Kelly Martínez-Grandal

I

Nacer en una isla, lo sabemos, es nacer signado por el mar. No es cliché: el mar nos oprime y también nos calma. Poder mutable, intentamos descifrar su rumor.

Es desde ese intento que Samir Delgado escribe País Natal, publicado en 2024 por El Sastre de Apollinaire, una bitácora de los mares que componen su atlas personalísimo. Dividido en tres partes, en estas páginas se unen el Atlántico tinerfeño, el de la isla de Ré, el Pacífico mexicano o el Caribe puertorriqueño para tejer un macrocosmos donde cada territorio se manifiesta en su ser individual, pero también en su disolución, porque el agua borra, conecta, purifica:

…en un diálogo que escapa de los hombres. Y

te reconoces al salir del agua como siendo

el niño que eras.

Así, Samir Delgado recupera y pierde constantemente su mar primero, de cuyo hechizo no puede librarse; gana otras playas que se mezclan en la memoria.

Timbre perpetuo, sinfonola del millón de cigarras en la historia universal del aire, soliloquio atlántico del corolario de los alisios en el crisol del mediodía, gong ultramarino.

II

Conozco su mar, las caletas volcánicas tan distintas a mis pequeñas bahías transparentes. Me produjo pavor. Sé que detrás de la textura colorida, intrincada, a veces frágil de estos poemas de Samir hay barrancos, Sahara, lava vibrante. Lo llamo Samir en estas líneas, no “Delgado”. No está muerto, no escribo una tesis y también lo conozco. De hecho, aunque fui a Tenerife por asuntos familiares, ya había tendido un puente con la isla gracias a él, al trabajo que realiza con Trasdemar, revista especializada en literatura insular. Poeta archipelágico, sabe que las islas son variaciones de una misma música y las recrea en este libro. Su mar me da pavor, pero también me resultaba extrañamente familiar.

III

En las mitologías isleñas, en su historia, siempre ha estado el personaje que se aventura más allá del horizonte. Llamado por quién sabe qué, guarda la memoria de la casa original, que superpone y contrasta en todas partes. Este libro no parece un nostos, ese antiguo canto marino, pero debajo de las imágenes vertiginosas que lo componen, se esconden pequeñas nostalgias. Para descubrirlas hace falta bucear, leer muchas veces, pasar un umbral primero donde lo pictórico (color, objeto, luz, composición) sirve para fundar una poética en la que cada paisaje, cada playa parece decirse a sí misma desde el ojo que contempla. No en vano, en el último tramo del viaje se encuentran Saint-John Perse –uno de los poetas caribeños que más peso dio a lo visual– y el pintor escocés Peter Doig, durante mucho tiempo asentado en Canadá. La escritura de Samir es, sin duda, escritura plástica.

Toda su luz irradia una soberanía

máxima, se emancipa de inmediato, no se reduce a la órbita

de los espejos, la fuerza de la imagen va más allá de la sintaxis.

Y en esa poética contemplativa diluye, además, el “yo”; esa otra isla que se transforma en voz omnisciente. Es un libro de sus viajes, pero no es necesariamente autorreferencial. Samir escribe sol, orilla, arena. Escribe pez y escribe pájaro. Sospecho que a veces lo hace bajo el agua: como si los sonidos le llegaran apagados y la luz fuese apenas baile que roza la superficie. Luego saca la cabeza y todo es chispa, revelación.

IV

Para tocar el gong ultramarino hace falta conocer la melodía de muchas mares. Samir escucha. Con el mazo, golpea luego una superficie líquida y broncínea que es también la de las palabras.

La noción real de la vida y de la muerte habita un

último puñado de arena, más allá del mar vuelto país amado,

vendrán otros sueños a estos días del planeta.

Porque la historia del océano es nuestra historia. Origen, somos asimismo las travesías de los barcos, las cargas que llevaban a cuestas, los cuerpos que descansan bajo las olas. El isleño lo sabe, está obligado a saberlo. Poeta de isla, en todas partes Samir ha nombrado su verdadero país natal: la belleza y la furia del agua.

En Miami, en 2025

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Kelly Martínez-Grandal (La Habana, 1980). Cubana, creció en Venezuela. Licenciada en Artes y Magister en Literatura Comparada por la Universidad Central de Venezuela, es escritora, investigadora, y curadora de fotografía. Ha publicado los poemarios Medulla Oblongata (2017) y Zugunruhe (2020), y el libro de cuentos Muerte con campanas (2021).