A primera vista, el título del presente documento podría parecer ambicioso, incluso ostentoso; por igual, sería muy prolijo enumerar los movimientos artísticos que se vinculan a ciudades específicas, particularmente en algunos casos donde la urbe en cuestión es la cuna de la corriente o grupo.

El Jazz no nació en New York, y alguien podría pensar que esto podría colocarle en una posición de constituir otra simple parada de un arte itinerante. Tal vez un punto más en un diagrama imaginario, que se inicia en New Orleans y se va contracorriente por el Mississippi, se las arregla para llegar a Chicago, y después de este largo y original recorrido llegar a la gran manzana para desde allí convertirse en el trotamundos que todos conocemos hoy.

Aunque sobre-simplificado, este esquema es razonablemente veraz. El Jazz no nació en NY, sin embargo, su gran salto al mundo fue catapultado desde esa ciudad cosa que por supuesto no constituyó un hecho resultado del azar. El desarrollo, la consolidación del Jazz como una forma de arte, que, aunque ecléctica, era genuinamente made in USA, ocurrió en New York. En Harlem, en la calle 52, en Greenwich Village, y en cada rincón de los cinco distritos de la ciudad.

No es de extrañar entonces, que la ciudad haya sido la musa para inspirar decenas, sino centenares de composiciones de Jazz, dedicadas a evocarla. A la ciudad, o a alguna estructura o personalidad asociada a ésta. De hecho, muchas llevan su nombre, o algún otro, que hace a la canción fácilmente identificable con New York.

Al mismo tiempo, siempre he pensado que en el “cancionero de NY”, hay una gran profusión de canciones, cuyo título no menciona ni a la ciudad, ni a nada, o nadie reconocible como parte de ésta. Algunas de esas piezas, a mi parecer, se encuentran dentro de las más importantes de las que giran en torno a la gran urbe.

De ahí, que he decidido resaltar y hacer un breve comentario de mis composiciones favoritas sobre New York, o algunos de sus habitantes, o estructuras, y que la mayoría de las personas no saben que tiene algo que ver con la ciudad, a menos que le hayan contado su historia. Esto último, precisamente, es lo que pretendo en el presente artículo ya que se han hecho muchas listas de canciones de NY, pero ninguna, que yo conozca, basada en esta premisa.

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Hay una excepción en el texto. Se trata de un compositor que dedicó parte importante de su obra a NY. Tratándose de que lo considero un héroe no cantado del Jazz relativamente poco conocido, he decidido incluir algunas de sus composiciones. Finalmente, el único orden en que se encuentran las composiciones es en el que me vinieron al recuerdo. 

Take the A Train

No existe ninguna composición más emblemática y representativa de la Ellingtonía que el tren A, una de las rutas más largas del tren urbano de New York. Aún cuando no es una composición del Duke, sino de Billy Strayhorn, durante mucho tiempo no estuvo ausente de las presentaciones o conciertos de la gran banda ya que fungía como tema de opening y closing. Desde su lanzamiento ha sido grabada centenares de veces por “todo el mundo en el negocio” incluyendo el propio Duke quien lo hizo en innúmeras ocasiones. Mi versión favorita es la del álbum “Piano in The Background”, un Columbia grabado en 1960, del cual existen múltiples reediciones tanto en vinyl como digital. 

Es muy improbable que alguien que esté leyendo esas líneas, no haya escuchado, y hasta quizás bailado, esta portentosa pieza.

The Bridge

En el año 1959, Sonny Rollins, ya considerado por muchos el principal saxofonista tenor de sus tiempos (que, dicho sea de paso, parecen eternos, ya que está aún vivo a sus 89 años), decidió retirarse temporalmente de la escena musical porque no estaba conforme con su nivel como intérprete de su instrumento. Decidió simplemente, que tenía que estudiar y practicar “un poco más”. 

Ese autoimpuesto exilio duró tres años. Gran parte de los días de esos tres años (“15-16 horas por día”), los pasó cruzando a pie el puente Williamsburg que une Manhattan y Brooklyn. Mientras caminaba, ó deteniéndose, Rollins practicaba con su tenor. Al reaparecer, en el año 1962, lo hizo con el álbum que tituló “The Bridge” que contenía una canción homónima escrita para honrar a ese puente que le permitió “aprender un poco más”.

