Si a usted le gusta la vida en grande y vive en la ciudad latinoamericana rodeada de montañas, situada a más de dos mil seiscientos metros sobre el nivel del mar, podría ir a la recién inaugurada cinemateca, que cuenta con una única sala de butacas rojas, muros negros y alfombras amarillas y exhibe películas clásicas, de autor, independientes, de archivo; también estrenos. Tiene proyecciones en formato de treinta y cinco milímetros y digital, tecnología Dolby Atmos: un sonido tridimensional con una claridad sin precedentes. Tres funciones diarias, silletería de la A a la J, del número uno al dieciséis. Usted puede elegir entre dos modalidades: Caballo y Unicornio. Si prefiere las experiencias convencionales, con un nivel de emoción moderado, es decir, disfrutar de una película en su dimensión real, elija la entrada Caballo. Ahora bien, si opta por la entrada Unicornio deberá firmar un acuerdo que exonera a la Cinemateca de cualquier compromiso, de este modo usted deja evidencia de estar plenamente consciente de los riesgos y posibles efectos relacionados con la elección y asume total responsabilidad por cualquier perjuicio físico, psicológico, económico, laboral, sexual, energético o reclamación que pudiera surgir como resultado. Si usted opta por la ubicación A-1 y asiste a la función vestido enteramente de azul, cumplirá de algún modo el destino del protagonista del film; en los siguientes tres días vivirá una experiencia similar a la de la última escena, en todo caso, ya no volverá a ser la misma persona. Si usted elige la butaca A-2 y asiste vestido de negro, cumplirá a su manera, la suerte del villano… en caso de haberlo… y en los siguientes tres días notará que su risa cambiará notablemente, pasará de ser de simple a perturbadora y de anodina a macabra. Si usted prefiere la butaca B-3 y se trata de un film restaurado, tendrá la posibilidad de salir y ver en un sueño cómo habría sido su vida en el caso de que no haber caído en determinados deslices, de no haber sucumbido como un animal ante un cúmulo de tentaciones relacionadas con pereza, comida y sexo. Si usted selecciona la B-4 y se trata de un film policiaco, alístese para siete noches de insomnio en las que escuchará las voces hostiles de los guardias de la cárcel a la que habría ido a parar si se hubiera dejado llevar por el fuego de la ira años atrás, usted sabe cuándo. Si usted compra la butaca C-5 y corresponde a un melodrama, lo mejor será que se prepare para un cambio de estado civil: si está en matrimonio o unión libre, se divorciará en cuestión de tres semanas; si está divorciado, se casará en seis meses con la persona menos pensada. Si usted elige la butaca C-6 y se trata de un musical, a lo largo de siete días con sus noches, una misma potente voz andrógina le cantará, sin interrupción, y al oído, las canciones emblemáticas de La Sonora Matancera, Edith Piaf, David Bowie, Café Tacvba, Michael Jackson, 4:40 y Aterciopelados. Si le corresponde la silla D-7 y la película incluye voz en off, durante los siguientes nueve días aparecerá en su cabeza una voz que reflexionará, describirá y narrará cada uno de sus actos cotidianos de forma grave, sosegada y, por poco, sublime. Si su silla es la D-8 y se trata de cinema queer, durante las siguientes dos semanas se relacionará sin la necesidad de responder a un modelo de sexualidad hegemónicamente establecido y se permitirá la apertura a modelos alternativos a la monogamia obligatoria, entre ellos, la asexualidad, el poliamor o el arromanticismo, entre otros. Si su entrada es la E-9 y el film está doblado al español, durante diecisiete días padecerá un trastorno del lenguaje llamado circunloquio, en el que le puede ocurrir algo como que entre una noche a un bar y diga: “Por favor, tráigame un vaso de esa bebida alcohólica, no destilada, que se fabrica con granos germinados y se fermenta con agua en levadura, y es una de las más consumidas en general solo por debajo del agua, el té y el café… pero que esté bien fría, gracias”. Si su silla corresponde a la E-10 y la película contiene efectos especiales, durante los subsiguientes once días verá tanto objetos como seres humanos convertidos en miniatura; podría incluso, sentir que lleva la ciudad entera en la palma de su mano o encontrar una multitud de pequeños seres bailando salsa o merengue en una de las baldosas de su cocina; también oirá, cada tercer día, una explosión o un disparo, justo cuando está a punto de conciliar el sueño. En el caso de elegir la butaca F-11 y tratarse de una biopic, a lo largo de tres semanas usted oscilará entre sentirse como una persona inadecuada a pesar de sus logros o competencias y vivir con el miedo constante de ser “descubierta” como un fraude, y al siguiente, percibirse a sí misma como una figura excepcional e insustituible, además con poderes extraordinarios. Si su entrada es la F-12 y corresponde