Peshang Sherzad (پێشەنگ شێرزاد) es un poeta kurdo, nacido en la ciudad de Halabja en 1998. Comenzó a escribir a los 19 años de edad y actualmente es uno de los autores más jóvenes reconocidos en Kurdistán. Pertenece a la Generación Posrevolución, que surgió después del 1991 tras el éxito de la revolución kurda contra el régimen baazista de Saddam Hussein en Irak. En 2021, entre 110 candidatos, ganó el premio internacional Galawej (گەلاوێژ), uno de los galardones más icónicos de todo el Medio Oriente, y así como también recibió un premio honorífico del Ministerio de Cultura de la Región del Kurdistán en 2022. Peshang Sherzad publicó su primer poemario con el título Escucho que la vida no me llama en Balinde Poetry, la famosa editorial de poesía, en 2021. Tuvo eventos de lectura de poesía en varias ciudades. Apasionado lector, admira la poesía hispánica de autores como Octavio Paz, César Vallejo, Federico García Lorca, Jorge Luis Borges, Pablo Neruda y Ángel Guinda. Se tatuó el cuervo y el gato negro de Edgar Allan Poe junto al símbolo zodiacal de su amante en el brazo izquierdo. A veces esboza poesía en versos. Actualmente reside en la ciudad de Slemani. En cuanto a sus proyectos actuales, destacan: la temática de escribir sobre la guerra civil, más precisamente la guerra de matar a los hermanos, tanto como el genocidio de Halabja, que fue el mayor ataque químico dirigido contra una población civil en la historia. Sucedió el 16 de marzo de 1988, durante los últimos días de la guerra entre Irán e Irak, el régimen baazista de Irak masacró la ciudad de Halabja con gas venenoso, como parte del proyecto la Operación al-Anfal. El ataque le arrebató la vida a más de cinco mil kurdos inocentes y dejó a más de diez mil heridos, incluyendo a algunos familiares del poeta. Peshang Sherzad ha publicado tanto en revistas como en plataformas, donde muestra su poesía traducida al persa, y ahora, por primera vez, al español.

El octavo día

Seguí el polvo de tu partida

perseguí tus ojos

llegué al octavo día de la semana

quité la cortina de la ventana de los siete días

canté sus pérdidas

Contigo

vivo

en el octavo día de la semana…

La noche invertida

La noche trae sus estrellas a morir

las estrellas por la noche se tiran a morir

la noche tiene los clavos listos para morir

la noche no es hogar

la noche no puede cantar

¿Cómo puede la noche conocerme a mí, un extraño?

pero

lo que ha oscurecido la noche

no fuiste tú

son las estrellas y

no me preguntes cómo.

No digas que la noche en sí misma es oscura

no digas que las estrellas son el resplandor de la noche.

Existen relámpagos que son hogar para la noche

y existen fuegos que pueden borrar la noche,

entonces no digas nada.

Diciendo por qué la noche es así,

¡Se cae otra estrella desde el cielo!

y la noche se hace más oscura…

Con mis estrellas,

con mis grandes carbones,

con todas las noches de mi muerte,

con todos los muchos Yo de la noche,

te estoy esperando…

Salí de este cuerpo en un viaje de muerte para volverme pronto

miré hacia atrás y no había un solo brillo al que decir; toma mi mano.

¿Dónde está tu lluvia?

¿Dónde están tus maldiciones?

¿Dónde está tu ejecución y tu soga?

Soy la única noche,

cuando me enciendes; ¡mi oscuridad no aparece!

Lo que ha desnudado al día no es esperanza,

el día es más viejo porque no puede ser feliz con sus amaneceres

su corazón es más viejo que la brisa que lo hace temblar

Lo que ha desnudado al día no es esperanza

sino amor, sólo amor y nada más.

¿Qué tienes que ver con la sombra? no busques en ella,

morimos de pie a la luz del día, tampoco lo busques.

La sombra es la ilusión de la libertad,

no somos libres, mi amor.

Estoy enamorado, no he entendido el amor

sólo he visto sus fosas comunes

la libertad no ha traído buena suerte a mi lengua,

no hay canto en la libertad.

¿Qué sombra te ha cantado, excepto la poesía?

¿Qué libertad hay si sus fronteras están tan lejos de aquí?

Quisiera llamarte

estás

tan, tan

tan, tan

tan, tan 

lejos.

Cuando deseaba mis alas,

pensaba mientras volaba.

Cuando mis alas rotaron, 

Me pregunté ¿cómo puedo limpiar el polvo de mi corazón?

Mis alas son la muerte y mi corazón es la vida,

tus mechones son más vida…

Yo creo en una noche y un día

en una libertad

en un viento que se duerme en la noche.

¿Puedo tomarme una foto a tu lado?

¿No debería llamarte?

¿Haré de mis alas un paño blanco para tus lágrimas?

¿Haré del día tu estatura?

Me mereces tanto como a la libertad…

Tierra mía

Oh tierra mía

oh mi identidad 

oh madre de mis dolores

oh mi lengua callada

ábreme tus brazos.

Te colgaré como una daga en el capullo del tiempo

para que puedas rasgar el manto de mis sueños,

no como si fueras una asesina

ni porque tus uñas son largas

para llegar a mis profundidades,

sino porque me gustaría

que mis sueños lloren y rían dentro ti

quiero ser tu hijo

que amamantes a todos mis sueños incumplidos

Sueño tanto con tu cuerpo

para no desperdiciar 

ni una gota de leche de tu virginidad…

(Traducción del kurdo por Jiyar Homer & Elías Olaviaga)

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Jiyar Homer ژیار هۆمەر (Slemani, Kurdistán, 1996), traductor y editor kurdo, miembro del colectivo Kashkul, el Centro de Artes y Cultura de la Universidad Americana de Irak, Slemani (AUIS). Editor de la revista literaria Îlyan. Habla kurdo, inglés, español, portugués, árabe y persa. Sus traducciones se han publicado en 26 países. Ha traducido para varias revistas de Kurdistán a diversos autores latinoamericanos como Borges, Cortázar, García Márquez, Roberto Bolaño, Rulfo, Paz y Neruda. Entre sus obras en forma de libro se incluyen El Pozo de Juan Carlos Onetti y La ciudad de vapor de Carlos Ruiz Zafón.

Elías Olaviaga ئیلیاس ئۆلاڤیاگا (Misiones, Argentina, 2000) estudia varios tipos de traducción en la Universidad del Aconcagua, Mendoza y en la Universidad Tecnológica Nacional, Facultad Regional Resistencia. Sus proyectos actuales incluyen una traducción al inglés del poeta mexicano Antonio León, en colaboración con Shook. Reside en California. Con Jiyar Homer, ha co-traducido selecciones de poetas kurdos.

En portada: Peshang Sherzad.