las hojas

           nos salpica sin querer

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Paola Escobar (Buenos Aires, 1971). Es Antropóloga social. Integró “Búsquedas: antología de escritores de San Isidro”, compilado por Bea Lunazzi (2011). Las cosas tal y como son (Barnacle, Buenos Aires, 2022) es su primer libro publicado.