a un film erótico, a lo largo de nueve semanas y media usted estará a merced del placer; indistintamente de su sexo y género experimentará orgasmos múltiples, al menos cinco por ataque, que lo asaltarán en el momento y lugar menos pensados; por ejemplo, en medio de un funeral, la fila del supermercado, consultas médicas, reuniones laborales o el ascensor. Si su silla es la G-13 y la banda sonora del film ha ganado al menos un premio internacional, usted percibirá durante catorce días la presencia de música incidental en su mente, lo que creará una atmósfera para cada una de sus acciones cotidianas, sin importar su intensidad; aparecerán violines insidiosos, tambores dinámicos, trompetas energizantes, pianos apacibles, saxofones tentadores y contrabajos misteriosos. Si usted opta por la ubicación G-14 y corresponde a un film de terror, prepárese para vivir episodios de miedo extremo durante siete noches consecutivas; en las primeras horas de sueño profundo sentirá el ataque de payasos asesinos, enfermeras fanáticas, sepultureros pervertidos, monjas muertas, niñas pelinegras en piyama, muñecos poseídos y espíritus vengativos; despertará con gritos, sin estar consciente de su entorno, cada episodio durará entre quince y treinta minutos. En el caso de que usted seleccione la butaca H-15 y corresponda a una película de animación, durante treinta y dos días su realidad tendrá doble textura; por un lado, advertirá la vida en formato real, pero en otras, de repente, su mundo se transformará y percibirá un universo de colores brillantes, atmósferas alucinantes, voces expresivas, gestos exagerados y proporciones inauditas. Si su entrada es la H-16 y se exhibe un remake, vivirá de nuevo situaciones que creía superadas: relaciones familiares o de pareja conflictivas, amistades utilitaristas, asuntos laborales insufribles, además de traumas y enfermedades, ocurrirá con ligeras variaciones en los detalles, pero la sensación de infortunio será idéntica. En el caso de elegir la butaca I-1 y tratarse de una película Serie B, a lo largo de dieciséis días deberá movilizarse en bus de servicio público, comer arroz con huevo día y noche, ponerle agua al champú, reparar el puente de las gafas con cinta adhesiva, sustituir la hamburguesa de bife angosto por la de lentejas… en fin, la vida pondrá a prueba su capacidad de improvisación. Si usted compra la I-2 y pertenece al género de ciencia ficción, al siguiente día aparecerá en su cuarto, antes de la salida del sol, un ser de color gris y cuerpo alargado, cuyos ojos, unas formidables esferas negras, lo observarán con curiosidad y hambre; un minuto después descubrirá que se halla dentro de una red infinita, que se encuentra en algún lugar entre el mundo conocido y una dimensión imposible. Si usted opta por la butaca J-3 y siente una impetuosa atracción erótica por la estrella de la película, durante los siguientes veinticinco días vivirá con este personaje una relación tan real, que no sabrá distinguir entre su vida cotidiana y el espejismo; usted y su astro deambularán por los parques más hermosos de la ciudad, harán el amor en donde les venga la gana, se contemplarán desnudos bajo la luz de soles picantes, irán juntos al desierto, el campo y la playa. Si usted selecciona la butaca J-4 y se trata de un film gore, durante treinta y cinco días no debería resultarle extraño quedar salpicado con sangre en un parqueadero, encontrar vísceras en cualquier esquina, una falange en el mostrador de una tienda o un globo ocular en el tablero del cajero automático. Ahora bien, si usted toma la silla J-16, la última de la sala, y se trata de un mediometraje, es decir, de una película con una duración que oscile entre treinta y sesenta minutos, usted morirá súbitamente en el curso del próximo año mientras hace la fila para comprar el pan, pero no se angustie, será un ataque fulminante que lo dejará exento de martirios; la suya será una dulce y casi heroica muerte, una versión modesta y contemporánea de la de William Wallace en Braveheart. Su última palabra no será dicha en medio de agonía, de ninguna manera, será un grito: “¡Libertaaaaad!”, y su suspiro final no será de pánico, sino de sosiego. Debe saber, por último, que entre los demás compradores de pan, muchos de ellos fans de la Cinemateca, usted, con su rostro inerte será objeto de admiración, irradiará la plenitud de alguien que ha comprendido, al menos durante un segundo, que el cine es la mentira que nos muestra la verdad, mientras que la vida es una verdad que, a menudo, se disfraza de mentira.

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Sonia Ramón. Bogotá, 1978. Desde 2009 se desempeña como asesora editorial independiente. Textos suyos han aparecido en revistas literarias de Colombia, Chile, Venezuela, México, Argentina y España.  Sus verbos imperantes son leer, escribir y cocinar. Más en www.soniramon.com