Aquí debo confesar que, aunque me encanta el álbum y la canción, no estoy muy seguro de que el Rollins que emergió de su retiro sea un mejor ejecutante del saxo tenor que el de los 50’s. Sin embargo, la pieza ha pasado a ser un ícono de la ciudad.

Sid’s ahead 

Esta es una de las más interesantes composiciones de Miles Davis y es solo la primera de varias dedicadas al mismo personaje por varios compositores. El Sid del nombre se refiere a Sid Torin, célebre neoyorquino mejor conocido como Symphony Sid. Los lectores que gustan de la música latina probablemente vieron la fantástica película “Our Latin Thing” de las Estrellas de Fania. El maestro de ceremonias del show en el nightclub Cheetah de NY, fue Sid. Es el del pelo blanco que aparece hablando en inglés con una gorra de marinero.

Pero la asociación de Sid con la música provenía de antaño. En los 40’s, él había sido maestro de ceremonias de varios templos del Jazz en vivo en NY. El Royal Roost, que los domingos al final de la mañana, se convertía de pica pollo (era un restaurant de pollo frito) en club de Jazz. En él comenzaron a presentarse en matinée las principales estrellas del Bebop. Se dice que fue el propio Sid que bautizó el lugar con el singular nombre “The Metropolitan Bopera House” en alusión a la Opera de New York y al Bebop. La lista de músicos que desfilaron por el Roos, es un Who’s Who de la historia del Bebop: Charlie Parker, Lester Young, Ella Fitzgerald, Bud Powell, Fats Navarro, Miles Davis. De todos los anteriores hay grabaciones en especial en el sello ESP (Esperanto). Del Royal Roost, Sid pasó a la maestría de ceremonia, del aún más célebre club  Birland (“The Jazz Corner of the World”). 

Conjuntamente con su trabajo como presentador, Sid era el más famoso discjockey radial de Jazz de los Estados Unidos en las décadas de los 40’s y 50’s. En su programa de los viernes en la noche eran entrevistados una gran cantidad de músicos importantes entre los que Miles Davis era un habitué. Ese programa dominaba por completo la escena radial jazzística de NY.

Volviendo a la canción de marras, Sid’s Ahead es un Blues poco convencional con un discurso elíptico de los solistas principales (Davis y John Coltrane). Es la canción más larga del álbum (unos 13:33 minutos, lo cual la hace inusualmente extensa para una canción de estudio en el año 1958). Y aunque ese álbum incluya otras canciones que fueron más populares, esta es mi favorita del disco completo. Mas, aunque esté dedicada al quinta esencial newyorkino, no crean ustedes que fué la única. “Jumping with Symphony Sid”, de Lester Young, y “Symphony in Sid” de Illinois Jacquet, son dos ejemplos más del rol tan importante que jugó este nativo de NY en el Jazz de los 40’s y 50’s.

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Hemos ya mencionado Birdland uno de los pocos templos del género que aún permanecen abiertos en NY aun cuando no se encuentra en su antigua localización, en Broadway, sino en la calle 44 cerca de la 8va avenida. Birdland, no solo ha sido uno de los locales más importantes en lo que respecta a acoger músicos y bandas de Jazz, el nombre se explica por sí mismo: cuando se inauguró en 1949 Charlie Parker estaba en la cúspide de su carrera y Birdland fue además el club al cual probablemente le hayan dedicado más composiciones. De ellas, considero que hay dos que se destacan por su trascendencia. 

Lullaby of Birdland es un trabajo del inmenso pianista George Shearing. Este, no solo era blanco, sino que era inglés; ciego de nacimiento, ha sido uno de los más grandes pianistas de la historia del género y un soberbio compositor. Creo que Lullaby of Birdland es su opus magnum, la dedicó al club y a su propietario Morris Levy. De nuevo, podrá usted escoger entre decenas de versiones, pero si solo puede optar por una para pasar el resto de su vida, váyase con los ojos cerrados con la versión de Sarah Vaughan del álbum Sara Vaughan with Cliford Brown, Emarcy / Mercury, 1954. Si la escucha, le aseguro que, de ahí en adelante, su vida no será la misma.

