Yunza negra

Si tu dolor ha crecido como árbol frondoso

(sin el prestigio de los álamos en las noches de luna llena) 

Si el sonido que me tiendes no es cuerda para mi charango y no me salva

A pesar que te he otorgado los colores del amor

embadurnada de limo fino  

Desnuda nube o rosal 

Si las palabras resuenan   encallan lejos en playas perdidas

Y la muerte es esa ola que las dispersa

borrando sus huellas

Nos desvanecemos con harta fe 

alas de cormorán 

sin temor al qué dirán

Sin dolernos de tu gloria Malaquita mía 

Sin creernos ya lo que tus ojos bailaron en la oscuridad aterciopelada 

dos cometas 

dos zarpazos de primavera

Mientras un poema desvirga la estación veraniega

sincopadamente

Saborea este blues secreto

hará nítido el dolor

Pero si el vacío es 

todo lo que lleva el río de sonidos a cuestas 

Las palabras se suicidan prendiéndose fuego 

Las notas se suicidan tan puras como son

Con solo aguantar la respiración. 

Puerto

Los más bellos poemas son nada 

frente al mar 

o el dolor de mi padre 

Este poema no sosiega un ápice 

Tan ínfimo es ante el concierto de las olas 

O lo hondo de su mirar 

Lo ígneo en ti es lo ígneo en mí le digo 

¿Qué otra cosa podemos hacer? 

sino arder 

incendiar el mundo la memoria 

en nuestro rodar? 

Mirar atentamente poeta el mar nocturno  

Percibir sutil desolación desenvolviéndose para ti

más real que una herida 

y sin embargo una alucinación

)El reflejo de la ciudad sobre el mar es más real que la ciudad (

El concho luego de sorber un solo de Rollins

Oh Sonny Rollins en el malecón de Lima  

Catarsis 

invocación 

brezo 

palma

Cerezo de trémula respiración 

descarga 

rompeola 

meditación.  

Fiera salvaje

Agito el árbol de adverbios

A ver si uno   cae 

Tan    Pronto

Agito el árbol de adverbios 

A ver si uno  cae

Más 

Solo ahuyento las negras avecillas 

Que anidan en todas las palabras 

Y que se comen los puntos de las íes 

Que las hormigas me carcomen vivo 

Que las palabras son hormigas que no me carcomen   ni mucho menos 

Que los poetas han muerto hace 17 años 

Todos 

Que yo estoy muerto y aun así la gente que me encuentra 

En su camino me dice que 

Les he dado algo invaluable pero imposible

Que se apaga una luz 

Que me asedian hipócritas 

Que soy de lo peor 

Que no importa más que tener 

Un poco de tinta y papel. 

After party

Y de pronto esta ansiedad de amarte

De hacer parkour en el cementerio juntos 

Al ritmo de raps que son como estrellas en la negrura: 

Below the bam
Below the boo
Below the bamboo

Asumir esta tristeza y tratar de escribir entonces  Estaciones:

Invierno

Billie Holiday
y Billie Elish
Toman un pisco
Solo queda sonreír
Lo bien que se siente
la tibieza de esta tristeza
Luz de hielo.

Otoño

Los monos chillan en la ciudad
en cuarentena
los versos dictados por el sueño son tarjados por el insomnio

La luna promete un plato de lentejas
a jóvenes poetastros congregados en una azotea
Con alcohol en torno al Hielo

El insomnio diseña pieles de jaguar
El tráfico de besos cruza el aire
bandada de murciélagos

La selva de cemento comprende
que la hierba no desespera
y sabe reinar sobre la faz de la muerte.


Primavera

Tenue arroyo de sangre danza en la brisa
afilas tus garritas
en el terciopelo de las hojas de geranio

Pequeño tigre azul
corazón de bambú
que acechas entre tiestos murmurantes.


Verano

Sol y nenúfar libre
sobre las ondas de una laguna
Dulce Chopin

Huachuma
que florece en la noche desértica
con tu cinta roja atada alrededor
Místico Beethoven.

