A manera de introducción, algunas definiciones de nuestro carnaval: “es el resultado histórico de la formación social dominicana, la cual ha convertido en una expresión social subversiva” (Dagoberto Tejeda); “es la primavera de la cultura popular dominicana” (Avelino Stanley); “es la madre de todas las fiestas” (Marco Polo Hernández).

Sea lo que fuere, en el carnaval dominicano pueden estar presentes todas las expresiones del arte.

Antecedentes históricos y orígenes

Queremos apuntar que no hay documentos que sustenten que su inicio fuese en el período de la colonización, ni que Fray Bartolomé de las Casas viera alguna actividad de carnaval. Cuando Colón vino, no había carnaval en Madrid y no es lo mismo España que españoles: los colonizadores iban en busca de oro, es decir, hacerse ricos. El carnaval de Madrid comenzó en 1739, durante el reinado de Fernando VI, en el Teatro de los Caños del Peral se presentaron óperas italianas, teatro y bailes de máscaras. (Madrid, Corte y Villa, Tomo I, pág. 76).

Sobre las raíces africanas, solo se puede documentar La Tumba Francesa en la parte Occidental y que llegó a Cuba por la migración de los franceses de Haití, debido a la revolución haitiana.

Desde el siglo XVI se hicieron presentes numerosos negros, que fueron vendidos como esclavos por ingleses y portugueses. Los españoles nunca vendieron esclavos. Al final del siglo XVI, en el Caribe había ciertas regiones que no tenían población indígena y solo trabajaban esclavos negros. (Ver: Historia de la Iglesia en América Latina, edición de mayo de 1992).

Disiento de algunos aspectos: 

  1. Que “El diablo” sea el personaje central y que en cada pueblo lo llaman de manera distinta. Sí estamos de acuerdo en que las máscaras predominan en la mayoría de los carnavales. Las de los de La Vega y Santiago pueden competir a nivel mundial.
  2. No compartimos que se exista un Gagá dominicano.
  3. Hay que separar la religiosidad popular dominicana del carnaval, aunque éste esté presente en algunos de los casos, como son los Brujos de San Juan.
  4. La cultura Cocola –llámese Teatro Danzante de los Guloyas– que aparece en el carnaval, representa a San Pedro de Macorís.
  5. Reconocemos que la creación del Desfile Nacional en 1983, de la mano de Dagoberto Tejeda, le dio otra dimensión al Carnaval dominicano, ya que lo clasificó en categorías, como son: temática, histórica, tradicional, fantasía, entre otras. Esto hizo posible que cada provincia y municipio fuera en busca de su identidad, para tener una participación en el Desfile Nacional, convirtiéndose este en el desfile de mayor diversidad que pudiéramos ver.

Desde mi óptica, me inclino a ver el carnaval como una industria cultural. Cabe destacar que, desde la lógica turística, el carnaval es de hecho una industria cultural, por lo que exige cierto grado de espectacularidad, que es el tema a tratar. 

Expansión del carnaval por todo el territorio

En La Vega, estandarte importante de la economía, comenzó en 1993, cuando Ucave y Microondas Nacionales firman un acuerdo de comercialización, que por cadena productiva mueve unos RD$300 millones. Dagoberto Tejeda solía decir que a un loco en La Vega se le ocurrió romper con la tradición, y dio resultado al ganar con la comparsa Éxtasis de carnaval, el carnaval de salón, en 1982. Las clases media alta y media se fueron al pueblo, teniendo La Vega un carnaval policlasista. Se integran empresas con grupos como Los Truenos del Banco Popular, Los Toros de Induveca, Los Soberanos de Cervecería Vegana. Pero los de mayor impacto fueron Los Dukes de Baninter, grupo al cual se integra el empresario Luis Medrano, y es en 2004 que se dan los primeros pasos para luego convertir La Vega 2006 en el modelo de industria del Carnaval. Ucave pasa a apoyar todos los carnavales del país; Luis Medrano a comercializar desfiles en Barahona, Azua, La Romana. Este a su vez es el comercializador del carnaval de Bonao. Cabe destacar el apoyo del desaparecido Willy Rodríguez y la Z-101, sin los cuales no se hubiese logrado el éxito. Así comienza lo que Dagoberto Tejeda llama la veganización del carnaval en su libro Carnaval dominicano (pág. 541).