Birdland 

Ya que estamos en Birdland, qué les parece si nos vamos con la canción de Weather Report, que se llama simplemente así, como el club. Pertenece a su 8vo. álbum, Heavy Weather. Personalmente, el Weather Report significativo, influyente, vanguardista, cesó casi por completo luego de su 3er. trabajo, Sweetnighter. Sin embargo, hay dos composiciones de Heavy Weather que me resultan muy atractivas. Tal vez no es coincidencia que ambas estén relacionadas con lugares icónicos de NY. De ellas, me parece que Birdland es superior; nos recuerda al Weather Report de principios de los 70’s. El “de a verdad”. 

La otra canción de este álbum a la que hemos hecho referencia es Palladium.

Existieron dos Palladium en NY. A cualquiera de los dos, o incluso a ambos, pudo haber estado dedicada esta composición de Wayne Shorter. Pero al escucharla, se hace evidente, que es para el Palladium Ballroom. Su latin beat no deja ninguna duda. Heavy Weather ha sido uno de los mayores éxitos comerciales de Weather Report, y es fácilmene conseguible en formato análogo o digital en el sello Columbia reediciones de Sony Music.

Por cerca de 20 años, desde finales de los 40’s a mediados de los 60’s, el Palladium Ballroom fue la meca de la música latina con énfasis en Big Bands. La influencia del Jazz era enorme pero no es de extrañar que ocurriera otro tanto, también a la inversa. Situado en la calle 53, el Palladium estaba a escasos metros de la calle 52, el corazón del Jazz. En la audiencia del Palladium nunca faltaban los Jazzmen de la calle 52; los Parker, Gillespie, Davis, y (ojo) los George Russell, entre tantos.

No es tampoco al azar que las principales atracciones del Palladium fueran tres hombres con sus respectivas orquestas que jugaron un papel estelar en las fusiones de Jazz con ritmos latinos: Machito, Tito Puente, y Tito Rodríguez, “Los Tres Grandes” del Palladium. 

Hemos mencionado a George Russell, y a él es a quién nos referimos arriba como “héroe no cantado”. Russell, relativa e injustamente poco conocido, es para mí uno de los diez compositores más importantes de la historia del Jazz. Aunque nativo de Cincinnati, se realizó como músico en NY donde llegó a mediados de los 40’s para convertirse junto a Monk, tal vez en el “más neoyorquino” de los músicos de Jazz no nacidos en esta ciudad. De Hecho, una de sus últimas bandas en los 70’s se llamó “New York Band”.

Hospitalizado por más de un año con tuberculosis, Russell creó el llamado método Lydiano cromático de organización tonal. Una forma completamente nueva de acercamiento a la composición musical. Pero esto no es todo con Russell, quien era un músico con entrenamiento clásico ya que no sólo fue embrujado por el Jazz; al mismo tiempo se convirtió en un amante de la música latina. Fue así como compuso para Dizzie Gillespie Cubana Be- Cubana Bop, pieza en la que el gran percusionista cubano Chano Pozo, ya para ese entonces, un residente de NY, tuvo una destacada actuación. 

Compuso luego otro trabajo seminal, “A Bird in Igor’s Yard”, que como implica su nombre, intenta hacer un sincretismo entre la música de Igor Stravinsky y Charlie Parker. En 1959 llevó a cabo el que considero el más grande homenaje discográfico a la ciudad de NY. Publicó el álbum, New York, NY, (Decca, reediciones de MCA) que incluyó, entre otros, a John Coltrane, Bill Evans, Max Roach, Beny Golson y Art Farmer. Este álbum, no solo contiene composiciones de Russell, todas alusivas a la ciudad (Manhattan-Rico, A Helluva Town), sino que presenta arreglos de composiciones de otros. De estas, el medley de “Autumn in New York y How About You” es realmente algo fuera de este mundo. Aunque aprovecho aquí para dejar consignada mi versión favorita, “manos abajo” de Autumn In New York, la de Chico Freeman de su álbum Spirit Sensitive sello India Navigation, que ha sido reeditada por Analogue Productions y está disponible comercialmente.