Iii (tercer poema de plaqueta Estilo libre)

Si llueve iré al templo de Shiva a rezar con la ropa mojada

Le dije a Evelina

cantante de luz blanca  sobre nieve 

Andina

antiguo amor negro 

amor antiguo   de selva 

un sol me desdibuja en silencio

clavel del aire

me abismo en

Bosques del matiz
Demórate en el morado
crepé de las tardes marinas

Cacao de Chazuta
Almendras de Moyobamba
Ron con toronjil

Manos curvas
Tus senos
Versos libres

Un poema como la abeja de la orquídea
verdoso brillante negro
se asfixia en la flor

luego escapa volando
no sin antes secar sus hialinas alas
Llámenle amor si quieren.

V(quinto poema de plaqueta Estilo libre)

Ikebana

                                                                                                   Flores    flores   muchas flores

                                                                                                                                   -Héctor Lavoe

Corimbo     

racimo    

umbela    

cima

Cerezo que ilumina  nítida flor  Buda de la alegría

infinitos bytes destellando en la mente    

caída en picada de notas de sinfonía silente

pétalos de materia oscura entre galaxias  

otras flores

escarcha de las alturas del Ausangate

arena blanca donde cangrejitos rojos escriben haikus

Flores colores limón en los pareos de las deidades idas del verano

jazmín perfume de los burdeles donde nació el jazz

Queridas y sencillas flores de los acantilados de la Costa Verde

Carcajada cruel de volcanes 

flores

con raíz en el centro de la tierra 

Yemayá bailando reggae en la flor playa lunar

ola   adiós

Duna 

Nervio de la noche fructífera flor

Aguja de tocadiscos sobre un vinilo mortal equilibrio flor

Orquídea fulgurante acuarela de links al último Vacío

Crisantemo ruido blanco   pecios de naufragios esperados

Abismo donde el mar se nombra a sí mismo

Floripondio musical

Huachumera

Rompeola   cortafuego    pararrayos

Laúd de alud

Cielo digital de madrugada con nube concreta

bienvenida      vibrante flor vino

aleteo de Abadón 

Asfódelo sobre cítara rota en la isla de Naxos

Cólquico en la memoria lila de Guillaume 

Quinua azul ayacuchana

Retama en sombreros de danzantes 

Mirada última íntima nostálgica sencilla flor del desierto

Añorado incendio del Sistema

Partitura que se escribe sola  intuición certera

Estrella cualquiera 

Vista por el soldado que regresa de su sueño añoranza de chocolate caliente

lenguas bífidas de obsidiana o 

Lenguas retráctiles de terciopelo

garra recorriendo la noche como flor viaje sin retorno

Flores pezones

En el valle del presente dócil rebaño

Latido de baterista

Furor de toda la banda  

flor Nirvana   

Esa estación hecha de estampitas a la Virgen de las Nieves 

en las salientes de la montaña yo y mi buen amigo éramos una flor entre la niebla 

El Silencio es una flor 

Orquesta de la cuesta de endorfina

bandada de cristal

botes de pesca artesanal  dispersos

Destellos

Sobre el mar  

Música para los reales fuegos artificiales y danza fija

Coro incrustado en el cerebro de Dios    ramo

Flor acelerador de adrones

Flores

Niños juegan en el patio de un colegio de la Selva del Perú

Flores

Cuencas hidrográficas como tatuajes borrándose en la piel de la Pacha

Flores

Archipiélago

Flo   eres  

Cordillera de Cusco a Vrindavam

De la tristeza

Aprendí el sublime arte del ikebana

Y también aprendí

Que si unes con una cinta celeste tu corazón al Río

Podrías navegar libre

Todo el tiempo que tu voluntad sea canción

El árbol sonríe y silba tonadas que los pájaros han de dispersar

Por tu ciudad hambrienta

Si tan solo supiéramos escuchar con más atención

A las flores

¡Pero andamos tan ocupados!

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Ludwig Saavedra (Lima, Perú, 1985). Estudios en Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es librero, editor del sello Huachumera editorial y la Revista Latinoamericana de Poesía Obayareti. Autor, entre otros, de: Florece, El mar de vinilo, Los arrecifes, Hartado de sonidos y Al pie de la explosión