En 2008 se inicia el único Carnaval turístico de la República Dominicana, el Carnaval Punta Cana; y en 2009 crean sus grupos Tres Caras y Musas del Coral. Hago mención de este modelo porque es un referente para el futuro del Carnaval dominicano como marca país. Con los aportes de éste y de Ucave a un grupo de creativos previamente seleccionados se aceleró el proceso hacia el espectáculo, y en 2011 Ucave crea Ucadi en el Distrito Nacional. Se dan aportes por primera vez, y comienza su comercialización simultáneamente. Otro aporte del Carnaval Punta Cana es la participación de delegaciones internacionales. Entre las más destacadas está Curazao con su banda de carnaval.

José Miguel Llaverías rompe la tradición con los Guasones en Santiago, 2008, para que hoy la Ciudad Corazón tenga uno de los carnavales con mayor diversidad, como los elegantes lechones que con sus fuetes completan la espectacularidad, sin perder de vista cómo crece la fantasía con las muñecas tabacaleras y caramanches. A su vez Juampa, Ramona Viloria y María Eugenia, a base del papel y la hoja de plátano llevan al carnaval de Cotuí al espectáculo. 

Carnaval en tiempos de pandemia

Aunque significó un paro repentino, la pandemia debe considerarse como un período de preparación para los cambios:

  1. Los ayuntamientos que no tienen en sus presupuestos una partida para los carnavales deben permitir que las uniones del carnaval tengan poder de decisión.
  2. Trabajar con las escuelas de música de carnaval. Esto se puede lograr con la tanda extendida del Ministerio de Educación y la reapertura de academias de música en los ayuntamientos.
  3. Los carnavales emblemáticos deben tener una semana de carnaval, para convertirlos en turísticos.
  4. Deben pagarse derechos de radio y televisión.
  5. Apertura a marcas y medios.
  6. Tomar en cuenta que hay modelos que agotaron su ciclo, como el de La Vega.
  7. El Ministerio de Cultura, junto al Viceministerio de Identidad y Ciudadanía y FEDOCA deben trabajar una agenda para todo el año.
  8. Lograr un espacio con dimensión y alcance para hacer un montaje para el mundo, donde puedan desfilar de 1000 a 2000 carnavaleros de los carnavales más espectaculares y con la posibilidad de que se pueda realizar de noche.

La familia Reyes Pérez de Puerto Plata, de su participación tradicional en el Desfile Nacional de Carnaval, se expande en Punta Cana hacia la fantasía como la mejor revista de carnaval, ganadora de Kanivarú 2020. A mi entender, la mejor banda del carnaval dominicano es Yucahú Banda. Es oportuno destacar a los pintaos y los diablos de Barahona, así como las fotos del año 2005 del New York Times en el desfile de La Vega. San Juan Carnaval en altura con el uso de zancos y su diversidad de comparsas. El mejor espectáculo es el de Los Brujos, que han elevado el carnaval de Barahona. Baní, con Rochy Pérez y su Robalagallina, con una coreográfica en marcha espectacular han marcado un hito en el carnaval dominicano. Río San Juan, con su carnaval marino, un destino que no se puede perder. A nivel de espectáculo se mantienen: Gala de Víctor Erarte, Kanivarú y la noche pre-desfile, con muestra nacional e internacional Punta Cana.

Nuestra propuesta es que se haga en Santo Domingo El Carnaval de Las Américas, y en La Vega, Ciudad Carnaval. Santiago tiene que buscar su espacio. El Ministerio de Cultura debe propiciar subdesfiles regionales cambiando las sedes cada año, por ejemplo: Región Sur, San Cristóbal, Baní, San Juan, Barahona, y trabajar los carnavales en ciudades como Neiba, Elías Piña y Jimaní.

Por último, tenemos que decir que poseemos la calidad y la cantidad de representaciones carnavalescas como país, pero nos hacen falta políticas de Estado y gobiernos locales que impulsen los carnavales y no que los manipulen. Si crece la industria del carnaval, crecen los carnavales locales y, por ende, se afianzan las identidades.

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Orlando Lora es arquitecto y fue presidente de Unión Carnavalesca Vegana (Ucave).