¿Qué hacer con Monk y NY?

Thelonious Sphere Monk tampoco es un nativo de NY, pero la historia del Jazz en esa ciudad no puede escribirse sin él, uno de los compositores más interpretados y grabados por prácticamente todo el mundo en el negocio. Y no nos detengamos a hablar de su técnica como pianista, idiotamente puesta en entredicho por algunos, entre ellos, nada más y nada menos que Oscar Peterson. Veamos brevemente algo de Monk y NY.

https://www.youtube.com/watch?v=Ae0nwSv6cTU

52nd Street Theme 

Por supuesto, honrando a la calle 52, de la cual no hay mucho que decir, meca del Jazz a finales de los 40’s y principios de los 50’s. Toda una hilera de clubes de en una misma calle prácticamente uno al lado del otro donde se les facilitaba a los músicos ser una de las atracciones principales en un lugar e ir como invitados al lado. O participar en más de un Jam Session After Hours convirtiéndola en el tema de muchas de las bandas del momento. Esta pieza es fácil de conseguir en una de las múltiples versiones, mi favorita es la del álbum Charlie Parker Radio Broadcasts From The Royal Roost. En este disco, el anunciador es Symphony Sid y se puede escuchar una breve entrevista en la que Sid le pide a Parker que comente sobre su trabajo reciente con Machito. Simplemente inmortal. 

El álbum Brilliant Corners (Riverside 1957 con múltiples reediciones en análogo digital), contiene dos composiciones medularmente neoyorquinas, aunque podrían pasar desapercibidas como tales: 

Pannonica (en la que Monk toca una Celeste, amén del piano) está dedicada a la Baronesa Kathleen Annie Pannonica Rothschild de Koenigswarter, gran Matrona y Mecenas del Bebop. Esa mujer, nacida en Inglaterra, pero con profundas raíces en la nobleza continental europea, abandonó a su marido, un héroe de guerra francés, y a sus hijos, y decidió mudarse a NY para disfrutar mejor su gran pasión, el Jazz. Allí se convirtió en protectora económica (y se rumora que también amante) de algunos de los Bopers más prominentes en especial Charlie Parker y Thelonious Monk. En sus habitaciones del hotel Stanhope falleció Charlie Parker el 12 de marzo de 1955.

Pannonica, (la canción) es extraña, aunque excelsamente bella (supongo que el uso de la Celesta, me influye a llamarla Excelsa, y por qué no?, también extraña).

La noche que murió Parker ocurrió una tremenda barahúnda en el hotel Stanhope. La presencia de curiosos, policías y reporteros alarmó a los propietarios. Esto condujo a que la baronesa, con todo y los Rothschild (que a la sazón la habían desheredado) se mudaran a otro hotel cercano, el Hotel Bolívar. Allí continuaron las no siempre silenciosas reuniones y es de ahí que surge entonces “Ba-Lue Bolivar Ba-Llues Are (Bolívar Blues) que, como su nombre indica, es un blues, aunque poco convencional. De hecho, no hay nada convencional en el álbum Brilliant Corners.  

No me ha resultado nada fácil encontrar un final adecuado para este trabajo: Monk hizo también Blues at Five Spot; Ornette Coleman hizo un álbum titulado New York is Now y existe una versión grabada de “Holiday For a Graveyard” compuesta el día que murió John Coltrane y ejecutada por su cuarteto durante el funeral en la iglesia.

Este trabajo no intenta ser una pieza exhaustiva sobre el tema, aún luego de delinear las reglas del juego porque nunca existirá espacio suficiente para hablar, ni de New York, ni del Jazz. Mucho menos, de ambos a la vez.

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Jorge Marte Báez es médico y melómano.

Nacho Guevara (Costa Rica, 1973) trabaja como fotógrafo freelance en la ciudad de New York. Durante diez años actuó y produjo teatro a nivel nacional e internacional y trabajó como instructor en el National Museum of Mexican Art.

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